Escenario

Trisha Ziff plasma las contradicciones del sueño americano con ‘Oaxacalifornia, el regreso’

ENTREVISTA. La cineasta nominada al Ariel, retoma la premisa de un documental pasado 25 años después para analizar la nueva realidad que viven sus protagonistas. El filme estrenó este jueves

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El filme cuenta con dos nominaciones a los Premios Ariel.

El filme cuenta con dos nominaciones a los Premios Ariel.

CORTESÍA

Habiendo ganado premios como Mejor Documental en el Festival de Cine Latino de New York y con dos nominaciones a los Premios Ariel en las categorías de Mejor Música Original y Mejor Largometraje Documental, la nueva cinta de la cineasta Trisha Ziff (El hombre que vio demasiado, La maleta mexicana) llegó a salas en nuestro país.

Oaxacalifornia: el regreso vuelve a visitar a la familia Mejía 25 años después de que fueron retratados por primera vez. “La idea nace de incluir parte de la primera cinta en ésta y entender qué pasa en relación con esta familia después de todo este tiempo que ahora incluye una nueva generación. Ahora los niños del primer filme son padres y tienen hijos, así que es un relato del tiempo, de los cambios de ideas y de la situación para los latinos en Estados Unidos en esta actualidad, así como los que han pasado en el pueblo natal de la familia”, comenzó Ziff hablando acerca de la importancia del porqué volver a mostrar la vida de esta familia.

Fotograma de 'Oaxacalifornia el regreso'.

Fotograma de 'Oaxacalifornia el regreso'.

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Y es que una parte fundamental de esta secuela documental es que el contexto social de los Mejía ha cambiado. Buscando retratar eso, Trisha obtuvo ideas de un consagrado director, Michael Apted. “Me inspiré en su serie realizada en Inglaterra, también de este formato documental llamada Seven Up, donde cada siete años él regresaba con la misma persona y durante 49 años mostraba el cambio en las personas. Esa es una referencia importante para mi película, aunque aquí son 25 años entre una y otra. Algo importante es que no necesitas ver la anterior para poder entender este nuevo documental, debido a la integración de los materiales previos”, explicó la directora.

Una parte clave para la cuestión narrativa de esta vuelta al ruedo con los Mejía es la edición y el poder decidir qué es lo que Trisha quería captar en pantalla. “El proceso fue algo interesante porque tuve que revisitar la anterior cinta, incluso las escenas eliminadas. Pero al poder reencontrarme con Oaxacalifornia fue que decidí lo que quería filmar para esta segunda y así crear algo, una narrativa paralela que no fue tan sencilla de lograr”, confesó la realizadora.

La cineasta tomó inspiración de la serie inglesa Seven Up.

La cineasta tomó inspiración de la serie inglesa Seven Up.

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Si bien la familia Mejía sigue siendo el eje de Oaxacalifornia, es la nueva generación de la familia la que se encuentra con este dilema de choque cultural así como la distinción e importancia de las raíces que ellos tienen. “Con ellos, aprendí la historia de su abuelo y sabía que había un cambio radical de ideas desde él hasta sus nietos en cuanto a la cuestión del idioma español. La madre de ellos no lo habla y esto, de alguna manera, refleja cómo han enfrentado ese choque cultural de diferentes formas. Unos practican baile folclórico y cantan pensando que eso es representar a México pero no es así. Es una ficción que la gente vive en otro país”, manifestó Ziff.

Sin duda, la identidad resulta ser uno de los temas guía de Oaxacalifornia, el regreso, una que se ha visto cuestionada por temas políticos específicamente en los Estados Unidos después de la era Trump. “Recuerdo la noche de la elección, estaba en shock porque me preocupaba el futuro del mundo y de mis hijos como una nueva generación pues me parecía un desastre su triunfo. Hablaba en ese momento con el cinematógrafo de la primera película y en ese momento nos nació la idea de buscar el permiso de la familia para filmar un nuevo proyecto debido a ese contexto social. Curiosamente, dos de los niños se negaban inicialmente a formar parte de ello pero sin ellos no había documental. Estaban nerviosos porque temían mi intrusión con la cámara. Fue hasta que vieron mi primera cinta que tuve su aprobación”, recordó la cineasta.

El filme también habla de preservar las tradiciones mexicanas.

El filme también habla de preservar las tradiciones mexicanas.

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Otro tema destacado es la migración y ese sentido de estar dividido en dos o más culturas, algo con lo que la directora incluso se siente muy familiarizada. “Soy inglesa y salí de ahí hace 30 años pasando a vivir en Estados Unidos y después, México. Cada vez que regreso a mi país natal, enfrento un shock de que ésta no es la Inglaterra que conocí, pues es un país totalmente diferente. Pero esa es una realidad para todos los que viven en otro lugar por la migración. Y cuando viene una segunda generación detrás de ti, se va convirtiendo en un dilema de identidad”, añadió.

Esa identificación con la situación migratoria la hace preguntar ciertas cuestiones interesantes acerca de lo que pasaría con los Mejía. “No sé qué sucedería con una nueva generación de esta familia. Mientras hay más distancia en ellos es más complicado conservar sus raíces. Pero la importancia de este filme va más allá de la migración, que es algo existe, sino en el reflejo y las cosas que han cambiado y lo que no en estos 25 años”, dijo.

La cineasta Trisha Ziff.

La cineasta Trisha Ziff.

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Las condiciones laborales siguen siendo complicadas, el sueño americano existe para ellos pero a la vez son una contradicción del mismo debido al racismo que existe y que enfrentan. También hay aspectos positivos como la apertura de oportunidades para estudiar, algo que los abuelos y padres de esta nueva generación no podían conseguir tan fácilmente. Esas son las cuestiones que me gusta ahondar, no podemos ignorar esta realidad que se vive. En el filme, ellos existen en un mundo de clase media pero no pueden escapar a su tradición, su color, todas esas raíces que les presentan ciertas dificultades que aún no terminan por derribarse”, afirmó.

Finalmente, Trisha Ziff ahondó en ese dilema tan duro que enfrentan familias como los Mejía y otros en el mundo. “Hay una contradicción en aceptar su color y realidad mexicana en Estados Unidos junto al querer participar en la cultura dominante de este país. Ahí radica un acto de racismo muy complicado, pero es algo que existe en muchas familias. Como judía, mis abuelos hablan yiddish mientras que la cultura inglesa era algo que se imponía sobre esa tradición familiar. Los Mejía enfrentan esto, se ve al ver que esta nueva generación de los nietos ya solo habla inglés justamente pero eso es justamente lo que quería capturar porque me parece muy interesante y es algo con lo que me puedo identificar con estas razones”, concluyó reflexiva Ziff.

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