La cinta chilena La vaca que cantó una canción sobre el futuro, llegó a la 37 edición del Festival Internacional de Cine de Guadalajara (FICG), teniendo su estreno latinoamericano en él, como parte de la Sección Oficial en Competencia de Largometraje Iberoamericano de Ficción. 

En Crónica Escenario pudimos charlar con una de sus protagonistas, la actriz Leonor Varela (Blade 2, 2002), quien nos compartió un poco acerca de su experiencia en este filme, el proceso creativo y los retos que implicó para ella su personaje.

El filme retrata la vida de Cecilia (Leonor Varela) y sus hijos, que viajan a la granja lechera de su anciano padre después de que éste casi muere de un ataque al corazón. De vuelta a la casa de su infancia, el pasado cobra vida y Cecilia debe enfrentarse al dolor del suicidio de su madre y a las misteriosas circunstancias que rodean las tierras de su familia: “Fue un proceso muy gracioso. Me llegó una llamada donde me invitaban al laboratorio de directores de Sundance de parte de una directora de las ocho que habían seleccionado a nivel mundial y resultó ser Francisca”, dijo.

“Me ofreció que trabajáramos en su guion además de ver mi interés como actriz para ayudarla en este proyecto. Acepté, leí el guion y juro por Dios que me parecía una historia que había leído antes, al grado de decidle a Francisca en nuestra primera entrevista que ya me lo había mandado antes. Tenía una sensación de pertenencia tan fuerte con el relato que ella se reía de ello. Me enamoré profundamente del proyecto, sentí que era como una vuelta a casa, como algo que me pertenecía ya desde hace tiempo”, declaró inicialmente la actriz de raíces chilenas.

Varela explicó que otro de los más grandes factores que le encantó de este filme fue el lazo que creó con la realizadora, Francisca Alegría. “Cuando pasé más tiempo con ella en el laboratorio, la conocí mucho mejor, se generó una amistad y un vinculo muy genuino. Hay que recordar que no todos los actores que forman parte de este ejercicio terminan por formar parte ya de la cinta. Pero Mia (Maestro), ella y yo generamos un gran lazo más allá de lo profesional. Fue un proceso de cuatro años de rodaje, un camino largo que incluyó reescrituras, colaboraciones y la capacidad de poder armar un personaje a la medida de lo que pretendíamos hacer”, dijo.

Lo mismo sucedió con la relación que creó desde los laboratorios de Sundance con la experimentada compañera de oficio, Mia Maestro. “La admiro mucho, es una gran actriz, alguien que realmente se empapó del personaje y le trajo una vitalidad hermosa. Además, extrañamente como que a veces nos parecemos y otras no tanto, somos la misma, pero a la vez no. Fue lindísimo poder trabajar a su lado y hasta el día de hoy seguimos siendo grandes amigas pero no nos hemos podido ver tanto debido a la pandemia y todas estas situaciones, pero realmente espero poder verla pronto porque realmente la estimo mucho”, afirmó Leonor.

Otra de las cosas que más le gustaron a Varela para formar parte de este proyecto tiene que ver con el guion que Fernanda y su compañera Francisca Urrejola crearon con su personaje, un arco interesante de transformación. “A la fecha me sigue fascinado que mi rol realmente se convierte en otro ser. Me parece un fenómeno muy transversal por el que todos nosotros pasamos pues todos nos podemos identificar con la vivencia de cierto grado de dolor con respecto a nuestra infancia, a las cosas que nuestros padres hicieron o no”, mencionó.

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“Hay grados también en los traumas, claro está y ese por el que atraviesa Cecilia es algo muy fuerte, pero puedo conectar con ello porque todos cargamos con esas mochilas, esos esqueletos del pasado. Realmente el arco que atravieso es el viaje de poder mirar, confrontar y sanar estas cosas para al final soltarlas y caer en la aceptación y el amor propio, así como hacia los seres que te rodean. Fue un proceso hermoso que me llevo en el corazón”, afirmó.

También en esta cinta chilena que fue aclamada en Sundance destaca un mensaje acerca del medio ambiente y la naturaleza pero tomado desde otro enfoque. “Esta cinta invita a reflexionar sobre cómo nos relacionamos no sólo con nosotros mismos o nuestras familias sino con el entorno más grande que es el mundo natural. Tenemos que comprender que hay que cambiar de manera urgente nuestras actitudes sabiendo lo que está pasando actualmente de manera global”, dijo.

“Hay que recordar que la naturaleza va a estar ahí, pero la verdadera pregunta es si nosotros como especie aún seguiremos. Me parece que el discurso medioambiental tiene a la gente un poco abrumada, como que le da igual escuchar palabras como calentamiento global y sigue consumiendo plásticos, carne, etc. Pero esta cinta evita eso para tocarlo desde un enfoque mucho más emocional y eso es importante para que suceda un cambio porque el discurso ya nos entra por un oído y nos sale por el otro”, expuso Varela.

“Estamos en un momento crítico y lo sabemos, estamos en ese instante de saber qué mundo le vamos a dejar a nuestros hijos. Es hermoso entonces poder darle una voz a la naturaleza a través de esta cinta para pensar cómo es que estamos cuidando el medio ambiente, como estamos en este momento interconectados, el virus reciente lo dejó claro. No nos podemos salvar solos y no importa el dinero ni nada, eso no va a evitar que me llegue el mismo. Es una cuestión de cambio en los paradigmas y me parece que la cinta de Francisca es muy eficaz y perspicaz en la habilidad de comunicar eso”, agregó la actriz.

La belleza lírica de ese mensaje resuena en algunos paralelismos interesantes dentro del filme, destacando uno que resulta en uno de los momentos más emotivos y climáticos del filme el cual involucra a su personaje y una vaquilla solitaria, escena de la cual nos habló Leonor. “Fue muy hermosa de hacer aunque era mucho más larga. Francisca me dijo en ese momento que lo dejara ir todo e Inti Briones, el director de fotografía, me siguió y originalmente la idea era que entrara al corral pero se cerró la puerta y nos quedamos afuera”, expresó.

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“Lo que pasó entonces fue que los terneritos se acercaron y comenzaron a lamer mi mano al ver que estaba triste. Termina la escena, rota la cámara y todo el mundo estaba llorando. Era el pique emocional de mi personaje y se tenían que abrir las puertas de la presa, literalmente que fluyera todo. Son esos momentos como actriz que uno se pone como desafío y que no puedes hacerlo de mentira, eso significa todo”, añadió.

Ahondando más acerca del proceso de grabación del filme y los retos que pudo proponerle a Leonor los mismos, la actriz confesó que en realidad fue algo mucho más intuitivo que le dejó valiosos aprendizajes a la fecha. “No es un proceso tan mental el que vives cuando estás haciendo un papel. La sensación más bien es como estar en un río donde te estás dejando llevar. El trabajo, la preparación del personaje, las líneas, todo ya estaba pensado y hablado”, comentó.

“Llegas entonces y dejas que las cosas sucedan también. Es algo mucho más intuitivo y en retrospectiva es como puedo reflexionar acerca de estos cambios que he enfrentado gracias a esta cinta y este rol, es algo que me ayudó mucho a aprender a soltar, a dejar ir y ser más como la Cecilia que termina la cinta, aquella que deja el control de lado para fluir, aquella que es capaz de aceptar la vida como es y no pelear contra el viento”, agregó.

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Terminando la charla, Varela nos comentó parte de lo que se viene para ella, una agenda bastante interesante que puede la traiga de vuelta a nuestro país. “Acabo de terminar una película con Benjamín Vicuña y Florencia Peña para Amazon, un dramedy dirigido por Sebastián Schindel que saldrá en los próximos meses en la plataforma. Además, en septiembre comienzo un proyecto en Los Ángeles y estoy trabajando en otro, una historia que me apasiona y del cual espero poder tener noticias pronto porque tengo planes para que se filme acá en México, quiero volver a la Ciudad a filmar porque encuentro que el cine mexicano, su talento y su industria son un gremio muy fuerte y talentoso con el cual disfruto mucho trabajar”, concluyó.