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Pruebas de sexo, otra novedad en los Juegos Olímpicos 1968

Por la apariencia de algunas atletas europeas se implementó un sistema de identificación

La atleta Wilma Rudolph, campeona olímpica de los 100 y 200 metros lisos en los Juegos Olímpicos de 1960 en Roma.
La atleta Wilma Rudolph, campeona olímpica de los 100 y 200 metros lisos en los Juegos Olímpicos de 1960 en Roma. La atleta Wilma Rudolph, campeona olímpica de los 100 y 200 metros lisos en los Juegos Olímpicos de 1960 en Roma. (La Crónica de Hoy)

La edición XIX de los Juegos Olímpicos que se realizaron en México 1968 tuvo muchas innovaciones, entre ellas que fue la primera ocasión en que se realizaron pruebas de sangre para verificar el sexo de las atletas con análisis sanguíneos, medidas corporales y pruebas físicas.

Aunque el dopaje que se realizaba en aquellos tiempos era de manera aleatoria y no tan generalizada como ahora, la principal preocupación de algunos integrantes del Comité Organizador era el aspecto demasiado varonil de algunas participantes.

Aunque el dopaje actualmente es el enemigo número uno en las justas olímpicas, hace medio siglo la corpulencia y el aspecto físico de algunas competidoras, en especial de las provenientes de Europa del Este despertaron algunas sospechas sobre el género real de esas deportistas que se habían inscrito en la rama femenil.

Debido a la alta presencia de vello corporal y cuerpos muy grandes, se implementaron sistemas de identificación de género, en función de las dimensiones musculares de deportistas como las gimnastas para corroborar que pertenecían al género femenino.

Además de ese tipo de sistemas, se interrogaba a las competidoras en relación con su ciclo menstrual, se les extraía sangre para análisis clínicos, además de someterlas a medición de brazos y piernas para compararlos con otras deportistas.

En especial, las de atletismo del Viejo Continente presentaban físicos impresionantes, muy similares al cuerpo de un hombre, muy superiores en volumen y tonelaje a las mujeres latinoamericanas que también participaban en la cita olímpica de verano.

De esta forma, las pruebas de genética nacieron en el olimpismo mundial, exámenes con los que muchos no están de acuerdo por ser una invasión a la privacidad de los atletas, ya que había incluso necesidad de revisiones por parte de ginecólogos, pero que se hicieron necesarios para garantizar la igualdad de condiciones en una competencia de cualquier disciplina deportiva.

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