Cronomicón

Melomanías: Enanitos Verdes, el lamento más sincero del Rock En Español (II)

En 1988 iniciaron una gira sudamericana, junto con Soda Stereo y Miguel Mateos, en donde tocaron en Viña del Mar ante 50 mil espectadores; en su natal Mendoza para 35 mil, y en Santiago de Chile para 32 mil; y todo a raíz del gran éxito de su canción: “La muralla verde”.

Ese mismo año publicaron su álbum: Carrousel, que incluye otro de sus grandes éxitos: “Guitarras Blancas”, acompañado por piezas como: “Sos un perdedor” y “No me verás”.

Antes del final de este año, primero: anunciaron su separación; luego, publicaron su siguiente disco: Había una vez…

Marciano Cantero fue el único de ellos que intentó seguir una carrera como solista, y no le fue nada mal; sin embargo, realmente esta “separación” sólo significó una pausa de 3 años.

Para 1991, Los Enanitos Verdes estaban de regreso, pero con un pequeño cambio: volvieron a convertirse en trío, Tito Dávila ya no fue requerido y sólo siguieron: Marciano Cantero, al bajo; Felipe Staiti, guitarra, y Daniel Piccolo, batería.

Inmediatamente publicaron su siguiente disco: Igual que ayer; la canción homónima, “Igual que ayer”, se convertiría en uno más de sus himnos. De inmediato se fueron a una gran gira muy exitosa por toda Hispanoamérica.

Ya inmersos en la década de los 90, Los Enanitos Verdes recibieron la influencia de los tiempos y cambiaron su sonido un poco hacia lo alternativo, además de que la publicación del disco de Soda Stereo: Canción Animal, representó una definitiva influencia sobre todas las bandas de la zona; las guitarras tomaron mayor relevancia en su obra (de estudio, porque en vivo sus requintos blueseros siempre han sido más que épicos).

Publicaron su siguiente álbum: Big Bang, en 1994; para este disco hicieron algunos cambios: la banda en conjunto realizó la producción; luego, incluyeron de nuevo un cóver publicado 10 años antes por una banda de amigos, llamada: Alcohol Etílico; la verdad es que lo eligieron muy acertadamente, porque esta canción se convertiría en uno de sus más grandes éxitos: “Lamento Boliviano”; pieza que por momentos nos recuerda a las guitarras acústicas de Caifanes.

En este mismo álbum también incluyeron las piezas: “Mejor no hablemos de amor”, “Celdas” y “El primer día sin ti”, las tres entre las mejores de su obra y con unas guitarras muy poderosas; por fin obtuvieron su primer disco de platino.

Continuaron con: Guerra Gaucha, publicado en 1996; en este álbum pareciera que los influenció el sonido de los Tacvbos pues integraron elementos folklóricos y del tango; además de tener como invitado a Rubén Albarrán, vocalista de esa banda mexicana, como voz en la canción: “Ella”; “Eterna soledad”, fue la pieza más conocida de este disco.

Llegó: Planetario, en 1997; disco que fue un regreso a las baladas románticas que les habían funcionado en sus inicios, pero no logró éxito.

Parecía que este escollo era sólo el calentamiento para el nuevo sonido romántico de Los Enanitos Verdes, pues su siguiente álbum: Néctar, publicado en 1999, significó su llegada a lo más alto del éxito internacional y las nominaciones a los premios Grammy.

Sus piezas: “Rebeca”, “Cordillera” y sobre todo, “Luz de día”, una estocada directa al corazón: todas ellas se convirtieron en himnos románticos por su bien lograda construcción armónica e instrumental; la voz de Marciano logra transmitirle a su público una melancolía transformadora que hace desear más de lo mismo y sus arreglos ya nos muestran el dominio y la profunda madurez de su música.

El nuevo siglo nos trajo por lo menos 6 álbumes más de Los Enanitos Verdes, una de las bandas más significativas del Rock En Español.

Y deben venir más.

@jorgehhm

lg

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