Nicolas Cage está de vuelta con un papel tan extravagante como su misma carrera en El Hombre de los Sueños (Dream Scenario) que pronto llegará a salas de cine con Zima Distribución. Aquí, el histrión ganador del Oscar interpreta a Paul Matthews, un profesor que no ha logrado nada trascendental en su vida. Sin embargo, un día se convierte en una celebridad después de aparecer en los sueños de todos sin explicación alguna. En Crónica Escenario charlamos con él acerca de esta comedia surrealista dirigida por el noruego Kristoffer Borgli en la que aspira a ser reconocido en la actual temporada de premios.
“Me atrajo el proyecto desde el título, pues junta dos de mis palabras favoritas. Leí el guion y me parece uno de los mejores cinco que he leído en mi carrera, al lado de Educando a Arizona, Adiós a Las Vegas, El ladrón de orquídeas y Vampire’s Kiss. Sentí que tenía la experiencia de vida para poder dar vida a Paul. Pude aplicar mi experiencia en convertirme en un meme para este personaje porque la gente sueña con él y él no tiene ningún control sobre ese fenómeno. Luego vino el diseño del personaje, la voz, el movimiento y su apariencia, que nacieron de la emoción pura”, inició mencionando el reconocido actor.
Asimismo, Cage habló de la experiencia de hacer un filme que depende mucho de la lógica de los sueños. “Cada que haces una cinta sobre sueños, cambia la física de la narrativa en cierto nivel pues entras en la coherencia de los mismos. Cintas de horror japonés como Ringu (Nakata, 1998) o La Maldición (Shimizu, 2002) tiene una sensibilidad apegada a ellas y yo soy amante de esos filmes, por lo que me pareció que podríamos jugar con ese factor también en esta historia. En sí creo que tomé este rol y lo convertí en oro y eso fue muy catártico y transmutador, inclinándolo hacia algo constructivo y no destructivo”.
En muchas formas, lo que sucede en este filme con tintes surrealistas remite a otra gran obra que cuenta con Nicolas como protagonista: El ladrón de Orquídeas. Al respecto, declaró: “Kristoffer, el director, ama esa cinta de Kaufman. Cuando escribió esta historia no tenía a ningún actor en mente y de hecho, el proyecto fue ofrecido a otros antes de llegar a mí. Pero él quería alejarse del sentimiento de un guión escrito por Charlie. Lo que me atrajo fue el sentido de hacer las paces con esos sentimientos de confusión y frustración con los memes creados de mi persona cayendo en crisis durante diversos roles de mi carrera”.
“Trabajar con él fue como hacer un sueño realidad. Había visto sus cortos, como Ere, y me parece un buen actor. Comprendo muy bien su sensibilidad y después, miré Enferma de mí y me sorprendió su aproximación diferente hacia las cosas, era algo refrescante. Estaba familiarizado con otras cintas noruegas, sé que el país les da dinero a estudiantes para hacer sus filmes, fomentando el espíritu creativo. Él es muy seguro, tiene confianza en su visión e historia y construimos juntos este deseo de poder darle vida a este proyecto”, complementó su reflexión, aplaudiendo la labor de Borgli detrás de cámaras.
Gracias a El hombre de los sueños, el protagonista de filmes como Contracara (Woo, 1997) y Mandy (Cosmatos, 2018) reflexionó acerca de la creación de Paul y su pasado como actor. “Cuando comencé en este oficio no creía que tuviera una buena voz, me parecía débil y nada excitante. Mis héroes en el cine tenían una dicción con la que conectabas más allá de lo visual y era algo que muchos buscaban imitar”, dijo.
“Así que construí la mía pensando en Nic Cage hablando en una película. Pero cuando se trata de un personaje, es una forma perfecta para sumergirte en tu rol. Con Paul, pensé que si mi apariencia física cambiaría y no querían que la gente pensara en mí, sino en protagonista, la voz tenía que cambiar. Comencé a experimentar con tonos más altos y un sonido más gentil con el que la audiencia pudiera perderse con él”, afirmó.
Otro curioso vínculo se cierne entre este proyecto y Cage, pues su padre fue, como Paul Matthews, profesor. “Mi padre amaba a sus estudiantes. Era alguien que inspiraba y se emocionaba con la idea de alentar la imaginación y el arte mismo. Y si quieres hablar de competencia, olvídate del deporte y mira hacia la academia. En mi caso, me tocó ver cómo lidiaba con la frustración de no ser el mejor de sus compañeros, pero la relación con sus alumnos era conmovedora, pues me parece que de verdad lo querían. Eso fue importante para crear a Paul, hacer de él un buen profesor que busca conectar con sus discípulos”, explicó.
Eso sí, el actor considera que él es más bien un destacado alumno. “Jamás me consideraría un maestro, prefiero pensar y observar las cosas desde la óptica de un estudiante. Si checan mi filmografía, he hecho cosas que la gente mencionó que no era el indicado para ello, como cintas de aventura y acepté porque siempre pensé que podría aprender algo de ello y lo intentaba. Siempre he creído en la sincronicidad aplicada a la actuación, ver hasta dónde puedes llevar un papel pero siempre sosteniéndote con la creencia de que, si tienes algo genuinamente emocional detrás del diseño del mismo, acabará por conectar con la audiencia”, aseveró.
Para dar vida a Paul, Nicolas tuvo todo tipo de inspiraciones, reales o ficticias, pero es la vena del artista lo que más destaca que tiene en común con su rol. “Me parece que los artistas y la gente intelectual tienden a ser parias o rechazados sociales que no necesariamente encajan en lo considerado como comportamiento socialmente normal. Siempre piensan diferente y, a veces, eso puede ser aceptado por quienes consideran su conversación estimulante. Pero a veces, no es así. Es un arma de doble filo”, expresó.
Hablando más a fondo del relato, el sobrino de Francis Ford Coppola manifestó lo que, para él, es el punto medular del mismo. “Me interesaba que la cinta era una especie de análisis de la experiencia de la fama, del inconsciente colectivo y cómo la tecnología está haciendo que los pensamientos de todos en el mundo se alineen rápidamente. Si bien no me parece que el factor de la cultura de la cancelación sea algo que abarca el relato o me pasara por la mente, soy un creyente de que la audiencia siempre tiene la razón. Más bien, creo que esta cinta va a propiciar muchos temas de conversación”, afirmó.
Además, Cage no dudó en resaltar la importancia de las producciones independientes como ésta y otras para la industria. “El cine independiente es donde encuentras la originalidad hoy en día. Existe una libertad y oxígeno para crear algo que sea fresco y nuevo. Siempre es un riesgo latente pero es algo que genera creatividad y nuevas visiones. Para mí, es este tipo de cine el que le ha dicho a las grandes producciones mi valor como actor y es algo que he tratado de llevar a esos proyectos también”, apuntó.
Y ante la amenaza de que los actores sean suplidos por las nuevas tecnologías, el ganador del Oscar tiene una opinión muy tajante. “Me aterra la inteligencia artificial. Ciertamente no quiero dejar el mundo material y tener personajes que he interpretado como Frank de Vidas al límite (Scorsese, 1999) o Randy de La chica del valle (Coolige, 1983) metidos en una computadora para que haga con ellos lo que quiera. Debemos tener control sobre esas situaciones pues me pregunto, ¿dónde está el corazón en ello? Creo que la gente quiere oír sus voces y recordar a la persona detrás de ellos. Pero es una realidad que la IA no se va a ir a ningún lado, está presente y tenemos que encontrar la manera de trabajar con ella”.
Finalmente, para Nicolas Cage, el séptimo arte y los sueños son cosas que inexorablemente se conectan. “Para mí, todas las películas son sueños, tienen una cierta calidad de ese tipo pues, a veces, solo te vas a dormir y algo pasa. Puedo crear historias de lo que he soñado y creo que existe un vínculo entre ambos, cine y sueño, pues ambas son expresiones de la mente o chispazos en el proceso normal de pensamiento. Eso le da un sentido de abstracción inherente a los dos”, concluyó.
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