Escenario

Pixies ofrece cátedra musical en el emblemático Metropólitan

COBERTURA. La noche del jueves el recinto capitalino recibió a la icónica banda de culto que ofreció un set de treinta temas creando una atmósfera tranquila en la que apreciación de su obra fue el foco central de la noche

música

Pixies en el Teatro Metropólitan.

Pixies en el Teatro Metropólitan.

OCESA/Lulú Urdapilleta

“Estaba intentando hacer la canción pop definitiva, lo cual básicamente, era copiar a los Pixies”, dijo Kurt Cobain sobre “Smell like teen spirit”. “Cuando estaba en la universidad Pixies y R.E.M cambiaron mi vida”, señaló en algún concierto Thom Yorke. “Encontré en los Pixies casi la música más convincente aparte de Sonic Youth en toda la década de 1980. Siempre pensé que había una especie de beatle psicótico dentro de ellos”, declaró David Bowie.

Si la influencia de la banda Pixies, originaria de Boston, en grupos y artistas tan importantes para la historia de la música no es argumento suficiente para nombrarla como una banda de culto, quizá marcar el final de los noventas con su icónica canción “Where is my mind” que sonó la noche del pasado jueves durante el concierto que ofreció la banda en el Teatro Metropólitan, o marcar la música de una década completa con su EP Come on pilgrim del que sonaron “Caribu”, “Vamos” e “Isla de encanta”, ayude complementar el argumento.

El guitarrista Joey Santiago.

El guitarrista Joey Santiago.

OCESA/Lulú Urdapilleta

Mientras otras bandas contemporáneas le cantaban al amor, la heroína, la marihuana y otras drogas, Pixies componía sobre imperios antiguos, mitología persa, nórdica e incluso escribía sobre arquitectos y por supuesto directores de cine, lo que fácilmente los colocó como la alternativa dentro de la propia escena alternativa, tal como afianzaron posteriormente con su disco Surfer rosa (1988) del cual sonó “Catus”, durante su concierto en Ciudad de México.

Algunos artistas como Jack White o bandas como Porcupine Tree han solicitado a los asistentes no hacer uso de los celulares durante el concierto para disfrutar mejor la experiencia, curiosamente Pixies no tuvo que hacer esa petición, pues precisamente el que una banda de culto se encuentre frente a una multitud es suficiente para tener los sentidos alertas y olvidarse de “guardar” el recuerdo a través de un video que probablemente no sea reproducido jamás. 

La talentosa Kim Deal.

La talentosa Kim Deal.

OCESA/Lulú Urdapilleta

Los asistentes se dedicaron a disfrutar la presentación de la banda, incluso acompañaron al grupo con un silencio que solo se rompía ante los gritos de celebración entre canción y canción, el resto del tiempo se percibía a los presentes con un balanceo suave característico de en un concierto de rock de la dedada de los cincuentas o sesentas, en el que una hierba mágica inundaba el ambiente.

El recinto inaugurado en los años cuarenta, fue testigo de un set de treinta canciones, conformado por dos covers, “Head on” de The Jesus and Mary Chain y “Winterlong” original de Neil Young, además de “Vault of heaven”, “Who's more sorry now?”, “Get simulated”, “Haunted house”, “Thunder and lightning”, “Dregs of the wine” y “The lord has come back today” que se desprenden de su reciente Doggerel, disco presentado en septiembre pasado que evoca el sonido del rock de los cincuentas y que además es el pretexto para la visita a nuestro país que no solo quedará en Ciudad de México sino que llegará al Corona Capital de Guadalajara este 21 de mayo.

El baterista David Lovering.

El baterista David Lovering.

OCESA/Lulú Urdapilleta

Tras varias canciones, ese suave balanceo de los cuerpos presentes se rompió gracias a “Here comes your man” que forma parte de su disco Doolittle (1989) del que también interpretaron “Gouge away”, “Wave of mutilation”, “Monkey gone to heaven” y “Hey”, esos temas ya fueron acompañados por las voces de algunos de los asistentes.

Cabe mencionar que el ambiente tranquilo y atento no solo se desprendía por parte del público, sino que emanaba desde el escenario, ningún integrante, en ningún momento se despega de sus instrumentos, ni abandonaba el lugar asignado, no gritos, no interacción con público, nada, solo son ellos interpretando de manera casi automática cada una de sus obras completamente alejados de los clichés de una banda de rock.

El reconocido Black Francis.

El reconocido Black Francis.

OCESA/Lulú Urdapilleta

Rumbo al final del concierto “Velouria” y “Havalina” se encargaron de romper por fin esa atmósfera tranquila para dar paso a los gritos, saltos y coros unísonos de los asistentes hasta llegar a “Debaser”, el tema que colocó el punto final en una velada en la que reinó la contemplación a la música y la veneración una banda que no solo ha servido de fuente de inspiración sino que son reverenciados por figuras de la talla de Bono, Dave Grohl, por mencionar algunos y se les reconoce como innovadores del rock por su virtuosismo musical más allá de la necesidad de presentar la imagen de rockstar.