Escenario

“Riesgo bajo cero”: Liam Neeson caminando sobre hielo muy delgado

Corte y queda. Encasillado por completo en su famosa saga Búsqueda implacable, el actor de origen irlandés suma millas como personaje de acción

“Riesgo bajo cero”: Liam Neeson caminando sobre hielo muy delgado

“Riesgo bajo cero”: Liam Neeson caminando sobre hielo muy delgado

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy
Liam Neeson se cimentó una sólida carrera como personaje de acción, inicialmente gracias a su participación en renombrados blockbusters como Star wars: Episodio I - La amenaza fantasma (Lucas, 1999); Batman inicia (Nolan, 2005); o Furia de titanes (Leterrier, 2010; Liebesman, 2012). Pero fue gracias a su personaje de Bryan Mills, protagonista de la saga Búsqueda implacable (2008-2014), cuando dicha faceta de su carrera histriónica terminó por consolidarse. Y de hecho, derivado del éxito de ese personaje, en años subsecuentes Neeson ha filmado varias películas que buscan explotar esa faceta, con una serie de personajes los cuales, en el fondo, son meras derivaciones de Mills (algunas más afortunadas que otras).Riesgo bajo cero (The Ice Road, 2021), viene a sumarse a esa ya larga lista de filmes de acción estelarizados por el actor de orígen irlandés. En esta ocasión, interpretando a Mike McCann, un hombre de clase trabajadora quien ha tenido una mala racha laboral, derivada en parte de la responsabilidad de tener que cuidar a su hermano Gurty (Marcus Thomas), veterano de guerra quien, sufre de un desorden mental por estrés postraumático y de afasia.

Por una coincidencia, justo en el momento en que McCann pierde su último empleo, un terrible accidente ocurre en una mina de diamantes en Manitoba, Canadá; a consecuencia del cual un grupo de mineros quedan atrapados. Y por ello inicia una carrera a contrarreloj para intentar sacarlos de allí con vida, antes de que el oxígeno se les acabe.

Para rescatarlos, se necesita de equipo y componentes muy pesados. Ello (aunado a unas terribles condiciones climáticas) imposibilitan su traslado por avión. Así que Katka, la empresa responsable de la administración de la mina; se ve obligada a buscar y contratar choferes para llevar todo lo necesario por tierra, en camiones. Pero es una tarea con muchos riesgos, casi suicida, ya que una buena parte del trayecto exige atravesar varios kilómetros sobre un lago congelado, en una época del año en la cual el hielo no es especialmente grueso. Y el riesgo de sufrir un percance y sucumbir en el intento es muy alto.

Sabiendo el peligro (y que por ende, la paga es muy buena) McCann aplica para el trabajo, y es reclutado por Jim Goldenrod (Laurence Fishburne), encargado de reunir a los choferes para la peligrosa labor. Goldenrod recluta también al hermano de Mike (quien a pesar de su discapacidad, prueba ser un mecánico más que competente), así como a Tantoo (Amber Midthunder), una conductora nativa americana quien aunque ha tenido problemas con la ley, es muy eficiente. Y el equipo es complementado por Tom Varnay (Benjamin Walker), quien representa a Katka, y los acompaña para observar y apoyar en lo posible a la misión.

Lo que sigue es una muy predecible historia de aventuras y acción, donde el equipo, en una carrera contra el tiempo, se enfrentará a los peligros antes citados, a varios percances mecánicos, y sobre todo, a un obstáculo inesperado: la traición de uno de los integrantes de su caravana, quien tiene sus propios planes.

Con una combinación entre películas como El salario del miedo (Clouzot, 1953) mezclado con series televisivas como Camioneros del hielo, el director y guionista de Riesgo bajo cero, Jonathan Hensleigh (El Castigador, Maten al irlandés), no se complica demasiado la vida, y desarrolla una cinta rutinaria, poniendo al centro a un pequeño grupo de idealistas tratando de llevar a buen término una tarea altruista (y de paso, exaltando valores como la valentía y la solidaridad), batallando tanto con las hostiles fuerzas de la naturaleza, como con oscuros intereses corporativos, los cuales mucho tienen que ver con lo ocurrido en la mina… y con el curso que la misión de rescate tomará.

El resultado es un largometraje sin grandes pretensiones, pero también de limitados alcances y nulos logros, donde Neeson repite (sin mucho brillo) su interpretación del personaje atormentado y roto, ávido de encontrar una nueva oportunidad de comenzar de nuevo y de paso, hacer lo correcto. Un mero producto de entretenimiento dominguero el cual, a lo sumo; solo sirve para que su carrera, como personaje de acción, acumule algunas millas de viajero adicionales.

Y tocando el tema de la carrera del actor en ese particular rubro, de forma involuntaria el filme pareciera funcionar como una especie de metáfora de la misma, donde el propio artista pareciera estarse adentrando en terrenos de alto riesgo, caminando en hielo delgado que comienza a resquebrajarse, poniéndole en peligro de caer y hundirse en las turbias aguas donde ahora yace Bruce Willis y que, como él, termine involucrado en películas cada vez más mediocres y olvidables. Habrá que confiar en la pericia de Liam Neeson para tomar las decisiones correctas, y salir airoso del ominoso lecho congelado del estancamiento.