
Como es tradición en estas fechas de cuaresma, miles de personas acudieron este sábado de gloria a la Nueva Viga y portando cubetas y bolsas hicieron largas filas con el objetivo de comprar pescados y mariscos, que aunque se ofertan todos los días del año, es en época de Semana Santa cuando se consumen más y muestra de ellos es la masiva concurrencia que se registra en este mercado de la colonia Área Federal Central de Abastos, en la alcaldía Iztapalapa.
Aún aparecen los primeros rayos del sol y los visitantes arriban a este importante mercado capitalino para tratar de ser de los primeros en ingresar, mientras que conforme avanzan los minutos se empiezan a llenar las filas de ingreso, de no más de 70 personas, y que se llena en cuestión de minutos, todo este protocolo, para ingresar a las compras del y donde no importa el tiempo de espera.
“Vengo desde Ecatepec solo para comprar unas mojarras y unos filetes de pescado, todos los años vengo y nunca pensé esperar tanto para poder entrar”, comenta a Crónica, Jorge, quien lleva más de 40 minutos en la fila.
Debido al gran flujo de visitantes, personal del tradicional mercado de pescados y marisco de la Viga, realizan algunas restricciones en las inmediaciones del lugar, donde el acceso, tanto peatonal como en vehículos se limita a un máximo de dos asistentes por familia.
Entre las medidas implementadas por las autoridades del mercado y por medidas de seguridad, dado que en el mercado es común ver agua que sale de los locales por el escurrimiento del hielo, es que se prohíbe la entrada de mujeres embarazadas, así como a los menores de edad o adultos mayores, a lo que se suma su vulnerabilidad por algún posible contagio de COVID-19.
Durante el recorrido de Crónica por este mercado, fue notorio observar una gran afluencia de visitantes en los puestos de alimentos preparados, donde las familias hacían fila para poder recibir una mesa y ser atendidos, mientras que los vendedores no se daban abasto ante tanta clientela.
“Gracias a Dios hay ventas, son tiempos bien difíciles, pero ni modo, hay que resistir, las ventas no han sido muy buenas y todo por esta pandemia”, señaló Ernesto, un marchante que prepara una tostada con pulpo.
Este comerciante cuenta que ante la crisis sanitaria los precios de los mariscos se dispararon en esta época de cuaresma, lo que no ha sido del agrado de la clientela habitual.
Dentro del mercado la sana distancia no aplica, los clientes se aglomeran en los pasillos para alcanzar las mejores ofertas, desde pulpo, jaiba e incluso mojarras, productos de los más solicitados por los visitantes.
“Pásele, todo fresco y de calidad”, grita desde su local, Miguel, otro vendedor en el mercado de la Nueva Viga, quien cuenta que debido a la crisis derivada del coronavirus tuvo que despedir a la mitad de su personal para poder subsistir.
“Es bien difícil, pues no son tiempos de estar sin trabajo, lo siento mucho por mis extrabajadores, pero sin apoyo por parte de las autoridades no hay mucho que hacer”.
En tanto, doña Remedios, una clienta habitual del lugar, se lleva las últimas dos mojarras de había en uno de los locales que visitó. La mujer cuenta que con estos pescados planea festejar, ya que hace unos días recibió la primera dosis de la vacuna antiCOVID, y tras ser cuestionada sobre si no tiene miedo a contagiarse aún con la vacuna, la señora de 67 años contesto: “No, que va, a mi edad ya no se vive con miedo, le doy gracias a Dios por haber recibido la vacuna, estar encerrada es lo peor que puede pasarle a una persona, por eso estoy aquí, celebrando que vuelvo a recuperar mi vida.
Mientras tanto la administración del lugar informó que, las medidas de acceso continuarán con más rigor y de forma permanente, para garantizar la seguridad de los visitantes y personal de la Nueva Viga.
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