PREMIOS ARIEL 64: ‘Una película de policías’. Un filme que rompe prejuicios
ESPECIAL. Crónica Escenario comparte detalles de todas las películas nominadas. El texto número 16 habla sobre uno de los mejores guiones del cine mexicano en los últimos años, con una mezcla de ficción y realidad
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El filme brilló desde su debut en la Berlinale.
El texto número 16 de nuestra serie de especiales rumbo a la edición 64 de la entrega de los Premios Ariel habla sobre uno de los mejores guiones del cine mexicano en los últimos años, una mezcla de ficción y realidad en torno a una de las figuras públicas más odiadas: Una película de policías.
LA SEMILLA EN LA CRISIS DE LA IMPUNIDAD
Alonso Ruizpalacios decidió estrenarse en el mundo de los largometrajes con la película Güeros, donde acompañado de un cast con nombres como Tenoch Huerta, Ilse Salas, Leonardo Ortizgris, Raúl Briones y Adrián Ladrón, entre otros, mostraba la capacidad de hacer una pequeña oda a la Ciudad de México.
Posteriormente, regresaría con Museo, tomando como referencia el hecho histórico donde un grupo de criminales burlaba la seguridad del Museo Nacional de Antropología e Historia para robarse 140 piezas prehispánicas de sus vitrinas dándole un giro narrativo muy a su estilo. Su tercer largometraje es Una película de policías, misma que compitió en la sección de Largometraje Mexicano de Ficción en el Festival Internacional de Cine de Morelia.
“Empezó siendo un documental clásico” porque “tras el sexenio desastroso con Enrique Peña Nieto” a Ruizpalacios no le apetecía hacer una película que fuera puro entretenimiento, explicó a Efe el realizador. Con su idea en la cabeza, se unió a las productoras Daniela Alatorre y Elena Fortes, especializadas en documentales, y empezaron a dar forma a la idea de contar una historia sobre la crisis de la impunidad en el estado mexicano de Morelos, punto de partida que terminó en Una historia de policías.
¿QUIÉN EN SU SANO JUICIO SERÍA UN POLICÍA?
La premisa de este nuevo relato que le valió el Oso de Plata en el Festival de Cine de Berlín a Yibrán Asuad por su trabajo en la edición, nos presenta la historia de una pareja de policías llamados Teresa y ‘Montoya’, que juntos patrullaban las calles de la Ciudad de México con la esperanza de ayudar a la gente y cumplir cabalmente con su labor. Y aunque esta es la idea original, Ruizpalacios y su guion de repente le van dando giros a este documental para convertirlo en un interesante ejercicio narrativo que lleva a esta pareja de policías y los actores que los interpretan a ir más allá de la línea del deber.
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En Una película de policías, Ruizpalacios reúne a los últimos dos ganadores de los Premios Ariel en actuaciones de reparto, por el filme Asfixia, esta vez como protagonistas. Por un lado Mónica del Carmen y por el otro Raúl Briones, con quien ya había colaborado en Güeros. Para el filme que ya fue visto en Alemania, ambos actores tuvieron que estar encubiertos en academias de policía para alimentar la construcción de sus personajes.
“¿Quién en su sano juicio sería un policía en la Ciudad de México?”, se pregunta Ruizpalacios. Divida en cinco capítulos, Ruizpalacios usa la voz en off de los protagonistas reales para dar paso a que los actores Mónica del Carmen y Raúl Briones protagonicen la debida dramatización a veces cómica, a veces dolorosa, de esta pareja que estaba a cargo de la denominada “Patrulla del amor”, dando fuerza a los testimonios reales de ambos agentes policiales en un ejercicio interesante y bastante efectivo.
Pero la verdadera sorpresa cae cuando Ruizpalacios decide ir más allá de su habitual ruptura de la cuarta pared, algo característico de su obra, para mostrarnos un viaje que complementa la experiencia cinematográfica al mostrar la profundidad y estudio que un actor debe hacer al realizar un papel así como una mirada totalmente diferente a la responsabilidad de ser policía en un país como México, donde usualmente la policía es vista como todo menos señal de seguridad y protección del individuo.
Como un experimento documental y narrativo innovador, es una película de policías que sumerge al espectador en un espacio inusual a través de cinco capítulos, los primeros de ellos sumergidos en una narrativa convencional y los siguientes en un híbrido entre la ficción y lo real: “El filme humaniza a un grupo que a menudo es demonizado por la sociedad en general, sin dejar que la organización en general se salga del apuro”, explicó Variety, sobre el filme mexicano.
“(Haber elegido a Montoya y a Teresa) se debe primero a la candidez que tienen y a la manera de contar su vida y sus aventuras que es muy interesante”, contestó a Efe en la mesa redonda Ruizpalacios. Pero otra de las razones que llevó al director a centrar su lente en estos dos personajes fue la historia de amor que se desprende de ambos policías.
Mónica del Carmen está nominada a Mejor Actriz.
“Era una parte muy importante en sus vidas y era su refugio dentro de un entorno muy hostil. Al cine le gustan las historias de amor y creo que me pareció un contraste muy chido (bueno) que nos iba a dar muchas oportunidades”, relató.
DEAMBULANDO ENTRE LA FICCIÓN Y LA REALIDAD
Este cambio del montaje de ficción a documental hace muy atractivo al proyecto que decida contar una historia de dos personajes que se convierten en algo real y sirven como una analogía de los comportamientos, carencias, virtudes y motivos por los cuales ser policía es algo tan polémico. Primero, se genera una empatía con la audiencia a través de la ficción representada pero es en el formato documental, donde los actores principales muestran la realidad detrás de la preparación para ser un agente donde el relato adquiere la mayor profundidad.
“No pienso igual ahora que antes de hacer la película. En general pasa con todas las películas. Esta sí fue un viaje genuino de algo que me era muy desconocido. Jamás hubiera pensado cuando pienso en lo que me atrajo a ese tema. Fue la importancia de descubrirlo”, expresó Ruizpalacios en una conferencia en Morelia.
“Todas las películas son un acto colectivo pero esta más en términos de la génesis en cuestión de lo que es. Tuvimos grandes asesores que nos llevaron de la mano a un grupo de ignorantes”, añadió y advirtió que no se trata de educar a nadie: “Las películas no son para mandar mensajes sino para tener experiencias inmersivas de mundos distintos al de uno mismo”, dijo.
Aunque el formato híbrido en este género no es algo nuevo, la labor del realizador mexicano es destacada al ir de un aire satírico a una cruda realidad que propone al espectador cuestionar su propio rol como ciudadano, las percepciones del sentido de justicia de estos uniformados así como su lucha día a día en la que, como en la vida, hay buenos y malos policías. Están quienes llegan por el deber, por esa vocación de ayuda que se sostiene o se pierde en el camino pero también existe el lado corrupto, aquel que aleja a la figura de autoridad del sentido de proteger y servir para contraponerse con la idea de corrupción e inseguridad.
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“El juego con los límites del documental y la ficción se convirtió en una de las fortalezas de la película”, reconoce Ruizpalacios.
COMPROMISO ACTORAL
“Nadie quiere ser policía en el país, yo pregunto ¿tú qué tipo de policía serías? Y en referencia a eso podemos medir la distancia de qué policía tenemos. Eso es lo mas contundente que nos tocó vivir”, respondió Mónica del Carmen en entrevista con Efe, a propósito del filme.
Con los testimonios y voces prestadas de los policías Teresa y Montoya, quienes narraron sus anécdotas como cuerpos de seguridad, Del Carmen y Raúl Briones se adentran como actores a una propuesta que, si bien humaniza a estas figuras tan lastimadas en la sociedad, también hace una crítica al sistema de seguridad mexicano.
Una forma de trabajar que Briones conoce bien porque es compañero de Ruizpalacios en una compañía teatral, Todas las fiestas de mañana, y conoce bien sus locuras: “Cuando trabajo con él ya sé que me voy a enfrentar a un reto importante”, señala el actor, que aunque en un primer momento tuvo miedo por la entrada en la academia de policía, el trabajo fue “un reto y un regalo a nivel actor”.
Briones, quien interpreta a Montoya, muestra de cerca el día a día de un policía en la ciudad, mientras que Del Carmen, que encarna a Teresa, delinea algunos de los problemas más urgentes del país como el machismo y lo que implica ser una mujer en este ámbito desde un “humor ácido”.
El filme cautivó a la crítica por los giros de tuerca.
“Hay muchos documentales sobre víctimas y pocos que ofrecen explorar la perspectiva del victimario y el enemigo, y en un ambiente tan polarizado como en el que vivimos, queríamos explorar eso. Sabíamos que iba a ser un reto llegando con tantos prejuicios y sabiendo que es una relación muy rota en México”, asegura Elena Fortes, productora, en una mesa redonda con medios latinoamericanos.
Para Del Carmen, lo más interesante del proyecto es que les enfrentó a ellos y lo hará con los espectadores, descubriendo que detrás de una institución tan controvertida como es la Policía en México y en muchos otros países, hay una humanidad muy profunda, que es la de los agentes.
Participar en esta película les ha cambiado a los dos y de forma radical su relación con los policías, a los que diferencian claramente de la institución a la que pertenecen. Y creen que la película puede y debe generar un fuerte debate sobre la estructura social de México y de muchos otros países.
“Siempre pensamos en los policías corruptos pero Teresa, mi personaje, es otra cosa. Muestra la complejidad de un oficio, su humanidad frente al sistema”, que es el corrupto. Una película como esta, opinó la actriz, “merece una plática profunda cuando sales de verla”, a lo que su compañero apuntó que está convencido de que la gente que la vea “va a poner en tela de juicio cuál es su visión respecto a los policías”.
UN VIAJE PARA CONFRONTAR LOS PREJUICIOS
A través de la mirada de esta pareja de policías, Alonso Ruizpalacios crea no una apología de la policía y su fallido sistema, sino un interesante relato que se inclina por la empatía para no tomar una postura sino dejar al aire las cuestiones que hacen que la seguridad pública sea objeto de esos prejuicios, a veces acertados y otros tantos desatinados, en los que la policía se mantiene siempre en vigilia no sólo de la violencia que azota en la sociedad presente sino de su propia estructura, una que aún arrastra las penas de las épocas del “Negro”Durazo y que, debido a muchas razones, no parece ver por el bien de todos sino el de uno mismo.
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Queríamos “emprender un viaje para confrontar nuestros prejuicios sobre este grupo de personas tan controvertido, esta corporación. Queríamos examinar todo lo que es institucional o aprendido y ver a estos policías no como una masa de personas, sino como individuos”, explicó Alonso Ruizpalacios sobre su filme.
“Vengo de un lugar en el que el servicio a la comunidad es algo de conceptos culturales muy poderosos que en otras comunidades más amplias no lo noto. Siento que la ficción presta un servicio a la comunidad, ayuda a conocer otras realidades y creo que Una película de policías justo su labor es exponer esa experiencia de vida que no conocemos que en este caso está reflejada en estos dos personajes que, justamente, que no tenemos idea que son como personas”, expresó en su turno Mónica del Carmen.
“Tenemos una idea de la policía muy prejuiciosa, desde ese punto de vista yo comencé este proceso porque no sabía lo que me iba a encontrar ni cómo se iba a desarrollar la película, había tenido otros procesos de inmersión pero no me imaginé lo loco y complejo de la experiencia, lo divertido y conmovedor, lo controversial”, añadió.
Y es que la actriz, quien se preparó para el personaje entrando a la Academia de Policías en la vida real encontró un lado más humano: “Vemos como las oportunidades se les cierran y las únicas opciones es ser policía. Quise hacer esta película para vencer esos prejuicios que yo tenía. La policía es para mí dos cosas, por un lado está el prejuicio y por el otro lo que entendí en el proceso, el cual fue muy minucioso”, dijo.
“Son personas que tienen familias y amigos, que aman y son talentosas o capaces, pero también existen los que tienen maldad y quieren hacer daño. Pero eso no es una condición propia de ser policía. Son personas con sueños y una idea de querer hacer bien su trabajo, aunque el engranaje demole la función, y eso los afecta”, agregó.
El filme puede verse en Netflix.
Por su parte Raúl Briones enfatizó la importancia del impacto de los procesos artísticos para entender situaciones sociales complejas: “Creo que a mí el arte me cambió la vida. En mi existencia la cultura me sacó del carril y me hizo ver el cierre al monstruo de la realidad, desde ahí mi compromiso con el arte es muy intenso y no escatimo en los procesos. Con Alonso buscamos concientizar y hablar de la forma en que podemos aportar algo”, dijo.
“Me acuerdo de una marcha cuando decidimos marchar en silencio en la de los 43, que fue una de las más grandes. Me acuerdo de los policías, me decía que en algún momento deberíamos vestirnos de policías y pararnos junto a ellos, porque no entendía cómo podían tener una postura del lado del estado. Desde ahí venía mi inquietud con la policía”, continuó.
“Cuando me dijo del papel me llené de miedo y partí de ese miedo para decir que sí. Decía que la valentía está sobrevalorada, la gente le tiene miedo al miedo, y luego el miedo es un maestro increíble y está el proyecto que te va a sacar de la zona de confort. Surgió algo en el interior que me dijo, claro, como ciudadanía no queremos tener contacto con la policía, solo cuando algo va a pasar, esa figura a la que no queremos recurrir, agregando la desconfianza, era un caldo de cultivo muy interesante, porque me iba a meter a las entrañas, porque fue un privilegio de dedicarme a lo que me dedico”, siguió.
“En el proceso vinieron las caídas de los prejuicios, de humanizar a las instituciones es difícil porque requiere de una responsabilidad. A mí me pasó con la vida de los dos, tomé sus historias y dejé que me usaran para contar la historia de ellos, sin guardarme nada, incluso yo todo el tiempo estoy tratando de mencionar lo que me incomoda sin maquillaje y sin mentira”, complementó.
Además profundizó en la manera en que los mismos miembros de la policía enfrentan los miedos: “Una de las cosas fue entender que en la policía convergen algunos de los males de la sociedad en general. El humanizar a la policía no subsana a lo que existe, pero sí nos ayuda a entender las vertientes”, dijo.
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“Cómo voy a darle seguridad a la ciudadanía si yo no me siento seguro y no solo a nivel económico sino a nivel emocional. Eso fue muy claro. Nosotros no les brindamos esa seguridad también, la policía queda en medio de un fuego cruzado entre el estado y la ciudadanía, porque ellos están en medio de ambos”, añadió.
OTROS DETALLES Y UNA ESCENA MEMORABLE
De acuerdo con el realizador mexicano, en un principio se pensó en Teresa y Montoya para ser actores: “Nos reunimos con Teresa porque habíamos oído hablar de su historia y estábamos pensando en ella como un posible personaje de la película, aunque en principio, solo queríamos conocer su perspectiva sobre la corrupción”, dijo.
“La conocimos y fue como el amor a primera vista. Tiene miles de historias recopiladas de horas y horas de servicio y la forma en que las cuenta es muy divertida. Entonces, mientras hablábamos, nos dijo que su esposo también estaba en la fuerza y nos dimos cuenta de que teníamos esta maravillosa historia humana que decidimos que sería el centro de la película”, agregó.
Por otro lado, una de sus escenas más llamativas ocurre cuando en una fiesta un borracho desafía al personaje de Montoya, al acercarse al oficial le dice que si eso hubiera sucedido en Estados Unidos ya lo habrían matado, en una clara referencia a la polémica de abuso de autoridad que ha sido señalada por abuso de autoridad, especialmente por el caso de George Floyd:
“La escena fue filmada en el festival del Orgullo Gay de la Ciudad de México, lo cual fue genial porque todos pensaban que éramos solo un equipo de documentales normal (...) pero usamos actores para algunas de las escenas y recreaciones, y el tipo que orinó junto al policía fue uno de los actores”, explicó Ruizpalacios.
“El otro hombre, sin embargo, era solo una persona que pensó que vio a alguien orinando junto a un policía y sintió que necesitaba decir algo. Así que ese comentario y la respuesta improvisada de Raúl (Briones): ‘Sí, bueno, esto es México’, fueron accidentes afortunados que hicieron que la historia pudiera identificarse internacionalmente. Esta película está llena de esos afortunados accidentes, y eso me encanta”, agregó.
Además, cabe decir que la musicalización de Joe Rodríguez es algo que también destaca desde el inicio, ayudando narrativamente no sólo en la parte del montaje efectivo de Yibrán Asuad, otro gran acierto de la cinta, sino en la realidad documental, adornando un poco con música divertida, dramática e incluso con vocalizaciones que simulan el sonido de una sirena de policías.
ÚLTIMA REFLEXIÓN
Briones, quien a lo largo del filme se mantiene firme con la crítica a estas figuras, y con ganas de “provocar acciones”, concluye que la película es esperanzadora incluso cuando esa no marca directrices exactas sobre lo que se debe o no hacer como ciudadano frente a estas figuras de autoridad.
“Recupero la esperanza en que sí hay oportunidad de cambios en mí, y que como comunidad podemos volver a mirarnos los ojos y dejar de darnos la espalda y decir, la policía en algún punto era aliada de nosotros, ¿qué pasó?”, explica.
La película fue muy bien recibida por la crítica especializada desde su estreno en la Berlinale: “Es más como una película de policías escrita por Jacques Derrida, dirigida con guiños a Wes Anderson y Jean-Luc Godard y luego remezclada por Abbas Kiarostami en su esfuerzo por derribar la cuarta pared”, dijo el crítico Jordan Mintzer, de The Hollywood Reporter.
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“Es una mirada intrigante y completamente deconstruida de lo que se necesita para ser policía y jugar a serlo, especialmente en un lugar donde los policías a menudo son considerados criminales (...) Habla sobre la desconfianza del público en la policía mexicana, así como nuestra desconfianza en las imágenes que los representan. Es un acto de equilibrio complicado que logra lograr de manera bastante convincente”, agregó.
Así, Una película de policías es una propositiva mirada al lado humano pocas veces visto de los agentes de la policía pero sobre todo de una pareja que, como muchos otros integrantes de este cuerpo de justicia, ven sus honestas intenciones frustradas por un sistema que se inclina por la corrupción y el rechazo hacia los valores que debería defender.
NOMINACIONES AL ARIEL: 10
Mejor Película
Mejor Dirección: Alonso Ruizpalacios
Mejor Actor: Raúl Briones
Mejor Actriz: Mónica del Carmen
Mejor Guión Original: David Gaytán y Alonso Ruizpalacios
Mejor Edición: Yibrán Asuad
Mejor Fotografía: Emiliano Villanueva
Mejor Sonido: Isabel Muñoz Cota (sonido directo), Javier Umpierrez (diseño sonoro), Michelle Couttolenc y Jaine Baksht (mezcla de sonido)
Mejor Maquillaje: Itzel Peña
Mejor Documental
PROYECCIÓN INTERNACIONAL
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