Opinión

¿Tan mal estamos?

(La Crónica de Hoy)

El pasado martes 18 de diciembre amanecimos con la noticia, dada por Reforma, de que la Secretaría de Economía prepara una lista de 300 mercancías que se ofrecerán con descuento entre la segunda quincena de enero y finales de marzo, con el fin de compensar los efectos de la escalada de precios que, según algunos (yo, por lo pronto, hasta no ver no creer), está a la vuelta de la esquina y lista para desatarse nada más inicie el 2008, lo cual, de entrada, me lleva a la siguiente pregunta: ¿Por qué iniciar los descuentos hasta la segunda quincena de enero y no, en caliente, a partir del primero del mes entrante? ¿No será que los participantes, los principales asociados a la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales, la ANTAD, usarán los primeros días de enero para subir los precios más de lo normal y luego otorgar descuentos sobre precios muy inflados, de tal manera, que se traten de descuentos más nominales que reales? En fin, vaya usted a saber, pero no me podrá negar que eso de iniciar con los descuentos a partir del día 15, y no del 1, invita a la suspicacia.

Pero más allá del cuándo, lo que hay que discutir es el qué, que en este caso es, ni más ni menos, que la manipulación de precios, concertada entre el gobierno y los comerciantes, pero no por ello menos manipulación con todo lo que ello significa en materia de distorsión de los mercados, tanto al inicio de la medida como al final de la misma, sin olvidar un hecho importante: Si hay presiones alcistas sobre ciertos precios (ojo: algo muy distinto a un repunte inflacionario), su disminución forzada (concertada, pero forzada), no hará más que posponer su aumento: ¿Qué pasará con los precios al inicio de abril, una vez que los descuentos lleguen a su fin?

Hay quien ha dicho que la medida equivale a la resurrección de los pactos y, si así es, debemos preguntarnos, ¿qué de veras andamos tan mal, sobre todo en materia de precios, como para necesitar algo semejante a lo que, en su momento, fueron los pactos, comenzando por el de Solidaridad Económica, que se firmó el 12 de diciembre de 1987, cuando la inflación anual fue 159.2 por ciento?

A partir de la segunda mitad del 2007 se empezó a hablar de repunte inflacionario, mismo que, por lo menos hasta noviembre, no había llegado, y a los números me remito: Terminamos 2006 con una inflación anual del 4.05 por ciento, que para noviembre había bajado a 3.93 puntos porcentuales. No solamente no hubo repunte en la inflación sino que la misma, poco, pero bajó.

Además hay que tener en cuenta que la inflación ya no es efecto de una política inflacionaria de parte del Banco de México (emisión de dinero para financiar parte del gasto gubernamental), sino generada en algunos mercados a partir de la relación entre oferta y demanda o, dicho de otra manera, la inflación es, en todo caso, permitida por el banco central, pero no ocasionada por las autoridades monetarias, lo cual quiere decir que un repunte inflacionario, sobre todo grave, resulta imposible, al menos que el Banco de México decida volver a crear inflación, algo poco probable.

¿Se justifica la manipulación de precios que viene? O se trata, solamente, de un episodio más del populismo económico que, desafortunadamente, ha venido practicando el gobierno calderonista: Fijación del precio de la tortilla; baja en tarifas eléctricas para uso industrial y comercial; cancelación del aumento en el precio de la gasolina Magna; reducción en las tarifas de las casetas de las principales autopistas del país.

Por lo pronto, insisto en la pregunta: En materia de precios, ¿tan mal nos va a ir?

arturodamm@prodigy.net.mx

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