Cronomicón

Marisol García Walls explora, en su nuevo libro-objeto, las fracturas entre la “memoria oficial” del Estado y la memoria encarnada, mediante un proyecto híbrido que combina arte, archivo y contratestimonio

Marisol García Walls: la escritura como acto de justicia y resistencia

En persona, Marisol García Walls transmite una mezcla de serenidad y lucidez que contrasta con la violencia que atraviesa Comparecencia (in)voluntaria, su nuevo libro-objeto. Escritora y curadora, de voz suave pero firme, llega desde ese territorio fronterizo donde conviven el arte y la literatura, disciplinas que entrelaza con naturalidad: “siempre tengo un pie en el arte y un pie en la literatura”, dice. Su trabajo se despliega en ese espacio intermedio, híbrido, donde el ensayo y la imagen se contaminan mutuamente.

"Comparecencia (in)voluntaria", nuevo libro-objeto de Marisol García Walls

Su libro —descrito por Daniela Rea como una invitación a “dudar de los relatos que nos construyen” y por Marina Azahua como un acto de “transmutación del dolor”— nace de un episodio que García Walls evitó durante años: la declaración que rindió en 2009 tras un asalto en su casa. De ese documento judicial, frío y burocrático, vuelve a partir más de una década después para desmontarlo, intervenirlo y reescribirlo desde su memoria encarnada.

“Mucho tiempo no quería abordar esa vivencia”, confiesa. El proyecto inició casi por accidente, cuando un trabajo previo se estancó y comenzó a jugar con la idea de escribir un ensayo a partir del expediente. Pero pronto descubrió que aquel texto oficial guardaba silencios, imposiciones y distorsiones: la “memoria oficial” del Estado no coincidía con la suya. Ese desacuerdo abrió una investigación artística y literaria de largo aliento: “me di cuenta que era un tema mucho más complejo de lo que había anticipado”.

Un libro que rompe la linealidad

La autora entendió desde el principio que no podía narrar de forma cronológica. La violencia fractura incluso el tiempo, y ese quiebre se refleja en la forma del libro: fragmentos, tachaduras, imágenes intervenidas, documentos reconfigurados. La escritura fue desordenada, casi intuitiva: “tenía muchas cabezas esa medusa”, dice. El proyecto tardó siete años en escribirse y diez en convertirse en el libro que hoy existe.

Pero no se trata de un libro triste, insiste García Walls. A pesar del dolor que lo origina, la obra encuentra luz en la reapropiación de la voluntad, en la posibilidad de jugar formalmente con materiales habitualmente rígidos: declaraciones judiciales, expedientes, archivos. El juego es una apuesta ética y estética.

El cuerpo, la memoria y la voz

Más que la memoria física, a la autora le interesaba la pregunta por la voz: ¿qué queda de la voz de una víctima cuando su relato debe ajustarse a un protocolo judicial? En ese cuestionamiento surge el concepto de contratestimonio, una lectura a contrapelo de la tradición latinoamericana del testimonio que explora cómo el arte y la escritura pueden abrir grietas en el archivo muerto del Estado.

Aunque reconoce avances legales desde 2009, asegura que la experiencia sigue siendo igual de revictimizante: “en el discurso los cambios son importantes, pero en la práctica sigue pasando más o menos lo mismo”. Esa constatación —la violencia burocrática como una forma estructural de daño— sostiene buena parte del libro.

Un proyecto profundamente colaborativo

Aunque parece escrito desde la intimidad, Comparecencia (in)voluntaria es también una obra colectiva. El impulso inicial llegó desde España, cuando la editora Elena López quiso trabajar con García Walls casi a ciegas, confiando solo en un libro previo. Ese voto de confianza permitió que el proyecto tomara forma.

Ya en México, la reedición de Utópicas —editada por Luis Castro y diseñada por Alba Nene y Andrea García— convirtió la obra en un libro-objeto, donde la materialidad es parte del discurso. “Era muy importante que se viera como un objeto”, explica la autora. Allí entran también las imágenes que ella misma intervino: tachaduras, palabras que no reconoce, repeticiones sospechosas, huellas de un documento que no la representaba.

Además, su proceso estuvo acompañado por amistades, colegas, su psicoanalista y muchas de sus alumnas: “la escritura casi nunca es tan solitaria como parece”.

Marisol García Walls

El encuentro con lectores y la experiencia en la FIL

La presentación en la FIL Guadalajara fue un momento especial: su primera participación en la feria y un encuentro emotivo con varias de sus 280 alumnas de los talleres que imparte en línea. “Probablemente sabían que yo estaba escribiendo un libro, pero no lo habían podido leer porque estaba en España”, dice. Verlas ahí fue confirmar que el libro también nació gracias a esa comunidad creativa que la sostiene.

Literatura como crítica social

Para García Walls, la literatura y el arte son herramientas políticas porque permiten interrogar lo real, romper categorías rígidas y cuestionar cómo se construyen los archivos, las memorias y las versiones oficiales. En un país donde el lenguaje jurídico opera como barrera —casi como una forma de violencia—, este libro propone otra relación con la justicia: la justicia de la palabra reapropiada.

Dónde encontrar el libro y sus talleres

Comparecencia (in)voluntaria no está disponible en línea: su materialidad es central en la propuesta. Puede encontrarse en librerías independientes, además de Gandhi; en Guadalajara, en Impronta. La distribución corre a cargo de Nadie Distribuye.

Quienes quieran seguir su trabajo o conocer sus talleres de literatura autobiográfica, crítica de arte y otras exploraciones creativas pueden encontrarla en Instagram como @minigram.

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