
Investigadores del proyecto Gran Acuífero Maya (GAM) hallaron una cueva de aproximadamente 101 metros de profundidad y 120 metros de diámetro que sería, hasta el momento, la más grande reportada en las aguas subterráneas de la Península de Yucatán, incluso mayor al cenote Hoyo Negro (Quintana Roo), donde reposaban los restos de Naia, el esqueleto humano más antiguo y completo recuperado en América.
En entrevista con Crónica, el arqueólogo Guillermo de Anda, director del proyecto Gran Acuífero Maya, señaló que al interior de esa gran cueva registraron dos huesos humanos largos.
— ¿Los restos de Naia se encontraron dentro del Gran Acuífero Maya?
— Denominamos Gran Acuífero Maya a toda el agua subterránea de la Península y por lo tanto, Hoyo Negro pertenece al Acuífero, pero para ser más específicos el sitio de Hoyo Negro es parte de la cueva inundada más grande del mundo que se llama Sac Actún,
Ese sistema de cuevas conectadas, ubicadas a la altura de Tulum, suma 347 kilómetros, alberga los vestigios de más de 200 sitios arqueológicos y está en proceso su expediente técnico para que la UNESCO lo considere Patrimonio de la Humanidad en la categoría de Bien Mixto.
— Además de Naia ¿qué tanta riqueza de restos óseos existe en el Acuífero Maya?
— Todos los contextos son importantes e incluso los que no son tan espectaculares como Naia porque le dan contexto a Hoyo Negro y lo posicionan dentro de una enorme red de sitios que nos están dando información sobre lo que sucedió a finales de la Era del Hielo, del Pleistoceno.
“Tenemos un cenote más profundo y grande que Hoyo Negro, tiene 101 metros de profundidad hasta el momento registrados, es una enorme galería en donde hemos registrado huesos de fauna extinta, entre otros, osos, restos de gonfoterios y dos largos huesos humanos”, responde.
Esa cueva actualmente se encuentra en estudio y aunque los expertos no han llegado a una conclusión, Guillermo de Anda, arqueólogo del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), se aventura a decir que es la galería más grande que su equipo ha hallado.
“Estamos hablando del diámetro de una cavidad de 120 metros, me atrevo a decir que es la galería inundada más grande que hemos localizado hasta el momento. La importancia de esta gran cueva es que contiene tesoros de información”, destaca.
No obstante, el saqueo en la zona hace que el arqueólogo no pueda compartir la ubicación exacta de la cueva. “El saqueo desgraciadamente es una actividad que ha ido paralela a la arqueología desde el inicio de la misma”, indica.
— ¿El saqueo es un problema al igual que los megaproyectos?
— El urbanismo sin control, el crecimiento demográfico, la presión sobre los sitios y los parques turísticos son un grave problema porque no están tomando en cuenta impactos ambientales, no valoran ni protegen el ambiente.
Al contrario, me parece que hay una destrucción del patrimonio natural y cultural en aras de construir un parque recreativo, que son muy bienvenidos porque el turismo es necesario siempre y cuando sean planeados de una manera adecuada. Creo que eso es un peligro mayor que el mismo saqueo para los sitios.
— ¿Hay algún proyecto en específico que le preocupe?
— No podría puntualizar porque parecería que estoy acusando, pero todos conocemos los grandes proyectos que se están llevando a cabo en este momento en la Península de Yucatán y que no están tomando en cuenta muchos factores importantes. Esos proyectos están a la vista del público.
DIFUNDIRÁN RESULTADOS. El próximo 20 de noviembre a las 14:00 horas iniciará en el Museo Nacional de Historia, Castillo de Chapultepec, el Primer Coloquio de Arqueología del Gran Acuífero Maya. Travesía al corazón de la Tierra, mismo que contará con la presencia del arqueólogo Guillermo de Anda.
El coloquio se realizará en el marco de los 80 años del INAH y los 60 años de investigación de National Geographic Society en cuevas de Chichén Itzá. Además, se otorgará una distinción honorífica al investigador William J. Folan y un reconocimiento póstumo al arqueólogo George Stuart, quienes realizaron excavaciones en la Cueva Balankanché, Chichén Itzá.
De Anda comenta que por medio de tres mesas se explicarán los recientes hallazgos arqueológicos y paleontológicos, así como el valor de las aguas mayas subterráneas.
— ¿Cómo son los sitios arqueológicos que han encontrado?
— Sus características son muy variables, de pronto encontramos un sitio o contexto con restos de rituales mayas o restos óseos humanos. Hemos encontrado algunas estructuras que no habían sido registradas en el atlas arqueológico y estamos poniendo los puntos.
“De pronto encontramos cuevas que al principio son secas pero que tienen una entrada al agua y a través de las cuevas secas registramos altares, material depositado, podemos ver los restos de algún tipo de fauna extinta. Así son los sitios, muy variables y eso lo hace un contexto tan rico e importante”, detalla.
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