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Sofía Carrillo y su paso por ‘Pinocchio’: “No puedo dejar de decirle a mi niña interior que es como si estuviéramos soñando”

ENTREVISTA. La animadora mexicana es una de ‘Los Siete Magníficos’ de la animación mexicana que formó parte del equipo de Guillermo del Toro en su sensacional filme

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La cineasta en la presentación de la exposición en la Cineteca Nacional.

La cineasta en la presentación de la exposición en la Cineteca Nacional.

CORTESÍA NETFLIX

Nominada a los Globos de Oro y perfilándose como la gran favorita para arrasar en la categoría de Mejor Película Animada del Año, Pinocho (Pinocchio) del mexicano Guillermo del Toro ha llegado a Netflix para robarse el corazón de todos. Pero esta gran producción está acompañada de las talentosas manos de animadores tapatíos que han dejado huella en el género durante los últimos años.

En Crónica Escenario charlamos con una de ellas, la aplaudida realizadora Sofía Carrillo, parte del grupo considerado como ‘Los Siete Magníficos de la Animación’, quienes además son los padrinos de un espacio que busca explotar de buena forma la creación de proyectos en stop motion a nivel nacional e internacional: El Taller del Chucho.

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El Pinocchio del director tapatío presenta una historia luminosa que explora desde la sabiduría de la inocencia temas como la aceptación a lo diferente.

Carrillo comenzó explicando cuál fue su labor en esta visión muy particular del cuento clásico de Claudio Collodi. “Fui Puppet Costumer en la segunda unidad de Pinocho, básicamente se trató de hacer ‘alta costura’ para conejos. El vestuario para marionetas es todo un reto, se debe resolver en escala pequeña perfectamente funcional y tener un soporte para poder ser animado en caso de que sea necesario, además de tomar en cuenta el tema de accesibilidad al mecanismo interno de la marioneta y no olvidemos la apariencia de la prenda que proviene del diseño conceptual”, dijo.

Para Carrillo, el Taller del Chucho resulta una pieza clave para poder llevar a cabo este relato. “En mi perspectiva, pienso que el Taller terminó por completar otra parte del sueño de Guillermo respecto a Pinocho, algo así como cumplirle a su niño interno, que alguna vez hizo su versión de este clásico en Guadalajara. Gracias a su generosidad se hizo una pequeña parte de la película en su ciudad natal. Así que el taller forma parte de su iniciativa por apoyar este arte que viene desarrollándose fuerte desde hace décadas”, reflexionó.

La cineasta junto a sus compañeros René Castillo y Karla Castañeda.

La cineasta junto a sus compañeros René Castillo y Karla Castañeda.

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Así mismo, la oportunidad de hacer equipo con el resto de ‘Los Siete’, esos compañeros de oficio que han puesto en alto el nombre de la animación mexicana, fue algo que le dio un plus al Taller y, sobre todo, a Pinocho. “Fue una oportunidad única y maravillosa para todos la de compartir los aprendizajes y las vivencias durante el rodaje. Además hubo visitas de la primera unidad de Portland que sembraron amistades (espero de por vida) y la producción deja en nuestra ciudad una marca histórica, siendo el inicio, espero, de una avalancha de producciones. Súmale el trabajar con jóvenes talentos que vienen pisando muy fuerte, eso es increíble”, afirmó la cineasta tapatía.

Carrillo también compartió un poco del arduo trabajo detrás de la estupenda manufactura detrás de los personajes tan variados que vemos en esta cinta. “En Guadalajara se hicieron los conejos y unos perritos. El proceso de construcción de marionetas de la segunda unidad lo lideró León Fernández, bajo la guía de Georgina Haynes, previo haber hecho una residencia en Inglaterra, donde se hicieron los demás puppets. Mi pequeña unidad formaba parte de su departamento, era mi ‘Jefecito’”, explicó.

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“Es increíble esta adaptación del original de Pinocho, es muy del Toro con esa temática y esos niveles de madurez que tiene”, comentó

Si bien la animación es un género con diversas técnicas, el stop motion es una corriente que ha tomado fuerza gracias a productoras como Laika o Aardman, demostrando que es un arte para contar todo tipo de relatos que no solamente se enfocan a lo infantil. “Definitivamente, creo que la magia de esta técnica está muy vigente, uno sólo quiere ver más y más universos e historias que estimulan la creatividad táctil y espacial al modo y estilo de esta forma de animación”, recalcó la artista.

Algo que también propone el stop motion sin los variados retos que presenta para los animadores, sobre todo para respetar y crear cada detalle con suma perfección como en Pinocho. Sin embargo, para Carrillo hubo una secuencia que fue memorable de hacer. “¡El reto estuvo muy bueno! Toda la parte conejos incluyendo la secuencia de créditos es mi favorita. Aunque poder escoger solamente una dentro de toda la película es muy complicado”, confesó.

Parte del equipo de animación de Pinocchio.

Parte del equipo de animación de Pinocchio.

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Aunque la animación es su pasión, la directora tapatía también ha entrado en el área del live action con su reconocido cortometraje La Bruja del Fósforo Paseante. Por ello, ahondó en las diferencias que hay entre este tipo de proyectos y los de animación. “Los tiempos de rodaje y producción son completamente distintos, pero me fascinaron las posibilidades, sin duda quiero volver a tener la experiencia. Sentí una gran responsabilidad con actores de carne y hueso, su fragilidad al meterse en la piel de los personajes me sorprendió, es algo que no he experimentado con las marionetas”, comentó.

Entrando en aguas personales y posterior a su participación en Pinocho, la realizadora no dudó en mencionar que sería un gran honor poder seguir explotando mitos y leyendas mexicanas. “Me encantaría hacer algo con el Día de Muertos, ya hay bastante y muy bueno, pero uy, que ganas. Cuando llega la idea, como la mariposa, hay que seguirla y ver en qué formato viene, si live action o animado. Y si pudiera realizar un cuento clásico, posiblemente tomaría La Sirenita, y seguramente añadiría una pizca de cine de horror en ello”, declaró entre risas.

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Si bien la animación es uno de los géneros más fuertes en México, la industria del cine nacional en general atraviesa por momentos complicados. A pesar de ello, Carrillo tiene una sugerencia acerca de lo que podría ayudar a que se generara una fuerte presencia del mismo en el país. “Creo que un esfuerzo en conjunto, para coadyuvar al mismo objetivo. La alineación de recursos, productores y canales de distribución. Nos serían de gran ayuda más visionarios con recursos para poder incubar nuestra industria. Aclaro que ésta es una pregunta compleja para mi pues realmente no estoy especializada en el área de producción”, dijo.

Volviendo al relato del niño de madera, para la artista tapatía poder ver el resultado final del trabajo de tanto tiempo en pantalla ha sido memorable. “Me genera una enorme nostalgia y alegría por lo que vivimos. Me da mucho orgullo, me parece un triunfo de la colaboración entre unidades. También, bueno, no puedo dejar de maravillarme y decirle a mi niña interior que es como si estuviéramos soñando, mira que haber formado parte de una película de Guillermo del Toro, animada, no estaba en mis sueños, me sobrepasó la realidad”, manifestó de manera emotiva.

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Finalmente, Sofía Carrillo cree que el Taller del Chucho será un gran impulso para la animación e incluso para la cuna del género en México, Jalisco. “En los próximos meses o años podremos medir el impacto de esta iniciativa y regalo para la ciudad y sus artistas, se aumentan las posibilidades de orquestar trabajos con mayor calidad y duración, con métodos de los mejores estudios de animación stop motion del mundo y de incubar nuevas voces. Larga vida al Taller”, concluyó.