Escenario

Demián Rugna y la violencia como instrumento del cuento ‘Cuando acecha la maldad’

COBERTURA. El director argentino presentó el pasado martes en el Festival de Cine de Sitges su último título

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El actor Ezequiel Agustín y el cineasta Demián Rugna en Sitges.

El actor Ezequiel Agustín y el cineasta Demián Rugna en Sitges.

EFE/ Siu Wu

El director argentino Demián Rugna habló el pasado martes en el Festival de Cine de Sitges (España) de su último título, Cuando acecha la maldad, la primera película que escogió el certamen para su sección oficial, una historia sobre el maligno y las posesiones demoníacas.

A pesar de que ya hay quien ha señalado que es el filme “más salvaje” de la presente edición, Rugna sostuvo que no se trata de una obra “netamente violenta” y que incluso es “suave”.

“Lo que he querido es que fuera un buen cuento y que la violencia fuera el instrumento de ese cuento. Mi fin no solo es mostrar escenas fuertes”, apuntó.

El cineasta, que en 2017 llamó la atención de un director como Guillermo del Toro por su película Aterrados, llega ahora a Sitges con un largometraje que transcurre en un remoto pueblo rural argentino, en el que dos hermanos descubren a un monstruoso hombre infectado por fuerzas malignas, que está a punto de dar a luz a un demonio.

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Busqué hacer una película diferente, de posesión y de exorcismo, pero que no se pareciera en nada a este tipo de películas. Por ello, lo primero que hice fue que la religión no tuviera ningún tipo de efecto”, destacó.

En cuanto a que tengan mucho peso unos niños, Rugna dejó caer que con ellos “puedes jugar con la idea de que son lo más hermoso que te pasó en la vida, pero en un segundo esa vida puede cambiar y ser lo peor”.

“No he inventado el subgénero de los niños malditos, pero sí me gusta jugar con lo políticamente correcto y los niños son parte de eso”, dijo.

Preguntado sobre la figura del “embichado”, tal como se le denomina en la película, indicó que “es todo inventado, no pertenece al folclore argentino”.

Respecto a si tuvo la sensación de que en el rodaje aparecería el mismo demonio a pedirle explicaciones, el también escritor bromeó con que “el verdadero desafío fue sacar la película adelante, porque tiene unas secuencias que nunca antes se habían rodado en Argentina. El exorcismo fue terminar la película y hacerlo bien”.

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A su lado, el actor Ezequiel Rodríguez, uno de los hermanos protagonistas, Pedro, reconoció que fue “un desafío inmenso” este personaje.

Sin embargo, fue “una experiencia maravillosa, con un recorrido hiperbólico, pesadillesco, sin mucho para especular, porque Demián te pide que estés siempre presente, poniéndolo todo”.

El productor Fernando Díaz, preguntado sobre el auge del cine fantástico argentino, consideró que en los últimos años se “han logrado activar producciones, a la vez que hay festivales que apoyan este cine, igual que el Instituto del Cine”, sin el que no hubieran podido hacer esta película.

“Hay un candidato de la extrema derecha, Milei, que junto a sus secuaces ya ha dicho que quiere cerrar el Instituto del Cine. Es importante ver lo que se hace y no ser tan ignorante, porque su liberalismo a ultranza no le deja ver que somos importantes para el producto interior argentino”, aseveró.