Escenario

‘Retiro’, un retrato de la fuerza femenina de tres generaciones en una sociedad paternalista

La cineasta Daniela Alatorre estrenó en el circuito cultural del país su documental que sigue un rito espiritual que involucra a tres mujeres de una misma familia pero de tres generaciones distintas

entrevista

Foto:

Foto:

Cortesía

La cinta Retiro por fin llega a exhibirse en el circuito cultural de cine después de una problemática pandemia y de su paso por algunos de los más importantes festivales de cine en México. Explorando el vínculo entre tres generaciones de mujeres que luchan por reafirmar su independencia en una sociedad paternalista, vemos a una abuela, madre e hija (Zoila, Marina y Perla) en un relato de amor familiar que da voz a esa fuerza femenina que a veces a pesar de las diferencias, encuentra un lugar común de enlace en el rincón más inesperado.

En Crónica Escenario hablamos con Daniela Alatorre, la realizadora del documental, así como con Perla Ávila, una de las protagonistas de esta historia, acerca de este proyecto que marca la ópera prima de la joven realizadora: “Ha sido mucho tiempo el que dediqué a hacer esta película, entre el largo lapso grabando, luego mucho en el proceso de edición y, finalmente, la estrenamos en el festival DOCS MX y el FICM incluso iba a viajar por todo el país con Ambulante pero la pandemia lo evitó”, declaró inicialmente Alatorre acerca del largo proceso vivido hasta ahora.

“Después de dos años de encierro y de no poder hacer eventos presenciales, es muy emocionante poder hacer una distribución en cines de la película que también se conjunte con una distribución cultural, buscar que se vea en salas de cine, pero que también se vea en aulas, escuelas, talleres cinematográficos con perspectiva de género en la Facultad de Ciencias Sociales, es muy importante que el filme genere estas conversaciones”, añadió.

Foto:

Foto:

Cortesía

La sinopsis del documental es la siguiente: Miles de feligreses del Bajío encuentran solaz de un mundo aún regido por masculinidades, durante un retiro religioso femenino en el Santuario de Atotonilco, en Guanajuato. La peregrinación de la abuela, Marina y su nieta Perla es el punto de partida del documental para explorar la complicidad y los conflictos de tres generaciones de mujeres, cada una anhelando su propia autonomía. Lejos de las manifestaciones más teatrales de la religiosidad y de las miradas urbanas a la sororidad, Retiro teje un complejo entramado de temporalidades (los distintos Méxicos que conviven sin estorbarse), apegos ambiguos a la fe católica y afectos familiares atravesados a un tiempo por el cariño y por el control social. Con una mirada siempre hospitalaria y un acceso irrestricto a la intimidad de sus protagonistas, Daniela Alatorre confirma con su primer largometraje como directora una lección primordial: el documental es también una forma de refugio o recogimiento.

Daniela nos contó cómo fue que encontró este relato de tres generaciones de una familia tan diferentes entre sí pero con un punto común: “Conozco a Marina y Perla desde hace muchos años, a la segunda desde que ella tenía un año. Es una familia con la que he estado mucho en contacto, muy cercana a mí. Marina trabajó desde hace muchos años en la casa de mi padre los fines de semana como cocinera y siempre tuve una relación de conocernos desde los 19 años”, dijo.

“Siempre la escuchaba hablar de este retiro al que se iba una vez al año y cuando me fui a hacer mi maestría en cine documental en la Escuela de Artes Visuales en Nueva York, surgió la pregunta sobre la temática de mi tesis. Así comenzó todo, luego decidí hacerlo un largometraje y continuar con el proyecto, creo que más bien fue una suerte de indagación, buscar entender de dónde venía la sabiduría y la fortaleza que veía y sentía en esta mujer que era tan cercana en mi vida, y quería ir al retiro”, continuó.

Foto:

Foto:

Cortesía

“Marina llevaba muchos años llevando a Perla, creo que la primera vez que fue tenía seis años, y me interesaba mucho como una mujer de un contexto rural, una familia convencional, de donde provenía esta fortaleza y traté de entender en términos de generaciones lo que significa la compañía femenina y cómo se transmite. Así fue como llegué al retiro y tuve suerte de que me dejaran entrar, porque hace muchos años que no entraban cámaras y fui acuerpada por Marina y Perla, iba como parte de ese grupo de mujeres que conocían a más personas dentro del mismo, así entre a este espacio religiosos que fue el punto de partida de esta cotidianidad y retratar la vida de estas tres generaciones de mujeres”, agregó la joven directora.

Para Perla, fue una experiencia diferente pues después de tanto tiempo de conocer a Daniela, el siguiente paso fue aceptar formar parte de esta experiencia cinematográfica: “Cuando me propuso estar dentro, fue una angustia de decir que íbamos a tener cámaras 24/7 pero pues no porque al final con Daniela, nos conocemos desde que yo era pequeña y fue algo más familiar, centrarnos en la conversación y nos olvidamos de que había cámaras y micrófonos. La veía seguido, estábamos en contacto, no me sentí presionada ni invadida, estamos haciendo nuestra rutina y ahorita es como estar conviviendo con más personas, en varias entrevistas y ya me la estoy pensando más, pero todo muy bien, me servían la preguntas porque si me hacía cuestionarme, no solo le servían a ella, sino a mí para pensar lo que quiero”, declaró con confianza una de las protagonistas.

“Lo que hizo la diferencia fue que el rodaje lo hice sola, era yo quien llevaba la cámara, el sonido. No éramos un crew, con todo lo difícil que es eso, no sé si lo volvería hacer así, el cine es un arte colaborativo de confiar en tu equipo, y no es que siempre sea así, pero el hecho de tener a Natalia Almada, Elena Fortes y Abril López Carrillo como la parte de producción y después rebotar ideas creativas con Ximena Cuevas, y Sonia Sánchez y toda la gente que hizo música, fue creciendo el equipo”, mencionó Alatorre.

“En el rodaje estuve con todos los errores que conlleva, pero también todos los beneficios que es estar con personas que me conocen hace tanto tiempo, y cuando me preguntan cómo le hago para tener esa intimidad, por ejemplo, en la escena donde está Perla peleándose por ver los mensajes en el celular, la única razón por la cual yo tengo esa escena fue porque estaba durmiendo en la cama de al lado, entonces es esa cercanía y el hecho de que pudiera prender la cámara en cualquier momento tiene que ver con el tiempo que nos conocemos. En el retiro, era la única cámara que estaba ahí, entré con Marina que tiene 17 años yendo a este lugar, son relaciones con otras mujeres que ya se conocen”, agregó.

Foto:

Foto:

Cortesía

Una de las mágicas cosas que apreciamos en el documental es sobre cómo este retiro se convierte en una especie de santuario, de hogar alterno en el que todas las asistentes se convierten en un grupo, una voz. “Hay un espíritu de acompañamiento entre mujeres que sucede ahí, independientemente del contexto religioso en que hay un mensaje predominante y un discurso de la iglesia católica y de estos sacerdotes hombres que hablan sobre lo que significa ser mujeres”, dijo la cineasta.

“Al mismo tiempo hay una cosa muy poderosa que es la compañía femenina que es necesaria para intercambiar experiencias, para sanar y sentirse unidas, para construir fortalezas y que hay una tradición de que las abuelas se lleven a las hija y a las nietas y que tiene que ver con que es un espacio especial para nosotras y quiero que otras generaciones tengan ese espacio, independientemente de la religión, me impresionó que entre las mujeres hay esta cosa de la primera que van al retiro, una especie de rebeldía, y otras mujeres respaldan y validan sus emociones a pesar de que muchas veces el esposo no la deja o tienen limitaciones”, explicó Daniela acerca de la importancia de este acto.

“Es esta parte de familiaridad que se llega a ver y este momento único para las mujeres, no hay de otra, ven todo lo que está pasando, escuchan lo que pasan, más allá de la religión es para contar estas historias de vida, es contar cómo les ha ido durante todo el año, no tienen contacto entre ellas durante todo el año, pero en esa semana nos ponemos al día, cosas buenas, malas, lo que ha pasado con la familia, que se desahoguen con quien ellas consideran que lo necesitan, porque sin conocerse es un momento muy especial, porque amigas que vienen de Chihuahua platican con amigas de Veracruz y que en todo el año no supieron cómo les fue, pero que hicieron lazos de amistad que desde hace 20, o 40 años y que ahora le presentan a nietas”, complementó Perla.

Concluyendo la charla, Daniela Alatorre dijo: “Estrenamos el 24 de mayo, tenemos toda la información en las redes de No Ficción MX, tenemos una guía de conversación que estamos abiertas a trabajar con Impact Cine, para hacer funciones en universidades e instituciones y generar estas conversaciones, es importante buscar más formas de distribución, llegar a un nivel comercial, pero también en pensar cómo podemos ampliarnos más allá de una pantalla de cine”, concluyó.