‘No voy a pedirle a nadie que me crea’: Un “retrato de la otredad a través del humor mexicano”
COBERTURA. El cineasta Fernando Frías de la Parra compartió con Crónica Escenario detalles de su filme junto a sus actores Alexis Ayala, Natalia Solián y Dario Yazbek Bernal a propósito de su estreno en el FICM
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Conferencia de prensa: "No voy a pedirle a nadie que me crea",
Después del gran éxito cosechado con su anterior cinta, Ya no estoy aquí, el director Fernando Frías de la Parra estrenó en la Competencia Mexicana de Ficción su más reciente cinta, No voy a pedirle a nadie que me crea, basada en la novela homónima de Juan Pablo Villalobos.
Crónica Escenario conversó con Alexis Ayala, Natalia Solián y Dario Yazbek Bernal, quienes protagonizan esta adaptación, además de contar también con la presencia de Arturo Sampson Alazraki, productor del filme y el mismo director, quienes hablaron de este proyecto que se estrenará próximamente en Netflix.
La historia nos narra cuando Juan Pablo Villalobos viaja con su novia Valentina para estudiar un doctorado en literatura en Barcelona. Pero antes de irse de México, se involucra con una red criminal lo que lo inspira a escribir la novela de sus sueños, mientras su vida da giros absurdos y siniestros.
“No hay una fórmula para adaptar algo, el material de origen te lo da todo y lo que dictó el camino para hacer esta cinta fue la admiración que tenía yo por la obra”, comenzó comentando Fernando.
El cineasta y sus actores: ‘No voy a pedirle a nadie que me crea’.
“Lo que hice fue escoger todas las cosas que quería que estuvieran en el filme y trato de justificarlas aún si se quedan en el proceso. Pero traté de llevar a la imagen lo que me hizo sentir la novela cuando la leí, misma que leí en medio del proceso de grabación de de Ya no estoy aquí y el estrés de no saber si podía acabarla. Esa cuestión bastante absurda y seria que manejaba Juan Carlos me parecía llamativa”, añadió.
El ensamble actoral alrededor de esta aventura absurda es bastante destacado. Dario Yazbek Bernal, que da vida al mismo Juan Pablo, habló de su aproximación a la obra y su participación en el proyecto:
“Leí la novela por ahí del 2017 o 18, cuando hice el casting estaba muy emocionado especialmente porque yo tengo un primo como el que aparece en el relato. Leí la adaptación y me pareció que captaba ese sentido del humor característico del autor pero también del occidente mexicano. Desde ahí sabía que esto iba a funcionar y lo demás lo fuimos construyendo en escena con Fernando y esperamos verlo bien plasmado en pantalla”, dijo.
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“Siempre que trabajo un guión busco algo que me atraiga que vaya más allá del personaje. Hay una cuestión con la que me conecto, casi inconsciente y de ahí comienzo a crear. En el caso de esta cinta me importaba el tono que tenía que mantener Juan Pablo en su arco. Silvia Prieto fue una gran referencia por su gracia para contar un chiste con sangre, que creo que es el humor mexicano completamente, además de ver todo desde la perspectiva del protagonista al que se le está cayendo el mundo”, acotó Yazbek Bernal sobre su proceso creativo.
Después del éxito con Huesera, Natalia Solián es otro de los talentos que destaca en esta adaptación como Valentina. “Entré al proyecto por el guión, después pude leer la novela y me gusta mucho cómo te puedes comprometer con la verdad a partir de lo increíble. Eso nos expone de una forma más humana con algo pues esa pequeña contradicción explica mucho de nuestro país o el mundo. Las cosas que menos te parecerían probables son las que te guían. Además, hay pocas cosas tan vertiginosas como esta historia. Eso resulta atractivo para encontrar un tono nuevo al que no estamos habituados en nuestra narrativa”, afirmó.
Mantener ese humor y la complejidad de su papel fue todo un reto para la joven actriz: “Pienso que un proyecto es un contenedor de energía que te atrae desde los castings. El papel de Valentina tenía mucha que ver con una característica de duda o una evasión de su realidad”, expresó.
“Entré a hacerlo y me topé con mi confusión y la del personaje que se convirtió en una bola de nieve que tuvimos que discriminar. Pero trabajamos un mes para preparar los personajes hasta que llegamos al proceso de exploración y en esa capa alentamos cosas básicas. Pero fue en el set donde nos dimos cuenta que el tono se traicionaba a sí mismo. Creo que fue un personaje muy difícil de resolver”, confesó Natalia.
‘No voy a pedirle a nadie que me crea’.
Otra gran sorpresa fue la incorporación de Alexis Ayala como el villano del relato: “Estoy agradecido con Fernando pues no conocía la obra y ya que terminé de filmar me familiarice con ella. Jamás juzgo ni la historia ni los personajes ni lo que hacen porque entonces plasmaría mi idea personal al respecto y este es un trabajo al que tienes que ir con una fluidez natural, donde debes escuchar siempre al director y el actor solo suma su sexto sentido para ir creando y creo que el resultado de eso es muy bueno”, expresó.
“Además tuve un click con él desde que hablamos por primera vez, me encanta la idea de poder hacer un antagónico que no había podido hacer antes y el tono en que lo llevo, me costó mucho trabajo. Un reto fue que en gran parte de la cinta se escucha solo mi voz”, continuó.
“No es lo mismo doblar algo que hacer la narración con el director al lado, teniendo un entendimiento de lo que estás dando a entender. Pero creo que mi rol es un reflejo de cosas que están en la vida. Aquí no queremos dar un mensaje o aleccionamiento, buscamos que la gente se entretenga”, complementó Ayala.
Y es que para el director mexicano era importante capturar a un antagónico de esa forma tan absurda. “Existen malos de malolandia en puestos políticos y en lugares de poder que actúan de esa forma y eso buscamos”, expresó.
Asimismo, ahondó en la elección de estos actores para sus papeles. “Cuando vimos a Natalia sabíamos que era ella la elegida sin duda y con Dario, para ser el rol de Juan Pablo, fue diferente. Y es que uno cree que el vehículo emocional debe ser el protagonista pero ¿qué pasa si no puedo identificarme con él?”, cuestionó Frías.
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“Está cabrón que uses a alguien de guía con el que el público no conecta por todo lo que se guarda. Dario lo personifica de forma increíble. Se entregó absolutamente para darle vida a este zoquete. El casting en sí mismo replica la historia en el sentido de lo rico y ridículo y su conformación tan asimétrica”, enfatizó.
El filme, como la novela, critica y se burla de las ideologías que existen en la sociedad, algo que suele marcar la actitud de la gente. Pero Frías de la Parra quiso ir más allá de ello. “No se si estamos obsesionados con esas formas de pensar o siquiera si existan. Pero al hacer esta cinta queríamos comentar sobre desde donde podemos hacer nuestras historias y ver al otro”, señaló.
“Especialmente me gustaba muchísimo la idea de un tono diferente, tocando temas reales desde un enfoque distinto donde no necesitamos el permiso de hacer una cinta explícita desprovista de contexto o del salvajismo de nuestra región sino hacer un humor que haga referencia a este lado seguro de la historia, que es algo que inunda todo lo que hacemos y nos hace ser un número más en aras de tener una realidad absoluta”, siguió.
“No creo que eso exista, cada uno tenemos una visión parcial de lo que pasa. Esa es la gran ironía del relato, más allá de los personajes que permiten ver los puntos que existen en sus vidas”, explicó.
Algo que destaca dentro del constante caos del filme es una escena donde Valentina se desnuda y se libera de todo, secuencia importante para Natalia y Fernando por igual. “Ella se desnuda ante el intento de comprender la realidad. Hay ciertas cosas que debemos aceptar, una de ellas es que ella está ahí alienada con toda su esencia rebelde pero no puede ver lo que sucede en el gran panorama”, detalló el director.
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“Esa escena la montamos juntos y ella propuso hacerla así para abordar la emoción y hacer uso del espacio”, añadió.
“Me parecía un gran momento después de tomar la decisión para volver en sí misma y tomar una territorialidad. El cuerpo desnudo, para mí, hace eso. Ella se apodera de toda esa energía, después de verla siempre al margen y oprimida dentro de este personaje que no se preocupa por sí misma y despojarse de todo eso para dar un paso me pareció lindo”, apuntó Solián.
Otro punto importante es la conexión entre México y España muy latente en el relato, algo que para Frias de la Parra debería seguirse explotando en cine. “Creo que hay mucho que hacer entre los dos países, claro. La película busca retratar la otredad a través del humor arraigado en la idiosincrasia mexicana de un escritor que lleva viviendo años en Barcelona que se burla de sí mismo mientras comenta de otras cosas”, comentó.
“Lo que es interesante particularmente es que en algún momento, Netflix nos decía que los mercados de México y España no se tocaban en absoluto. Pero estoy ansioso de ver las reacciones de ambas partes”, agregó.
Algo que es de aplaudir es el riesgo que toma Fernando para crear algo tan complejo como esta adaptación y ser capaz de conservar su tono auténtico. “Uno como autor tiene ciertas anclas. Tenía a Juan Pablo muy cerca así como la motivación que para mí significa tratar de hacer algo diferente, proponer y cuestionar. En cuestión de la propuesta de tono y expandir lo que hacemos en México, siempre pensé en elementos de novela negra y de Kaurismaki. Ahí, mi fotógrafo fue un gran colaborador para crear y mantener esa atmósfera, gracias a él no se desbarató nada en absoluto”, concluyó.
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