Escenario

La Musas Sonideras, el lado femenino del fenómeno musical del barrio

ESPECIAL. El colectivo Musas sonideras integrado por 47 mujeres llegará al espacio cultural San Lázaro, donde visibilizarán su aportación social y combate a la visión machista y la precariedad laboral a través de su expresión musical

Cantante mexicana Lila Downs en concierto
Lupita La Cigarrita es una de las más conocidas. Lupita La Cigarrita es una de las más conocidas. (CORTESIA)

El colectivo Musas Sonideras integrado por 47 mujeres (entre los 15 y 64 años), llegará al espacio cultural San Lázaro el próximo 29 de marzo a las 17:30 horas. La musa mayor, Marisol Mendoza, Lupita La Cigarrita, Sonido Radio Voz y Hade Torres, Sonido Prynceza Talybana y muchas exponentes más visibilizarán su aportación social y combatiendo la visión machista y la precariedad laboral a través de su expresión musical.

Musas Sonideras nació tres años después de Sonideras de Corazón (2014). En aquel momento únicamente eran cinco mujeres las que integraban el colectivo. Tras el cambio de nombre y un equipo de 17 integrantes, el colectivo continuo su camino hasta llegar a lo que hoy es, un lugar de expresión no solo para mujeres cis, sino para aquellas que conforman la comunidad trans, así como el resto de la comunidad la LGBTQ.

“Hoy por hoy hay mujeres no solo de las periferias de la Ciudad de México, sino también de otros lugares de la República, Estados Unidos y Colombia, lo que ofrece una gran diversidad de sonidos y expresiones; somos un colectivo de mujeres y disidencias que estamos pisando diversos espacios, creciendo, aprendiendo y emprendiendo”, destacó Marisol en entrevista con Crónica Escenario.

“Ningún camino es fácil y no romantizar los colectivos, ha sido un trabajo duro de dificultades internas y externas, aquí luchamos por nosotras, como individuos y en equipo, nos importa ganar más lugares de forma digna, invertimos tiempo, nos unimos cada día tanto para el crecimiento y como para cuidarnos porque como mujeres presentándonos a altas hora de la noche, los peligros crecen, pero no desistimos. Parece que llevamos mucho tiempo, pero falta todavía para lograr la calidad y cantidad que queremos”, agregó. 

EL GÉNESIS

En los años cincuenta con la llegada de una gran cantidad de visitantes del interior de la República, que al final terminaron asentándose en la capital del país comenzaron a formarse barrios de clase media y baja con necesidades específicas en cuanto a entretenimiento y recreación se refiere. Una de ellas era la de amenizar las fiestas familiares y eventos sociales, que a diferencia de los de la “clase alta” (con salón, comida, bebida y música de orquesta) éstas debían realizarse de forma alternativa pues el presupuesto era mucho más limitado.

En las celebraciones que regularmente incluían una misa en especie de agradecimiento, hombre y mujeres festejaban en casa tomando café y con algo de comer, (comúnmente tamales) para luego dividirse, las mujeres se quedaban en casa cumplir con las labores domésticas y los hombres continuaban el festejo en algún cabaret o salón de bailes.

En un intento de celebración conjunta, las mujeres modificaron algunas estructuras de las fiestas familiares, transformando los patios de las vecindades con ambientaciones que simulaban un cabaret o salón, con determinada iluminación y decoraciones, comida, bebidas alcohólicas y un lugar acoplado como pista de baile, todo en la comodidad del hogar.

Regresamos a la musicalización, recordemos que clase “acomodada” del país contrataba orquestas para amenizar los eventos, esto para nada era opción, había que adaptarse y la solución fue la contratación de un conjunto de elementos de reproducción musical, que no solo tenía un menor costo sino que al contener mucho menos integrantes que una orquesta necesitaban un espacio más reducido para instalarse, con el plus de que promovía música de todo tipo y tocaban los éxitos más sonados de la radio.

En sus inicios, estos prestadores de servicios llamados “sonideros”, contaban con un equipo muy básico de trabajo; un bafle, una tornamesa y un amplificador, pero eso sí, una gran cantidad de discos de 78, 45 y 33 rpm (revoluciones por minuto) para ambientar la fiesta. Desde sus inicios, los sonideros debían competir no solo con las orquestas, sino con una cantidad importante de grupos musicales.

Para sobresalir, los sonideros debieron innovar y ofrecer un diferenciador respecto al resto de la competencia, la solución fue incorporar un micrófono a los elemento base de su presentación, es en ese momento cuando los sonidos pasan de únicamente poner discos a ser parte importante de la fiesta como maestros de ceremonias, pues no solo destacaban a la quinceañera o a los felices padres que presentaban a sus hijos ante la sociedad según los sacramentos de la iglesia católica, sino que invitaban a los padrinos a bailar el vals, indicaban cuando era hora de cenar, momento de partir el pastel o cuando la fiesta se había acabado.

“Los que identifica al sonidero es la locución que invita a gozar, disfrutar, levantarte de tu asiento y mover los pies, es esa voz que te invita a mandar tu saludo, que disfrutes de escuchar tu nombre en las voces femeninas. La locución durante una presentación es clave, es la que pone en ambiente, la que hace recientes a los no presentes tanto en el evento como en la tierra”, destacó Marisol.

Gracias a su peculiar forma de animar, tomaron gran popularidad y no tardaron en multiplicarse las colonias en las que solicitaban sus servicios, siendo Peñón de los Baños, Tepito y San Juan de Aragón en las que más los pedían. Llegaron los años sesenta y con ellos la competencia entre sonideros se agudizó, comenzaron a preocuparse por ofrecer algún diferenciador, ya sea por el nombre, el barrio de procedencia o el equipo (entre más equipo, más fuerte era el sonido), pero lo que realmente marcó la diferencia fue la música que tocaban. 

La música con influencia cubana era la más fácil de conseguir, por ende, la más tocada por lo sonideros, fue Pablo Pera de León quien sale de México y comienza a popularizar la música con influencia colombiana, la cumbia, el parteaguas en el gremio sonidero, pues varios de ellos acudieron a Pablo para comprarle música, lo que hizo que Peñón de Baños (hogar de Pablo) se convirtiera en el punto de mayor distribución para los sonideros de la ciudad.

Además de la competencia entre los propios Sonideros, también han tenido que enfrentarse a factores externos las modas impuestas por la industria musical con géneros como la música de banda la quebradita, el duranguense y recientemente el reggaetón. Pero quedémonos en los sesenta específicamente en 1965 cuando el poder femenino se hace presente y nacen las primeras sonideras del país.

El Sonido la Socia originario de la vecindad Casablanca en el Barrio de Tepito, fue uno de los primeros ejemplos de la incursión femenina en el movimiento sonidero, incluso antes de grandes exponentes como Ramón Rojo de Sonido La Changa: “Hemos estado presentes de los orígenes del movimiento aunque pareciera que no es así, nos hemos ganado el acceso a los micrófonos, hemos luchado por eso”, externó Mariana Delgado.

“Ser sonideras es una explosión de la expresión, es algo que camina junto con los derechos de la mujer, junto con el acceso a la participación y la representación digna de nuestro género en el movimiento. Las mujeres partimos de una idea horizontal más integrada y con una perspectiva más amplia desde nuestra concepción como madres, esposas hijas y sonideras, por eso es sumamente importante continuar abriendo puertas y lugares en donde podamos exponer lo que somos consolidado algo hermoso, artístico y cultural”, concluyó.

Copyright © 2023 La Crónica de Hoy .

Lo más relevante en México