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A un año de la masacre de Uvalde, la adicción a las armas sigue fuerte en EU

Los republicanos desprecian con su veto prohibición de fusiles, como piden los familiares de las dos maestras y 19 niños asesinados

aniversario

Memorial con los retratos de las dos maestras y los alumnos que murieron en el tiroteo en la escuela de primaria Robb de Uvalde, Texas

Memorial con los retratos de las dos maestras y los alumnos que murieron en el tiroteo en la escuela de primaria Robb de Uvalde, Texas

EFE

Con heridas abiertas muy lejos de cicatrizar y llenos de demandas no satisfechas, los familiares de los 19 niños y 2 profesoras muertos en la Escuela Primaria Robb de Uvalde se enfrentan este miércoles a una jornada funesta: el aniversario de una de las tragedias más oscuras en la historia reciente de Estados Unidos.

Como lo hicieron en su día Parkland (2018, 17 muertos), Sandy Hook (2012, 26 muertos) o Columbine (1999, 15 muertos), el nombre de Uvalde entró a formar parte hace un año de la crónica negra del único país del mundo en el que hay más armas que personas —120 por cada 100, según Smalls Arms Survey— y en el que más menores son asesinados a balazos.

Aunque el trágico y mediático suceso trajo un halo de esperanza a los que apoyan un mayor control de las armas, la realidad es que en estos 365 días no se ha materializado ninguna de las demandas de los padres de Uvalde.

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Se logró llevar a la Cámara de Representantes la solicitud principal -la subida de la edad permitida para tener armas de asalto de los 18 a los 21 años- con un proyecto de ley, pero acabó quedándose en papel mojado, por la negativa de los republicanos (y sus aliados en los tribunales y en la Corte Suprema).

Demandas en el aire

Un año después, siguen en el aire varias demandas interpuestas por los familiares, entre ellas la de Sandra Torres, madre de una de las niñas asesinadas, quien demandó al fabricante del rifle usado en la matanza.

La querella argumenta que el fabricante fue negligente en la comercialización y venta del rifle al usar imágenes militaristas para atraer a jóvenes vulnerables y violentos y que sugieren que los civiles pueden usar sus armas como si estuvieran en misiones de combate.

"Estoy enojada y frustrada porque todo es igual, nada ha cambiado, no se ha hecho nada", cuenta Torres, madre de Eliahna Cruz Torres, una de las niñas fallecidas en la Escuela Primaria Robb el 24 de mayo de 2022, cuando un joven de 18 años entró con un rifle de asalto y mató a 19 niños y dos maestras.

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77 minutos sin hacer nada la policía

Un fusil de asalto AR-15, el más popular en el país, fue el que usó Salvador Ramos tras entrar por una puerta trasera que estaba abierta y atrincherarse durante 77 minutos en las aulas 111 y 112 de la Escuela Primaria Robb, un edificio que permanece cerrado desde entonces, a la espera de ser demolido.

En todo este tiempo, un comando policial permaneció sin hacer nada al otro lado de la puerta del salón donde el asesino dispara a sangre fría contra los menores.

La fiscal de distrito al que pertenece la ciudad, Christina Mitchell, sigue aún estudiando si se debe presentar cargos contra los oficiales que esperaron durante más de una hora para irrumpir en el salón de clases y neutralizar a Ramos. También hay abierta una investigación del Departamento de Justicia.

Junto a la cruz de Eliahna y la de otras cruces con rostros sonrientes de niños, una carta de las familias pidiendo respuestas y señalando al que consideran único culpable de la tragedia: "Los lobbies de las armas, que tienen más poder que la gente".

Pero no sólo los lobbies son culpables, sino los congresistas a los que financian sus campañas, casi todos ellos republicanos, que vetan cualquier iniciativa que rompa con la terrible anomalía de un país que permite a quien tenga 18 comprar armas libremente, pero prohiba hasta los 21 años comprar tabaco o alcohol.

De hecho, el gobernador de Texas, el republicano Greg Abbott, un entusiasta de las armas, firmó tras la tragedia de Uvalde la ley “Open carry”, que permite pasearse en público con las armas a la vista.

Guthrie, un vecino de Uvalde de 70 años, comparte con el gobernador el derecho a portar armas y piensa que la culpa de matanzas como esta no es de las armas sino de "una crisis de valores" que hace que surjan "monstruos" como Salvador Ramos.

"Quieren elevar la edad de posesión de armas de asalto, pero eso no va a lograr nada, porque el que quiere matar puede matar igualmente", afirma a Guthrie, subido a una camioneta en la que carga una escopeta del calibre 12 y varios cartuchos en la guantera, la imagen viva de por qué la crisis de las armas en EU tiene difícil solución, por muchas matanzas que haya como la de Uvalde.