El actor argentino Jorge Rigaud, fallecido en 1984 y cuyos restos fueron a parar a una fosa común de un cementerio parroquial en Leganés (España), es el protagonista de un documental que se propone rescatar la figura de este actor, todo un galán del cine de los años 50 y 60 que acabó sepultado en el olvido.
“Es un caso extremo de muchos otros actores y actrices, en una profesión injusta muchas veces porque el público se olvida pronto de quienes un día le hicieron reír, llorar o emocionarse”, dijo a EFE el realizador español José Manuel Serrano, director de Osario Norte, los últimos días de San Valentín.
Nacido en Buenos Aires en 1905, empezó su carrera en Francia, donde vivía en la década de 1930 antes de regresar a su país, donde se convirtió en “una estrella” en los años 40, como protagonista de más de una docena de títulos.
En un rodaje en Argentina, la actriz y directora española Ana Mariscal le convenció para que viniera a España, contó Serrano.
“Tenía un físico imponente”, explica el director del documental sobre este actor que en los años 60 se hizo famoso en España en su papel de Cupido en películas como El día de los enamorados y Vuelve San Valentín.
Pero con los años, las desgracias empezaron a acorralarle: “cada vez le daban papeles más pequeños, aceptaba todo lo que le ofrecían, incluso algunos papeles que rozaban la figuración”.
La mujer con la que había compartido su vida falleció, se quedó sólo y cayó en una depresión.
Un accidente en principio leve, cuando fue atropellado por una motocicleta en Madrid, desató “una serie de catastróficas desdichas”. La atendieron en el hospital, le dieron el alta y ya en la calle sufrió un desvanecimiento. Falleció poco después en un geriátrico de Leganés, cerca de Madrid.
A su entierro en el cementerio parroquial apenas asistieron personas y de su familia una única sobrina. Diez años después sus restos fueron depositados en el osario del cementerio, junto a otros muchos de forma anónima, ya que nadie se hizo cargo de ellos.
En ese olvido cayó hasta que hace unos años el escritor y cineasta Serrano escuchó hablar de él mientras rodaba en 2012 un documental sobre actores secundarios.
Un día se acercó al cementerio para llevar un ramo de flores, pero no encontraba la tumba y un trabajador le dijo que “había oído que allí se había enterrado un especialista de cine de western”.
En un archivo parroquial encontró el documento que certificaba que, como nadie se hizo cargo del cuerpo, fue sacado de la tumba provisional en la que estaba y depositado en una fosa común.
“Me impactó muchísimo que una persona tan famosa, que había vivido todo el glamour del cine, incluso en Hollywood con Burt Lancaster y Kirk Douglas, acabara en el olvido”, lamenta.
El documental recupera la memoria de este actor, con testimonios como el del actor argentino Omar Calicchio, entre otros que le trataron en los últimos años.
El documental, ya exhibido en un festival en Argentina, ofrece esta semana en Cádiz, la ciudad del director, su primer pase en España.
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