Escenario

“Riesgo bajo cero”: Liam Neeson caminando sobre hielo muy delgado

Corte y queda. Encasillado por completo en su famosa saga Búsqueda implacable, el actor de origen irlandés suma millas como personaje de acción

(La Crónica de Hoy)

Por una coincidencia, justo en el momento en que McCann pierde su último empleo, un terrible accidente ocurre en una mina de diamantes en Manitoba, Canadá; a consecuencia del cual un grupo de mineros quedan atrapados. Y por ello inicia una carrera a contrarreloj para intentar sacarlos de allí con vida, antes de que el oxígeno se les acabe.

Para rescatarlos, se necesita de equipo y componentes muy pesados. Ello (aunado a unas terribles condiciones climáticas) imposibilitan su traslado por avión. Así que Katka, la empresa responsable de la administración de la mina; se ve obligada a buscar y contratar choferes para llevar todo lo necesario por tierra, en camiones. Pero es una tarea con muchos riesgos, casi suicida, ya que una buena parte del trayecto exige atravesar varios kilómetros sobre un lago congelado, en una época del año en la cual el hielo no es especialmente grueso. Y el riesgo de sufrir un percance y sucumbir en el intento es muy alto.

Lo que sigue es una muy predecible historia de aventuras y acción, donde el equipo, en una carrera contra el tiempo, se enfrentará a los peligros antes citados, a varios percances mecánicos, y sobre todo, a un obstáculo inesperado: la traición de uno de los integrantes de su caravana, quien tiene sus propios planes.

El resultado es un largometraje sin grandes pretensiones, pero también de limitados alcances y nulos logros, donde Neeson repite (sin mucho brillo) su interpretación del personaje atormentado y roto, ávido de encontrar una nueva oportunidad de comenzar de nuevo y de paso, hacer lo correcto. Un mero producto de entretenimiento dominguero el cual, a lo sumo; solo sirve para que su carrera, como personaje de acción, acumule algunas millas de viajero adicionales.

Y tocando el tema de la carrera del actor en ese particular rubro, de forma involuntaria el filme pareciera funcionar como una especie de metáfora de la misma, donde el propio artista pareciera estarse adentrando en terrenos de alto riesgo, caminando en hielo delgado que comienza a resquebrajarse, poniéndole en peligro de caer y hundirse en las turbias aguas donde ahora yace Bruce Willis y que, como él, termine involucrado en películas cada vez más mediocres y olvidables. Habrá que confiar en la pericia de Liam Neeson para tomar las decisiones correctas, y salir airoso del ominoso lecho congelado del estancamiento.

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