Escenario

David Buitron retrata decadencia y mucha vida dentro de una casa en ‘La Colonial’

COBERTURA. El filme del cineasta mexicano se presenta en el Festival Internacional de Cine de Morelia, en la selección de documental mexicano

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‘La Colonial existe en mi cabeza desde muy niño pero quería conocerla desde lo que yo podía ver y escuchar dentro de ella’, explicó el cineasta

‘La Colonial existe en mi cabeza desde muy niño pero quería conocerla desde lo que yo podía ver y escuchar dentro de ella’, explicó el cineasta

Cortesía/FICM

La Colonial es una casa que sirve de refugio para personas de escasos recursos, así como para inmigrantes de paso, un lugar que se encuentra en un barrio popular de la Ciudad de México y que ahora se abre a una sociedad que sabe de su existencia, que llega para confrontar en un sorpresivo documental que nos muestra la belleza en los detalles deteriorados de todo, ya sea el interior de la casa, ya sea en el rostro de los habitantes de la misma. Un arriesgado trabajo de David Buitrón que llega al Festival Internacional de Cine de Morelia y del ahora, en Crónica Escenario, les presentamos una charla con su realizador.

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David, ¿qué te acerca a La Colonial, a este refugio, en primera instancia?

La Colonial existe en mi cabeza desde muy niño, un tío es quien administra el lugar, y desde pequeño escuchaba historias de la casa, de la gente que la habitaba, historias que crearon en mí la idea de un lugar muy tétrico, cómo misterioso, y tiempo después, cuando viene la oportunidad de hacer un documental, de contar una historia sobre algo a través de un documental, decidí acercarme a la casa y conocerle por primera vez, ya no desde lo que me habían contado que era sino desde lo que yo podía ver y escuchar dentro de ella. Y así fue que en un principio nació esa curiosidad y deseo de conocerle realmente, y así crear un relato desde mi perspectiva de lo que es, porque finalmente me di cuenta de que era muy distinta a lo que yo me había imaginado. Si bien es cierto que la casa ya es muy vieja y tiene detalles que le pueden hacer ver decadente, en realidad hay mucha vida dentro de la casa y una sensación, por lo menos para mí, no de sordidez sino muy viva, los mismos personajes producen mucha luz, y eso para mi fue muy interesante e importante de retratar, lo que realmente es la casa y no lo que desde fuera parece que es. Así fue como me interesó iniciar el proyecto y conforme iba conociendo más gente ahí adentro, iba creciendo más la historia, hasta llegar a lo que ahora es.

Siempre que íbamos la cámara iba con nosotros por lo que para los habitantes se volvió algo natural, la cámara se volvió otra persona más, dijo el realizador.

Siempre que íbamos la cámara iba con nosotros por lo que para los habitantes se volvió algo natural, la cámara se volvió otra persona más, dijo el realizador.

Cortesía/FICM

Tienes dos formas de acercarte a la gente. Una es muy directa, con la cámara sobre ellos, y la otra es con la cámara escondiéndose, grabándoles, con lo que ellos se sienten más libres. ¿Cómo te vino a ti este juego de lenguaje cinematográfico?

En algún momento del proceso de estar haciendo el documental, al principio, se estaba volviendo muy de entrevistas, muy convencional, directo a cámaras, yo hacía preguntas y ellos respondían, y me di cuenta de que yo estaba imponiendo demasiado a través de mis preguntas y con la puesta en escena de lo que yo quería ver de ellos, lo que quería me contarán, de lo que quería que se hablara, y para mí era más importante retratar como es realmente la dinámica dentro de la casa, de lo que realmente hablan, no de lo que yo quiero que hablen, sino de lo que hablan cotidianamente, eso definió que la forma en que teníamos que filmar era a través del cine directo, retratar la interacción como normalmente ocurriría, con la menor intervención posible, capturar los momentos de forma más pura. Por eso muchos momentos están retratados así, tal cual estaban sucediendo, capturándoles en el momento adecuado, pero siempre teniendo el cuidado de que la persona quisiera y estuviera de acuerdo en ser retratada, porque había personas que no querían o no les interesaba aparecer y entonces no aparecían, los que no tenían problema fluían muy natural ante la cámara. Siempre que íbamos la cámara iba con nosotros por lo que para los habitantes se volvió algo natural, la cámara se volvió otra persona más, con ojos y orejas. Aunque parece que no están conscientes de que la cámara está ahí, si lo están, sólo que podían hacer lo que quisieran, estaban en completa libertad, si querían echarse una siesta se la echaban, o lavar ropa, o se bañaban. Se convirtió en algo natural.

Ese juego del alto contraste entre luz y sombra me hacía mucho sentido y partía de mi primera sensación de la casa, recordó.

Ese juego del alto contraste entre luz y sombra me hacía mucho sentido y partía de mi primera sensación de la casa, recordó.

Cortesía/FICM

¿Cómo tomaste la decisión de hacer tu trabajo en blanco y negro?

El blanco y negro tiene que ver con la idea que tenía en un principio de la casa, que era lúgubre y oscura, y cuando entré y vi los espacios me di cuenta de que eran habitaciones con techos altos, con poca luz, la mayor entrada de luz es por las ventanas. Tomé muchas fotografías en blanco y negro la primera vez que fui y me pareció que el contraste era coherente con el juego de luz y sombra de la casa, hay lugares muy en penumbras y otros son muy luminosos, los rostros mismos para mí son como esos destellos de luz en la penumbra en las habitaciones, son los rostros que iluminan el lugar. Ese juego del alto contraste entre luz y sombra me hacía mucho sentido y partía de mi primera sensación de la casa, y lo continué porque me gustaba esa textura muy contrastada que me remite a un tiempo pasado, como la misma casa que es cómo de otra época, es traer la nostalgia al presente, es retratar algo actual a través de ese lente.

Para mí estos rostros hablaban mucho más de lo que ellos nos pudieran contar a través de sus historias de vida, explicó.

Para mí estos rostros hablaban mucho más de lo que ellos nos pudieran contar a través de sus historias de vida, explicó.

Cortesía/FICM

Eres un director que le gusta el rostro de sus protagonistas, que te gusta retratarles con la porosidad, las imperfecciones, con el paso del tiempo, eso en pantalla nos lleva profundizar con la idea que tienes de La Colonial, gente atrapada en un tiempo y espacio. ¿Cómo fue trabajar la fotografía para tener esos altos contrastes de los que hablas?

Fue encontrar junto con José Paz Manzano, el fotógrafo, una textura que nos gustara, utilizar un blanco y negro muy contrastado donde se evidenciaran las sombras. Para mí estos rostros hablaban mucho más de lo que ellos nos pudieran contar a través de sus historias de vida, las marcas y las facciones que tienen son un retrato vivo de todo ese pasado, de ese recorrido de vida que han tenido. Entonces, así como la casa tiene muchas texturas, grietas y manchas, también los rostros de estas personas, era generar esa relación de las marcas y cicatrices como un retrato de la vida que se ha cursado, las personas y el lugar, este manejo de luces y resaltar las texturas, tiene que ver con eso, con poder retratar ese paso del tiempo, ese recorrido arduo que han tenido las personas.

Cartel del filme

Cartel del filme

Cortesía/FICM

Algo muy llamativo es que, aunque estamos en La Colonial no llegamos a conocerla, vemos fragmentos de ella, y no podemos hacernos una imagen precisa de cómo es. Supongo esto tiene que ver con tus recuerdos y la forma en que la ves ahora.

Sí, exacto, no se logra crear arquitectónicamente la casa, está un poco desmembrada, pero a la vez forma una unidad. La comunidad que vive ahí es un poco eso, fuera de la casa son desconocidos, pero estando dentro forman parte de una unidad, esta comunidad muy particular y variada donde tienen que convivir y formar una unidad para coexistir en el mismo espacio. De ahí parte también.

¿Por qué la decisión de sólo retratar sus reacciones al final, cuando están viendo esta película mexicana?

El rostro, la mirada, las reacciones, los movimientos que uno hace con el rostro dan mucho más significado de lo que se pueda decir. Para mí, este momento donde ven la película, es que los remite a su infancia, es ver una película de ese pasado que ya no es, que fue alguna vez, y sus rostros los devuelven a su niñez, a pesar de ser rostros muy férreos, con marcas y arrugas, con facciones muy marcadas, en ese momento se transforman, agarran cierta ternura, se logra destapar esa esencia de la humanidad más noble, y es muy bello porque al final cuando uno ve fotos o videos del pasado, se vienen a la cabeza muchos momentos que se vinculan a ese momento, y para mí eso sucede cuando vemos sus miradas y ellos ven ese pasado que todos comparten, porque es una película que seguro todos vieron en su infancia y que los logra conectar. Es un momento muy emotivo de rostros conmovedores.

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¿Qué significado tiene para ti que una película muy íntima para ti, muy ligada a tus recuerdos, que pone en pantalla a una población que casi siempre es invisibilizada, ahora forme parte de uno de los festivales de cine más importantes del país, como lo es Morelia?

Muy contento, el festival tiene mucho prestigio en el país, convoca a mucha gente de muchos lugares y eso sin duda hace que mucha gente pueda ver la película, que es la finalidad ideal para los realizadores, que la cinta se pueda ver por la mayor cantidad de personas. Muy contento de compartirla y que finalmente se pueda ver. También me emociona pensar que cualquier persona pueda estar en una pantalla de cine, cualquiera de nosotros tenemos historias y al compartirles va a conectar con alguien, eso es emocionante y bonito, que esas personas puedan hablarles a los espectadores.