Ni los optimistas discursos del presidente Andrés Manuel López Obrador alabando la estrategia de seguridad de “Abrazos, no balazos”, ni los halagos del senador morenista, Félix Salgado Macedonio, para su hija, la gobernadora de Guerrero, Evelyn Salgado, resuelven el grave problema de inseguridad que enfrentean los guerrerenses todos los días, con extorsiones, amenazas y asesinatos, donde comerciantes y trabajadores del transporte público siguen siendo el blanco favorito de los delincuentes.

Acapulco, por su atractivo como núcleo del turismo nacional e internacional se ha convertido en el lugar preferido por los grupos criminales que operan en este municipio guerrerense para establecer su mercado y área estratégica.

Este fin de semana el Puerto se convirtió nuevamente en una zona de terror, al registrarse el incendio de un camión de pasajeros, presuntamente por no pagar la cuota exigida por los delincuentes, y un ataque a balazos contra un taxista.

El primer suceso ocurrió sobre la Avenida Ruiz Cortines de la colonia Francisco Villa, donde hombres armados interceptaron una unidad de la ruta Caleta-Primero de Mayo, cerca del Colegio de Bachilleres, plantel 32, y tras obligar al chofer y a los pasajeros a bajar de la unidad la rociaron de gasolina y le prendieron fuego.

El otro suceso, de acuerdo con medios locales como el periódico El Sur de Acapulco, ocurrió pasado el mediodía, cuando hombres armados que viajaban en una motocicleta sobre la Avenida Cuauhtémoc, le cerraron el paso a un taxi y sin mediar palabra dispararon contra el conductor, del que autoridades no han reportado sobre su estado de salud.

La violencia sigue en aumento no sólo en Acapulco, sino en otros municipios de Guerrero como Chilpancingo, Taxco y Coyuca de Benítez, donde las autoridades del estado y municipales han brillado por su ausencia, pese a que se han desplegado más elementos de la Guardia Nacional en la entidad.

Hasta el momento la gobernadora Evelyn Salgado ha mostrado incapacidad para sacar adelante compromisos de la ciudadanía que aceptó resolver sin que hasta el momento haya hecho algo para resolver los conflictos de inseguridad, de apoyo a damnificados del huracán Otis.