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“México enfrenta una situación de estrés hídrico a pesar de las lluvias”

Rosario Sánchez, investigadora del Instituto de Recursos Hídricos de la Universidad Texas A&M, en entrevista con Crónica destacó que el problema de escasez del vital líquido “necesita con urgencia corregir muchos factores, contra con un programa para la sobreexplotación de mantos acuíferos, distribución y procesamiento del agua para no depender exclusivamente de la lluvias”

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“La escasez de agua en el país por estrés hídrico es resultado de una combinación de factores; por un lado, la sobre explotación de los mantos acuíferos la alta demanda del vital líquido en zonas urbanas y la industria, por la construcción de más zonas habitacionales en áreas donde no hubo planeación previa, la deficiente infraestructura hídrica, la falta de lluvias por los fenómenos derivados del cambio climático y la ausencia de una cultura para valorar y cuidar el agua”, señaló en entrevista con Crónica Rosario Sánchez, científica e investigadora del Instituto de Recursos Hídricos de la Universidad Texas A&M.

La especialista subrayó que el problema de desabasto del vital líquido ya es una realidad que avanza y que necesita con urgencia corregir muchos factores para no depender exclusivamente de la lluvias, debe haber una cultura real de cuidado del agua y un programa para la sobreexplotación, distribución y procesamiento del agua.

“Las lluvias no son suficientes para que se recuperen los niveles en los embalses y presas”, ya que hay zonas donde llueve de manera abundante, pero otras, en donde más se necesita y que es en regiones del norte del país las precipitaciones no han sido las necesarias hasta ahora, lo que significa que México vive una etapa de estrés hídrico, es decir, que hay una demanda excesiva de agua, mientras que la cantidad disponible es bajo y restringido.

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La doctora en Gestión de Agua y Ciencias Hidrológicas subrayó que “de no haber un proyecto que regule el problema que existe en varias zonas del país por escasez del agua, la situación podría presentar más casos como el que en 2022 enfrentó la ciudad de Monterrey, en Nuevo León, que vivió un periodo de racionamiento atípico por esta situación de sequía y falta de lluvias”.

Rosario Flores citó el ejemplo de falta de agua en la capital de Nuevo León, al recordar que este problema quedó incluso marcado en julio del año pasado en el Diario Oficial de la Federación (DOF), por la Comisión Nacional del Agua (Conagua), con carácter de “inicio de emergencia” en México, debido a la sequía excepcional.

La gravedad del problema de escasez de agua, como subraya la especialista no es algo para tomarse a la ligera, ya que de acuerdo con información de la Conagua, hasta agosto de 2022, de los 2,471 municipios que hay en México, 770 de éstos presentan en sus territorios algún nivel de sequía, en tanto que otros 972 ya presentaban síntomas previos por falta de agua.

Al hacer alusión al factor de contar con agua de buena calidad, la doctora en Gestión de Agua y Ciencias Hidrológicas resaltó que de las más de 5 mil presas y espacios de agua que hay en el país, “muchos de éstos presentan algún grado de contaminación, lo que complica que el agua para ser enviada a las comunidades debe cumplir con algún grado de procesamiento para que sea considerada de buena calidad, aunque en varias regiones por falta de inversión se carece de la infraestructura para ello”.

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Como dato adicional de lo que representa el reparto de agua que sale de las presas, la mayor parte se utiliza para generar energía y en menor medida para actividades agrícolas, pero debido a la sequía y ante las necesidad que requieren zonas de cultivo, las descargas de agua suelen ser en ocasiones abundantes, lo que deja en evidencia que no hay una regulación para su distribución.

La investigadora de la Universidad Texas A&M destacó también que “la sobreexplotación de los mantos acuíferos es un asunto que no se va a detener debido a la necesidad que significa contar con agua, pero lo que sí es urgente es que haya una regulación en la extracción y posterior distribución, ya que son factores que no son equitativos”.

De acuerdo con información de la Conagua y el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) en donde hacen referencia a la extracción de agua en los mantos acuíferos, apuntan que en 1975 había 32 espacios de agua subterránea sobreexplotados y para el 2019, dada la demanda por el crecimiento de las zonas urbanas y la industria esa cifra aumentó a 157, pero para el 2022 los mantos acuíferos sobreexplotaron aumentó 50 más, lo que equivale a 207 mantos acuíferos con una extracción sobre demandada.

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La especialista de la Universidad Texas A&M subrayó que “la sobreexplotación de mantos acuíferos y no valorar ni cuidar el agua que tenemos podría llevarnos en un par de décadas a enfrentar un problema grave de escasez como el que ya se vivió en el norte del país y donde ya enfrentan algunas regiones a pesar de las lluvias”, esto debido a que el país enfrenta un problema de estrés hídrico por falta de agua, indicó.