Escenario

‘El hijo’: Las dificultades de los trastornos emocionales desde las relaciones entre padres e hijos

CORTE Y QUEDA. El nuevo filme de Florian Zeller no alcanza a tener el impacto de ‘El padre’, sin embargo pone sobre la mesa un tema delicado aunque de una forma más convencional

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El filme es protagonizado por Hugh Jackman, Laura Dern y Zen McGrath.

El filme es protagonizado por Hugh Jackman, Laura Dern y Zen McGrath.

CORTESIA

En pleno año de la pandemia, el cineasta francés Florian Zeller sorprendió al mundo con El padre (The father, Francia-Reino Unido, 2020), un filme basado en su propia obra teatral homónima, y adaptada al cine por él mismo con la ayuda del guionista Christopher Hampton. Dos años más tarde, regresa nuevamente a la pantalla grande adaptando otra puesta teatral de su propia autoría: El hijo (The son, EU-Francia-Reino Unido, 2022).

El relato gira en torno a Peter Miller (Hugh Jackman), un hombre divorciado, el cual acaba de iniciar una nueva vida al lado de la joven Beth (Vanessa Kirby), con quien acaba de concebir un hijo. Al haber tenido malas experiencias en su previo matrimonio y con su propio progenitor (Anthony Hopkins), Peter desea hacer las cosas de modo diferente, y ser un buen padre para su nuevo vástago.

Un día, Peter recibe la inesperada visita de Kate (Laura Dern), su ex-esposa quien se disculpa por la intrusión, y le manifiesta estar muy preocupada, a causa del adolescente Nicholas (Zen McGrath) hijo mutuo de ambos, sumido en una aguda depresión y a consecuencia de la cual ha abandonado la escuela. Y su ex-mujer se siente superada, y no sabe qué hacer al respecto.

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Miller busca a su hijo y habla con él. Al parecer llegan a un acuerdo: él se mudará a vivir con Peter, Beth y el bebé; y a cambio volverá a clases en una nueva escuela. Nicholas acepta, e incluso accede a asistir a terapia para lidiar con su depresión. Todo parece marchar bien, hasta que Peter se percata no sólo de que Nicholas está actuando extraño, sino que además le está mintiendo y para colmo, ha vuelto a abandonar la escuela. Ello los llevará a una serie de amargas discusiones y desencuentros los cuales terminarán por tomar un rumbo trágico para todos.

Como su predecesora, en esta nueva película el tema de las relaciones entre padres e hijos es el eje central. En este caso, aborda por un lado, las dificultades e inseguridades de un hombre tratando de evitar que sus hijos sufran en carne propia lo mismo que él experimentó, e intenta educarlos y conducirlos de forma diferente, pero pronto se dará cuenta de que involuntariamente, está repitiendo los mismos patrones de conducta de su propio padre que tanto buscaba eludir. Por el otro lado, tenemos a un hijo quien está pasando por un profundo duelo, y al ser incapaz de sobrellevarlo, se hunde en una incertidumbre, zozobra y tristeza, provocando en él una profunda apatía y un desinterés por la vida, el cual desembocará en funestos resultados.

El tema central por sí solo es la carta fuerte de este largometraje, al abordar de modo frontal y sin cortapisas el tema de la depresión (en especial, la juvenil) y sus desastrosas consecuencias. Y el desempeño de su cuadro de actores es inmejorable, especialmente el de Jackman en el papel del desorientado, frustrado y a veces encolerizado padre atribulado por su pasado, y McGrath como un joven sensible y frágil, atormentado por la soledad y la melancolía.

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En ese sentido, la cinta funciona en su abordaje de temas los cuales son pertinentes y necesario hablar de ellos, como el abandono, la incomprensión, la incomunicación, y la tristeza que desemboca en pulsiones de muerte. Todo con un especial énfasis en la juventud.

Sin embargo, esta nueva producción se percibe como una obra mucho menor en comparación al anterior trabajo de Zeller. Si bien es cierto que existen analogías, vasos comunicantes, e incluso un desenlace muy similar en ambas, lo cierto es que El padre funcionaba mejor al combinar el drama con el thriller, ostentando una narrativa mucho más innovadora y arriesgada y deparando un par de sorpresas en su trama. En cambio, El hijo es un drama mucho más convencional en su narrativa y desarrollo y, por el contrario; es fácil deducir que todo terminará muy mal transcurridos los primeros minutos de su historia.

Pero aún con todo y sus convencionalismos, su aparente carencia de novedad, e incluso padeciendo ciertos momentos melodramáticos rayando en el mero chantaje sentimental, El hijo resulta un filme convincente, el cual se sostiene bien especialmente por sus interpretaciones, y que a su modo aporta su granito de arena a la discusión en torno al tema de los trastornos emocionales y mentales.

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