Uno de los grandes héroes de acción de los 80s y 90s llega al mundo de la televisión con FUBAR, show producido por Netflix cuyo showrunner es Nick Santora, la mente detrás de otros programas como Scorpion (2014-2018) o Reacher (2022). Aquí, el veterano Arnold Schwarzenegger se mete en la piel de un agente de la CIA, Luke Brunner, que está en vísperas de su jubilación. Sin embargo, al darse cuenta de un pequeño secreto familiar, tiene que regresar al rudo mundo de los espías con tal de mantenerlos a salvo.
Si a más de uno le suena familiar este tema, es porque la serie no sólo vive de la nostalgia de un viejo héroe de acción que se burla de esos personajes casi inmortales, exagerados e hiper machos a los que le dio vida el ex Gobernador de California, sino que la premisa realmente es muy similar a una de las mejores cintas que este histrión logró al lado de su amigo de toda la vida, James Cameron, a mediados de los 90. Mentiras Verdaderas (1994).
FUBAR no es nada novedosa, pero trata de jugar con la fórmula de mezclar acción con comedia, géneros nada desconocidos para Schwarzenegger, ubicándonos en una ficción actualizada donde el principal giro es ver al veterano guerrero de mil batallas enfrentarse a la misión más complicada de todas: ser un buen padre para su hija, Emma (Mónica Barbaro), con la que parecía tener una excelente relación. Tristemente, las ilusiones eran falsas y el enfrentamiento surge cuando ambos se dan cuenta de que han vivido una mentira toda su vida, pues Luke ahora sabe que su hija es, como él, una agente de la CIA.
Definitivamente algo que sostiene a la serie de ser completamente olvidable es Schwarzenegger, que con su Luke Brunner es capaz de capturar la esencia de esa estrella de la acción clásica sin dar pena. Su capacidad cómica no es tan efectiva como en otras ocasiones, pero realmente ver a Arnold aceptando el ocaso de lo que alguna vez fue, resulta bastante chusco. No, no se lo toma en serio como lo hizo con Maggie (Hobson, 2015) o Aftermath (Lester, 2017) pero es su carisma lo que ayuda a mantener esta irregular serie en algo por lo menos entretenido.
Por otra parte, Mónica Barbaro es una interesante contraparte para el actor de raíces austriacas. Su rol de Emma se complementa de buena forma con el semblante usualmente estoico de su padre en la serie. Son las chispas entre ellos dos lo que ofrece los mejores instantes de esta serie. Lamentablemente, en el caso de los personajes secundarios, todos son demasiado irrelevantes o básicos. Si bien Milan Carter, cuyo rol es el ‘tio’ Barry llega a tener momentos cómicos destacados, la comediante Fortune Feimster como Roo y el galancillo arrogante Travis Van Winkle como Aldon pasan bastante desapercibidos hasta volverse útiles para la trama.
Ningún relato de acción sería lo mismo sin un villano. En FUBAR, ese rol recae en Gabriel Luna como Boro Polonia que, aunque tiene instantes en los que luce como una amenaza desalmado y violenta, de repente se ausenta demasiado, existe en la periferia y pierde la fuerza antagonista. Eso sí, su lazo con el agente Brunner sirve como un contraste para la relación rota que Schwarzenegger tiene con su hija, desatando dilemas acerca de la paternidad y lo que es mejor para uno. ¿Será que Brunner apostó a ser un espía y arriesgar a perderlo todo a través de las mentiras verdaderas que lanzó para proteger a su familia?
Esa disyuntiva es la que alimenta gran parte de FUBAR. Más allá de burlarse del estereotipo del héroe de acción al ser autorreferencial hasta el cansancio (muy al estilo de Van Damme en la joyita de Amazon Jean Claude Van Johnson), es el rollo entre padre e hija lo que busca dar el tono cómico adecuado. Aunque a veces lo logra, se siente desbalanceado y ni siquiera el último gran héroe de acción puede escapar de esas fallas en el desarrollo del relato.
A pesar de ello, la serie puede atraer a aquellos fanáticos de las viejas glorias de Arnold, sobre todo a los fans de Mentiras Verdaderas, pues se siente como una bizarra continuación de aquella aventura de Frank Tasker pero sin la inteligencia o buena vibra de Jaime Lee Curtis o el director Cameron. También, FUBAR resulta ser un respiro en la carrera de Schwarzenegger, a quien ya le cuesta ser ese héroe invencible pero que al menos sabe reírse de ello, manteniéndose más vigente que sus compañeros como el retirado por su condición médica, Bruce Willis, compitiendo mano a mano con su amigo Sylvester Stallone sin la necesidad de hacer un reality show todavía.
Aunque no es lo mejor por parte de Nick Santora, FUBAR puede ser un vehículo de nostalgia para los amantes de la acción ochentera con sus altibajos respectivos que oscila entre la acción desmedida y la comedia familiar. Eso sí, no es fresca, ni original y tiene muchas secuencias que parecen sacadas del serie b, además de que las misiones lucen repetitivas y acaban por desgastar de más a una serie que pelea mucho por encontrar su voz. A pesar de ello, el mero carisma de Schwarzenegger mantiene y los extraños ‘daddy issues’ con su hija, mantienen el interés de los ocho episodios que sirven como un burdo entretenimiento dominguero, sin más.
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