Escenario

Omara Portuondo y su majestuoso cantar en el Teatro de la Ciudad

COBERTURA. ‘La novia del filin’ visitó este fin de semana la Ciudad de México a los 92 años para ofrecer un concierto lleno de emotividad y gloria

música

Omara Portuondo en el Teatro de la Ciudad.

Omara Portuondo en el Teatro de la Ciudad.

CORTESIA Carlos Alvar

Como si el cielo supiera la melancolía y la nostalgia que se desprenden de una despedida, el clima amenazaba con derramar algunas lágrimas, el firmamento se encapotó, vociferó y retumbó como un berrinche ante la impostergable partida. En el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris se sentía sólo un ahogado sollozo de tristeza pero también de júbilo, de festejo por contemplar el adiós de una de las grandes voces de nuestros tiempos: Omara Portuondo.

La novia del filin, La dama del Buena Vista Social Club, La Señorita, se presentó ante un abarrotado Teatro de la Ciudad, cantando, como siempre le ha gustado, con una energía inigualable y una jovialidad desbordante, solo superada por el recipiente que la contiene, un cuerpo de 92 años.

Vida, es como se llama la gira mundial de despedida de la cantante cubana, un título notablemente adecuado, gira que trae consigo un sentimiento de apapacho, pues más allá de lamentarnos por su retiro, celebramos el estar en la misma época, presumimos que la vimos y escuchamos en vivo.

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“Hemos querido enfocarnos más en el filin porque en la Isla en la década de los 50 fue lo que más hizo”, recordó Ariel Jiménez Portuondo.

Omara Portuondo regreso a la ciudad de México a inyectar de vida, sentimiento y ambrosía musical al más fiel y melómano público, que nuevamente rompió generaciones, como se ha visto recientemente, adolescentes, adultos jóvenes contemporáneos, adultos de mediana edad y adultos mayores, estos últimos en mayor cantidad, primera llamada.

“Yo quería escucharla en vivo, porque me gusta, es verdad, pero principalmente porque me recuerda a mi abuela, que falleció hace año y medio, por la pandemia, ella escuchaba la música de Omara Portuondo y el Buena Vista casi diario, la extraño pero creo que estará aquí conmigo escuchando”, explicó meditativa Julieta de 24 años a la puerta del teatro. Segunda llamada.

Ni tardo ni perezoso llegó el momento, tercera llamada, poco después de las 19:00 horas salieron al escenario el ensamble que acompaña a la cantante, liderado por el pianista Roberto Fonseca quien abrió con unas palabras: “Buenas noches, ciudad de México, para nosotros es una alegría y un amor inmenso estar aquí para ustedes, porque estamos ante una de las artistas más importantes del continente, de toda Latinoamérica. Ella es una persona inigualable, que sigue en los escenarios brindando su arte y su vida”, dijo.

La cantante ofreció el recital sentada todo el tiempo.

La cantante ofreció el recital sentada todo el tiempo.

CORTESIA Carlos Alvar

Acto seguido presentó a Omara Portuondo, quien entró por su propio paso, lento pero seguro e imponente, mientras el público se entregó completamente a su presencia con aplausos sincopados y vitoreos a lo que sólo pudo agradecer la oriunda de La Habana, Cuba, para interpretar inmediatamente “Drume negrita” del compositor cubano Eliseo Grenet.

“Gracias”, dijo Portuondo en varias ocasiones luego de una avalancha de aplausos, sentada en su característica silla de mimbre mientras marca el ritmo con su pie. Luego dio paso a canciones como “Y decidete mi amor”, “Solamente una vez”, “Noche Cubana” y “Tal vez”.

“Te queremos Omara” alguien gritó en el aforo y secundaron todos con aplausos, mientras La novia del Filin salía un momento a tomar un respiro, instante que los músicos que la acompañan interpretaron “Gandinga, mondongo y sandunga”, un Latin Jazz donde lucieron en un sincopado a la altura de la velada y de la protagonista, la cual regresó unos minutos más tarde.

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“¡Omara, Omara, ya eres mexicana!”, se escuchó otra voz en el público a lo que la cubana respondió con una enorme sonrisa y siguió inmediatamente a cantar “Veinte años”, “Quizás” y un popurrí de boleros como “Tú mi delirio”, “Mi mejor canción” y “Palabras”, momento que remató con una de las favoritas del público mexicano “Esta tarde vi llover”, de Armando Manzanero.

Luego Fonseca mencionó que la pieza que seguía era como un Himno en Cuba, pero tambien en mexico ya que son como hermanos y se comparte mucho y se puede ver en la música, e interpretaron “Lágrimas negras” seguida de otra de las favoritas, tal vez del mundo entero, “Bésame mucho”.

En está última pieza finalizó con una improvisación donde Fonseca trataba de presentar a los músicos, pero Portuondo no lo dejaba y seguía cantando “cha cha cha”, un momento enternecedor y gracioso, muestra de la jovialidad que irradia la Dama del Buena Vista Social Club.

Sin duda uno de los shows más emotivos del año.

Sin duda uno de los shows más emotivos del año.

CORTESIA Carlos Alvar

Finalmente se despidieron del público mexicano que no paró de aplaudir y dar voces de aliento a Omara Portuondo, quien además recibió en ese momento un reconocimiento por parte del gobierno de la Ciudad de México, un momento extraño porque no fue bien recibido por el público más si por la cantante.

Humor y energía que trasciende más allá del cuerpo físico que es evidente merma el jovial espíritu de Omara Portuondo, quien a petición del público interpretó un último tema, “Dos gardenias”, tal vez una de las piezas más reconocible de la cantante cubana, que dio muestra de una voz excelsa, una disposición increíble y una energía inagotable.

Omara Portuondo finalizó, se puso de pie, sonrió largo y profundo, agradeció a su fiel público, avanzó estoica hacia la salida del escenario, volteo y agito su mano en señal de despedida, una sonrisa más y una ovación generalizada. Adiós señorita.

La cantante cubana se despidió de la Ciudad de México.

La cantante cubana se despidió de la Ciudad de México.

CORTESIA Carlos Alvar