Escenario

‘El exorcista: Creyentes’: Que Pazuzu los perdone

CORTE Y QUEDA. Este jueves llega a las salas de cine la que se pretende reavivar la saga de la conocida historia de terror de William Friedkin, pero es un fallo total bajo la dirección de David Gordon Green

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Fotograma de 'El exorcista: Creyentes'.

Fotograma de 'El exorcista: Creyentes'.

CORTESIA

En 1973 se estrenaría El exorcista (William Friedkin) catalogada de inmediato como la película más terrorífica de la historia por el impacto que causó en su momento, creadora de una tendencia de hacer cintas que muestran en pantalla la eterna lucha entre el bien y el mal en un duelo que, haciendo ecos a aquellos del viejo oeste, enfrentaba al demonio contra un cura que buscaba exorcizarlo del cuerpo de un ser inocente.

Tras dos secuelas, una precuela y una serie de televisión, ahora llega una nueva entrega de esta franquicia, El exorcista: Creyentes (The exorcist: Believer), la cual se posiciona como una de las peores de la misma.

Angela y Katherine desaparecen un día tras salir de clases, reapareciendo tres días después, desorientadas y sin conocimiento de lo que le sucedió. Sus familias pronto comienzan a notar cambios en ellas que les hacen entender que sufren una posesión demoníaca, decididos a luchar por ellas deciden realizar un exorcismo para liberarlas.

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Fotograma del filme.

La cinta es dirigida por David Gordon Green, quien entregara un excelente reboot/secuela de Halloween en 2018, creando una mejor cinta con la continuación de la misma, Halloween Kills pero traicionando todo su proyecto con el cierre de la trilogía. Ahora, con lo que se ha anunciado como una nueva trilogía sobre El exorcista, retoma lo peor de la tercera entrega de su pasada saga, mostrando una película sin pies ni cabeza, demasiado obvia en todo, que descansa en los llamados scare jumps baratos y nada sutiles, cayendo en el puro cliché.

Las protagonistas de la posesión son Lidya Jewett y Olivia Marcum, las que, si bien cumplen con la parte de verse como un retrato de la inocencia en sus primeras apariciones, una vez que tienen al demonio dentro, un grotesco maquillaje y las instrucciones de exagerar al extremo todos sus movimientos, les hacen risibles y hasta molestas para el espectador, además, se suma el recurso de que su voz cambie y sea cavernosa para indicar hay alguien dentro de ellas, lo que fastidia irremediablemente.

En los papeles de los adultos, Leslie Odom Jr. se pasea con rostro de no entender cómo fue que lo convencieron de participar en esta atrocidad, Ann Dowd no se la pasa mejor. La tan cacareada participación de Ellen Burstyn resulta más que forzada y, además, una falta de respeto a su personaje y persona con lo que le hacen pasar en la cinta. Jennifer Nettles y Norbert Leo Butz no pasan de elementos decorativos estereotipados de buenos cristianos. 

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El cineasta William Friedkin.

El exorcista: Creyentes busca emular en muchos detalles a la cinta del 73, el inicio es muy parecido, hay rostros infernales insertados a través de la película, pero no cuenta con su sutileza, con su ritmo, donde la primera se toma su tiempo para ir creando una atmósfera, ir sugiriendo la presencia de algo sobrenatural, aquí se resuelve de forma torpe, precipitada, absurda, por obra y gracias del intento de guión.

En esta ocasión cada niña presenta una religión diferente, mientras la niña blanca privilegiada es cristiana, la afrodescendiente no es particularmente religiosa, su padre pasó por el catolicismo, pero ya no lo practica, y su madre por el hoodoo (una mezcla de prácticas espirituales, tradiciones y creencias creada por esclavos africanos en el Sur de los Estados Unidos que amalgama ritos africanos y cristianos, mezclados con botánico indígena), lo que hace que al final se junten practicantes de distintas religiones para practicar el exorcismo, en lo que parece una parodia mal hecha de los Avengers al grito de diositos unidos. Hay que destacar que en esta ocasión Pazuzu no existe, al demonio nunca se le asigna un nombre, lo que, para los conocedores del género, saben lo que significa en el ritual que se practica.

Destaca que los efectos especiales de esta película se ven totalmente falsos, en ocasiones se puede ver el croma en pantalla y, al repetir la famosa escena del cuello girando de la original, ésta parece ser de principios del cine, mostrando una falsedad que no se percibe en la de 1973. Hasta el audio de la primera es superior en todo sentido, aquí sólo sirve para provocar brincos baratos en aquellos que comienzan a dormitar y deben ser despertados.

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El cineasta William Friedkin.

Si bien esta película se ha manejado en las notas de producción como una secuela directa a la primera, no hay nada en ella, en pantalla, que nos lo haga ver de esa manera, además de que no pareciera tener algo para justificar una trilogía, como se pretende.

A El exorcista: Creyentes le pesa demasiado la losa significa el nombre, las expectativas que tiene que llenar por estar a la altura, si le sumamos que el director carece de las habilidades de hacer un cine basado en atmósferas y que le funciona mejor el burdo de sangre a borbotones, la mezcla resulta complicada. Una cinta que promete mucho por su historia pero que, en los hechos, se queda demasiado corta. Bajo su riesgo.

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