Martin Scorsese: “Si pudieras conectarte como ser humano, alma a alma, la vida sería muy diferente”

COBERTURA. El legendario cineasta estadunidense se encuentra en México para presentar su más reciente filme Killers of the flower moon, que enaltece los valores de la tribu Osage a cien años de sus tragedias

cine

Martin Scorsese en CDMX.
ESPECIAL Paramount

Ulises Castañeda

11/10/2023 17:53

Han pasado 100 años para que alguien les pida perdón a las tribus Osage del noreste de Oklahoma por la serie de asesinatos organizados por un grupo de abusivos que les querían robar los títulos de propiedad de sus tierras, ricas en petróleo. Ha sido Martin Scorsese el que ha tomado al cine como puente para enaltecer su cultura adaptando su historia en Los asesinos de la luna (Killers of the flower moon). El legendario cineasta mexicano dio detalles de su más reciente película en un encuentro con los medios nacionales en la Ciudad de México.

“Me presentaron el libro justo cuando estaba a punto de hacer El irlandés (...) Y me intrigó el título. Sentí que me estaban diciendo, ya sabes, ‘él nunca hizo un western’. Y siempre he tenido cuidado con los westerns”, expresó el realizador.

“Estaba muy nervioso de abordarlo pero había algo sobre la naturaleza de los esquemas generales de cómo las familias blancas dominaban esa área de Osage y surgió una fascinación por el lugar y su cultura, sobre los pueblos indígenas y los nativos americanos”, añadió.

Sin embargo es un proyecto que frenó para realizar su anterior proyecto con Netflix: “Es un tema que había estado en mi mente durante muchos años allá por los años 70 y que me fascinó. Nunca sentí que podía abordarlo adecuadamente. Y por eso siempre retrocedía. Luego decidimos hacer The Irishman primero porque el CGI hacía que los actores parecieran más jóvenes”, comentó.

“Si tuviéramos que esperar otros tres años, los actores serían aún mayores y luego tener más imágenes generadas por computadora es muy caro. Entonces dijeron: ‘Marty, ya sabes, vamos a tener que hacerlo’. Entonces dije ‘está bien’ y así hicimos El irlandés”, añadió.

LOS HORRORES DE LA NATURALEZA HUMANA

Tras esa experiencia decidió retomar el proyecto de adaptación de la novela The killers of the flower moon: “Trabajé en el guión con Eric Roth la historia que propuso David Grann, que fue quien creó el libro sobre este caso en que la Oficina Externa de Investigaciones entra en una situación y trata de descubrir quién cometió los asesinatos de esa tribu de Osage”, mencionó.

“Cuando leía esto me dije, ‘es una cuestión de quién lo hizo. Todos lo hicieron. Incluso si simplemente giras la cabeza y miras para otro lado, eres cómplice’. Y dije: ‘Quizás esa sea la historia’”, expresó y ahí fue cuando encontró lo que quería reflexionar: “Cómo es tan fácil para la naturaleza humana ser cómplice de algo de esta escala tan horrenda (...) La ética de trabajo europea era que tú siembras y cosechas, ya sabes, Dios te da beneficios, pero tienes que contribuir. Tienes que trabajar para obtener tus beneficios”, dijo.

“Pero en este caso, muchos europeos blancos sintieron que no estaban funcionando. Ahora, de repente, ¿cómo obtienen esta gracia de Dios? ¿Sabes? Y entonces encontré que era interesante. Y luego empezamos a ir a Oklahoma y quería conocer un poco más al pueblo Osage, porque mis otras experiencias con los nativos americanos en la década de 1970 fueron muy volátiles y muy traumáticas”, continuó.

“Conocí al jefe Standing Bear. Él podría contarte lo que sintió, lo que conocimos, qué expectativas tenían conmigo haciendo una película de este tipo. Y al final empezaron a tratarme muy, muy bien. Y tenían grandes cenas y la gente se levantaba y hablaba. Porque hay que entender que las personas en esta película, muchas de las que ves frente a la cámara, y mucho menos detrás de la cámara, eran descendientes de estas personas. Eso todavía está ahí de una manera divertida o no divertida, pero sí muy real. Esta herida sigue ahí”, dijo.

EL AMOR COMO MOTOR DE BÚSQUEDA

La trama del filme es la siguiente: A principios del siglo XX, el petróleo le dio una gran fortuna a la nación Osage, que se convirtió en uno de los pueblos más ricos del mundo de la noche a la mañana. La riqueza de estos nativos americanos atrajo inmediatamente a intrusos blancos que manipularon, extorsionaron y robaron tanto dinero Osage como pudieron antes de recurrir al asesinato.

Basada en una historia real y contada a través del improbable romance entre Ernest Burkhart (Leonardo DiCaprio) y Mollie Kyle (Lily Gladstone), Los asesinos de la luna es una épica historia de crímenes en el oeste, donde el amor verdadero se cruza con una traición inimaginable. También está protagonizada por Robert De Niro y Jesse Plemons.

“La gente de la tribu señaló que hay que recordar que no es tan simple como una víctima y un villano. Señalaron que Molly y Ernest estaban enamorados y que Ernest estaba haciendo todo esto por su tío y que realmente amaba a Molly. Y también amaba la cultura Osage. Y Molly lo amaba. ¿Qué hay entre ellos dos? Y eso es lo que finalmente se convirtió en la historia”, comentó.

“Y fue entonces cuando Leo DiCaprio me señaló, creo que fue justo antes de que llegara la pandemia. Me dijo, ‘¿y si hago otro papel? ¿Qué pasa si interpreto a Ernest?’ Y dije: ‘Bueno, eso es interesante’. Ernest es el único personaje que no está escrito, lo que significa que tendríamos que comenzar el guión y hacerlo de adentro hacia afuera, no de afuera hacia adentro”, dijo Marty.

UN PROCESO CREATIVO CAMBIANTE

Ante la llegada de su talento protagonista fetiche es que la historia comenzó a tener giros inesperados especialmente con la suma de sus talentos: “Se basa en el amor, la confianza, la traición (...) Jesse Plemons es increíble. Una vez que elegimos a Lily Gladstone, nos sentimos seguros de que podíamos hacerlo y de cómo hacerlo. Al principio no estábamos tanto. Entonces, a medida que la película comenzó a producirse, mientras se filmaba, seguimos cambiando, trabajando y reescribiendo cada día hasta el final del rodaje”, explicó.

El proceso creativo del filme los llevó a cruzar un laberinto en el cual solo tenían el objetivo claro humanista: “A veces quería hacer un semidocumental sobre la Nación Osage, los pueblos indígenas y el valor de quiénes son, los valores que podemos haber perdido, ya sabes, como europeos blancos. No lo condeno. Sólo digo que podemos tener un punto de vista diferente, ciertamente tenemos un punto de vista diferente”, expresó.

“Pero el valor de quiénes son y lo que creen y cómo viven sus vidas, lo que piensan es importante en términos de sus valores y cuál es el denominador común entre nosotros y eso. Y para mí eso fue algo”, añadió.

Sin embargo, a pesar de sus intenciones el camino del filme tuvo detractores: “Había algunos activistas que decían, ya sabes, ‘no entiendes la cultura Osage. No entiendes lo que es’. Cuando te encuentras en esta situación, tienes que ser muy, muy, muy cuidadoso y entender más acerca de las personas”, comentó el cineasta.

“Por ejemplo, cuando yo era pequeño, cuando estaba corriendo por la casa y de repente llega una gran tormenta y mi abuela me decía: ‘Para, siéntate. Dejen pasar el poder de la tormenta y simplemente siéntense porque la tormenta es un regalo de un país y de Dios’. Creo que esas cosas no se pueden aprender”, siguió.

“Como personaje de Ernest, eso es lo que aprende sobre los indígenas. Aprende a respetar la naturaleza. No sé si el real. Ernest, estoy hablando del personaje de la película en términos cinematográficos. En efecto, el cine tenía una diferencia en términos de los pueblos indígenas de todo el mundo”, complementó.

INTERÉS GENUINO LEJOS DEL WESTERN

Cabe destacar que, en Scorsese, este interés por la comunidad nativa americana no es algo nuevo: “Estuve un poco involucrado por un tiempo en la masacre de Wounded Knee (1890), por eso fui a Dakota del Sur y descubrí que estaba totalmente traumatizado. No me había dado cuenta del nivel de tristeza que tenían los pueblos indígenas en cierto sentido. La forma en que vivían o intentaban vivir. Me quedé totalmente en shock. Yo era muy joven”, recordó.

Por eso conectó con lo ocurrido en la comunidad Osage de otra manera: “Desde fuera parece que, como se ha mantenido en silencio durante tantos años, en realidad no pasó nada. Ya sabes, no hubo ningún tiroteo. No hubo ningún bombardeo en Black Wall Street en 1921, aunque sí tuvo lugar en Tulsa el mismo año. Por eso lo puse en la película. Y entonces sólo estoy diciendo que la naturaleza de la lucha entre los diferentes, la lucha racial, ¿tiene que ser así? Ya sabes, ¿podemos aprender unos de otros? ¿Puede ser justo? ¿Puede haber, supongo, lo que usted llamaría derechos humanos en este momento? Ya no lo sé”, se cuestionó.

En otro momento de la charla, el cineasta habló de su acercamiento al género western pues se resistía a abordarlo desde los inicios de su carrera: “En las décadas de 1940 y 1950, vi que era un gran admirador del género occidental estadounidense, pero sentí que cuando Sam Peckinpah hizo The Wild Bunch, se había acabado el boom y un nuevo orden mundial americano salía. Todo cambió”.

La forma de acercarse ahora con The killers of the flower moon es una búsqueda distinta por cómo han cambiado los tiempos: “Ahora que hemos visto a lo largo de los años, el western americano, los vaqueros y los indios, entre comillas. Y sabemos que los indios son malos. Los vaqueros son buenos tipos. Ya sabes, todo cambió. Es muy diferente. Y no todo el mundo lo sabe. A menos que leas Blood Meridian (de Cormac McCarthy), pero en cualquier caso, ya sabes, no creo que esté realmente ahí fuera”, destacó.

“Y tiene que haber algo nuevo, es algo que todo el mundo ha dicho antes. Si pudieras conectarte como ser humano, corazón a corazón, alma a alma, esto sería muy diferente y es lo realmente importante. Así que pensé que esta historia realmente presentaba eso, porque no lo presentaba como, ya sabes, en 1974”, añadió.

ROMPER CON LAS VIEJAS REGLAS DEL GÉNERO

Y aunque parece desafiante para el cineasta se trata de un reto artístico: “Para mí, no es algo para provocar a la audiencia, sino para alentarla a lidiar aún más con la humanidad de los personajes. ¿Realmente necesitas entender exactamente lo que están diciendo? Puedes saberlo por el lenguaje corporal. Ésta es la última pregunta. Es algo extraño. No sé. Nunca podré hacer un western clásico. El western clásico trata sobre cierta mitología de una cultura, ya sabes, y hay buenos y malos. Y nunca podría hacer eso”, expresó.

“No pude encontrar qué podía agregar a lo que hicieron Anthony Mann, John Ford, Howard Hawks o Peckinpah. No hay manera de que pueda hacerlo. Está cerca de The Wild Bunch, pero nunca podré llegar allí”, continuó.

“Hay que agarrar el corazón y decir: ‘todos somos personas, ya sabes, sí, hay cuestiones económicas. Sí, existe esto, sí, existe aquello’. Pero en el fondo seguimos siendo los mismos. Somos las mismas personas con alma y corazón. Y ese sería un paso importante si eso puede suceder”, complementó.

Lo que para Scorsese parece extraordinario es que su filme es sobre una nostalgia que los tiempos modernos no conocen: “Cuando dicen que esto sucedió hace cien años, me sorprende un poco porque nací en el año 42, porque para mí, 1921 es como hace 50 años en realidad, cuando yo era niño, los años 20 eran como ahora los 80, ya sabes, y dices ‘oye, hagamos algo de nostalgia y son los años 80’, ¿estás bromeando? o nostalgia de los 90. Entonces, nostalgia para mí, son los años 20 y me dicen, ‘Marty, son 100 años’. Y digo, ‘no lo puedo creer’. Pero al final sí vivimos en ese mundo durante esos nueve, diez meses, lo que fuera, tal vez más, ya sabes”, dijo.

ROBERT DE NIRO, SU VIEJO AMIGO

A propósito de nostalgia, hubo un momento importante al momento de hablar de la relación que tiene con sus actores fetiche con los que ahora vuelve a trabajar. Comenzó por Robert de Niro: “Nos conocimos cuando teníamos 16 años. Él es la única persona viva en nuestro trabajo, en nuestro negocio y en nuestra forma de arte que sabe quién soy y de donde vengo. Sé quién es él. Conozco a sus amigos en ese momento. Algunos todavía están vivos. Algunos de los míos todavía están vivos”, dijo.

“Éramos gente de la calle, en cierto modo. Era un barrio de clase trabajadora. No tan pobre como, digamos, Dallas o, ya sabes, pero, ya sabes, no tan cerca, cerca porque vivíamos en Bowery y Bowery en ese momento era el final de la vida para muchos hombres y algunas mujeres. Básicamente, estaban muriendo en las calles. Y así la pobreza estaba con nosotros en todas partes”, añadió.

Para el cineasta su relación es especial porque entendieron los mismos contextos sociales y tenían similares ambiciones artísticas: “Nosotros éramos nuestras familias, éramos su familia. No me di cuenta hasta años después de que su padre era un artista famoso. No lo sabía. Pero le gustaba estar con nosotros. Y nos gusta la gente de clase trabajadora y de clase trabajadora baja, ¿sabes? En cualquier caso, conocía a las personas sobre las que hice las películas”, dijo.

“Durante ese período, y particularmente durante Taxi Driver, descubrí que me sorprendió y no tuvo miedo (...) Y luego también se hizo realidad Toro Salvaje. Y lo que quiero decir con esto es que en ese momento encontramos una gran similitud en nosotros mismos. No podíamos expresarlo, nunca lo habíamos verbalizado, pero sentíamos lo mismo por muchas cosas (...) Nos hicimos mayores y él me presentó a Leo DiCaprio y descubrí que Leo, aunque hay una diferencia de 30 años, tiene sensibilidades similares y tiene la misma valentía”, mencionó.

LOS ACTORES, SU INSPIRACIÓN

Para el cineasta DiCaprio es sorprendente por su forma de enfrentar la vida que le recuerda a su amigo: “Es un loco libre e intrépido, prácticamente. Hicimos ambas cosas en El lobo de Wall Street (...) Fue ponernos a prueba y hacerme crecer como cineasta porque él hizo que me emocionara cada día por estar en el set. Tengo 80 años. Ya sabes, cuando estaba haciendo El lobo…, creo que tenía 72 o 73. Y, ya sabes, llegas allí por la mañana y, de repente, los actores decían cosas y de repente mi ánimo se levanta”, comentó.

Y es que uno de los grandes motores de Scorsese por los que sigue haciendo cine después de más 50 años de carrera es debido a la energía que le dan sus actores en el set: “Es como dijo Jerry Lewis la última vez que lo entrevisté y tenía 93 años, dijo, ‘en la mañana, vengo al set y si no estoy divirtiéndome esto va a ser difícil y estaré quejándome’. Quejarse, ya sabes, eso es parte del disfrute. Y si no me estoy divirtiendo, algo está artísticamente mal y no debería estar ahí. Y esa es la clave”, comentó.

“Entonces, con Leo y Bob, es una sensación, una confianza real, una confianza similar a la que tenemos con Lily. Por cierto, también pasó mientras estábamos con Margot Robbie en El lobo de Wall Street, ya sabes, e incluso en Silence con Andrew Garfield y Adam Driver y todos los actores japoneses, ya sabes. Teníamos este vínculo, y me gusta trabajar con eso. Y con eso, para mí como cineasta, después de cincuenta y tantos años, nunca pensé que estaría aquí”, concluyó.

Martin Scorsese: “Si pudieras conectarte como ser humano, alma a alma, la vida sería muy diferente”