Escenario

‘Mercan’: cancelaciones éticas en el escenario

ENTREVISTA. La nueva puesta en escena del actor, director y dramaturgo mexicano Fernando Bonilla, asegura ser un espectáculo teatral con una clara y directa tarea: explorar “la relación entre el arte y la violencia”>

MERCAN
Imagen de la obra. Imagen de la obra. (Especial @fdobonilla)

Con funciones desde el 26 de enero y hasta el 25 de febrero (viernes 20 hrs; sábados y domingos 18 hrs) en Foro La Gruta, la nueva puesta en escena de Fernando Bonilla, Mercan, como parte de una colaboración entre la Compañía Puño de Tierra, el Festival Internacional Cervantino y el Centro Cultural Helénico, asegura ser un espectáculo teatral con una clara y directa tarea: explorar “la relación entre el arte y la violencia, así como las contradicciones del quehacer artístico subyugado por el capital, el mercado y lo relativo del éxito”, de acuerdo con lo asentado en su boletín de prensa.

Mercan funciona como una metanarrativa, que engloba la historia de Rigoberto Duplás (interpretado por el mismo Bonilla, quien también escribió el argumento) un artista conceptual ficticio (altamente polémico) perseguido por la cancelación y censura de sus obras que solo se “adueñan del dolor ajeno”.

En entrevista con Crónica Escenario, Fernando nos contó que este personaje, derivado de la película de Amat Escalante, Perdidos en la noche, le obsesionó un poco: “justo hoy fui a terapia y le decía a mi analista que esto no me pasa con otros personajes, pero con este me enganché mucho y tengo que saber por qué, qué embonó conmigo (...) hay una influencia muy clara de un artista conceptual anónimo y una sensación de no abandonar la búsqueda para crear los personajes”.

(La cancelación) es algo que me perturba, me confunde y me conflictúa mucho (...) cuando se trata de cancelaciones por conductas violentas o nocivas lo primero es la empatía con las víctimas, pero luego se abre una discusión con muchos puntos grises cuando hablamos de la cancelación artística”, mencionó Bonilla.

Para el actor y dramaturgo, hay una “línea muy difícil” en los límites del arte sobre lo correcto y lo incorrecto, para ello, se refirió a una obra reciente criticada por una escena con black face: “no he visto la obra, tal vez sea nociva, pero también puede ser una denuncia (...) en el arte todo puede ser muy ambiguo, pero limitar a que solo las personas que han sufrido cierto tipo de violencias hablen de esas violencias es un camino que yo no comparto, pero claro que también existe la apropiación cultural y es parte de lo que quiere detonar la obra”.

Han existido, a través de la historia, muchos artistas y obras que confrontan a sus espectadores con potentes y enérgicas propuestas y no es la excepción de Bonilla, para él, el arte es “una necesidad” y “alimento para el sistema nervioso”, algo indispensable que tiene una responsabilidad de “provocar muchas preguntas” para abrir nuevos caminos. Para Fernando, referentes como Teresa Margolles, le permitieron acercarse a un arte que va más allá de la complacencia y se acerca más a la provocación.

Fernando sabe que su personaje ha crecido tremendamente, que le ha conflictuado y lo ha alimentado, pero se sabe mejor ser humano que Rigoberto. A él, Rigoberto le parece cínico, incisivo, “la materialización” de sus contradicciones. El artista falso es una creación de varias manos (incluidos Amat y Martín Escalante), que resultó en un nuevo canal de comunicación para hablar de cosas difíciles de transmitir en otros medios.

De acuerdo con el actor, no es necesario haber visto la película para disfrutar de este espectáculo que no busca complacer ni gustar, pero sí provocar la discusión de temas tan cotidianos que siempre se desvían de las conversaciones: “a partir de que el personaje se desprenda de su ética, se provoca que la audiencia matice o incluso deseche sus opiniones.” Para Bonilla no solo tuvo en cuenta los aspectos técnicos que tenía que adaptar al teatro desde la cinematografía, sino también al personaje, que “rompe y construye la cuarta pared”.

Mercan, con las actuaciones de Sophie Alexander-Kats, Cristian Magaloni y el propio Fernando Bonilla, vende cada localidad en 250 pesos y estas pueden adquirirse en la página web y la taquilla del Centro Cultural Helénico de Avenida Revolución 1500.

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