Después de su paso exitoso por festivales de la talla de Tribeca y Morelia hasta en los especializados de género como Feratum y Mórbido, no cabe duda de que Huesera, ópera prima de Michelle Garza Cervera, es una de las propuestas más esperadas del cine mexicano de terror contemporáneo. En Crónica Escenario hablamos con ella en el marco del Festival Internacional de Cine de Morelia acerca de los retos y curiosidades detrás del proyecto.
Para ello, Michelle comenzó recordando que el tema de la maternidad no deseada es algo que tenía en mente desde que comenzó a formarse el guion. “Sabíamos que queríamos hablar de este tema y hacia dónde queríamos llevarlo desde el inicio. Teníamos que construir una historia con un personaje que creyera algo del mundo y su dinámica familiar, con todo el paquete que se ha comprado de vida doméstica. Lo que decidimos es mostrar que este no era el rumbo que ella quería y que había otras formas, una disidencia persistente en ella que tiene que terminar por abrazar a través de la maldición de la Huesera, que llega, así como Abia y yo, a comprobarle algo de su vida a través de la tortura para reafirmar el concepto de libertad que ella busca constantemente”.
“A partir de ahí, fue brutal la evolución de nuestro texto. Tiene también mucho que ver con las ganas de construir una especie de horror particular donde capturáramos a la Ciudad de México, que es nuestra ciudad, además de mostrar nuestras familias y nuestra sociedad en la pantalla. Aportamos pedazos de nuestras vidas personales y universos conocidos o desconocidos para que funcionaran en el relato”, agregó la joven realizadora.
El filme cuenta la historia de Valeria, una mujer que lleva tiempo intentando tener un hijo. De repente, la misma noche en la que por fin se confirma su embarazo le visita una extraña presencia. A partir de ese momento, la monstruosa criatura la persigue manteniendo en peligro su embarazo, su pareja y la vida de su futuro bebé.
Uno de los aspectos que más buscaban crear en Huesera era cambiar la concepción de los clichés de las mujeres protagonistas de las cintas de género. “Nos importaba mucho la sensación de representación y de la ruptura de los estereotipos de los personajes femeninos en el cine. Ese fue otro reto que tuvimos que pulir. Esto conllevó un proceso muy largo que llevó años y llegó a un punto en que, dentro de las reescrituras, el proyecto cobró vida propia porque se empiezan a sumar las partes necesarias como la fotógrafa, el diseño de producción, los actores, productores y laboratorios como Cine Qua Non Lab o Blood Window enriquecen y cuestionan el relato que terminó por convertirse un ser vivo. Ha sido la mayor escuela de guion que he tenido”, reflexionó Garza Cervera.
Michelle explicó porqué era fundamental crear un relato contemporáneo que no buscara repetir las fórmulas pero sí mostrar un horror característico mexicano. “En nuestras vidas personales, habitamos esas historias y universos contrastantes. Quisimos ser fieles a la sensación de vivir en un lugar que puede estar lleno de todos esos contrastes en un mismo día. Me parece que eso crea el folclor, la cotidianidad porque lo sientes, lo vives y no necesariamente forma parte de los cuentos. A veces pasa mucho en Hollywood donde creamos una estética de lo que creemos que es este país y sus localidades pero no siempre funciona bien”.
“A veces, esas fórmulas no funcionan porque, como mexicanos, vivimos en otro ritmo, nuestra comedia y miedos son otros muy diferentes a los de otros países. Eso se nota en la literatura latinoamericana de horror y si bien Huesera tiene influencias del cine de terror norteamericano y europeo, no deja de partir de lo que conocemos y de ser fieles a cómo hablamos sin ser solemnes”, complementó la directora de este filme.
Algo también llamativo es tomar una leyenda de horror como la Huesera, que aunque no es tan conocida, aquí es explotada de buena forma. “Sinceramente, no es una leyenda que nos defina como, por ejemplo, lo es La Llorona. Sin embargo, creo que conservamos el corazón de la misma y que mucha gente del equipo que participó en ella la está descubriendo junto con la gente que la ha visto. Yo misma pasé por ese reconocimiento al leerlo en un texto de una psicoanalista, donde me pareció que a través de su leyenda había algo mucho más importante que decir”, mencionó Michelle.
“La idea de una mujer batallando en un lugar árido y seco me parecía muy atractiva, que estuviera en esa experiencia por tanto tiempo, desenterrando huesos y sin agua. Simplemente era horrible pensar en ese sufrimiento pero a final de cuentas, logra juntar este esqueleto y hacer un ritual que le da vida a este ser y lo libera después de un proceso tan arduo y complicado además de su relación con los huesos. La leyenda sin duda habla de encontrar las partes de ti mismo, las más oscuras, las más políticamente incorrectas tal vez que no queremos voltear a ver y que pueden partirlo a uno por dentro si no les pones atención. Es de alguna forma bello atravesar esos procesos difíciles de depresión que al final logren o la creación de un monstruo para algunos pero la libertad para otros, como para mí”, añadió Garza Cervera.
Toda buena narrativa de horror tiene que tener una protagonista que levante el proyecto. En este caso, ese rol cae en Natalia Solián. “Ella es un misterio para mí. A veces dejaba correr la cámara porque estaba hipnotizada con su rostro y sus expresiones que no mandaba el corte. Es alguien que con un mínimo movimiento de boca u ojos dice mucho. Aparte, su trabajo corporal y de expresión parte de su análisis del personaje y la comprensión profunda, de su estado anímico y la crisis personal que cruza la protagonista. Ella fue capaz de construir, a partir de su maternidad y los lugares más oscuros que como mujeres atravesamos, seamos o no madres, fue alguien que me dio oro para la cinta”, ahondó la también guionista del proyecto acerca de la experiencia de trabajar con ella.
En los valores de producción destaca un factor que ayuda a la tensión creciente del sufrimiento que pasa Natalia en la cinta: el sonido. Al respecto, Garza Cervera expuso: “No se si fue a través de mis grandes influencias como Lynn Ramsay o Lucrecia Martel, que a pesar de no ser realizadoras de cine de género saben crear atmósferas desde el horror clásico pero sobre todo con el aspecto sonoro. Desde que escribía el guion pensaba en lo que se transmitía a través del sonido. Incluso desde ese punto me impuse reglas como no traer esos elementos clásicos sino partir siempre de lo cotidiano para transmitir lo que queríamos en Huesera, que es a partir de todo lo que la rodea y el leitmotiv de la fractura de huesos”.
“Gracias al concepto del filme creamos una estética que instantáneamente genera esa sensación de repulsión en el ser humano, casi como una navaja en el ojo. Estoy orgullosa de lograrlo porque al verlo deja de ser conceptual y se nota tangible, lo que siempre resulta importante en el cine”, acotó.
Si bien la Huesera ya tiene sus dotes monstruosas sobrenaturales, para Michelle la creación de estas bestias va muy de la mano con lo humano. “La creación de los monstruos viene a partir de nosotros mismos y la humanidad en sí. Es la experiencia humana la que volvió, por ejemplo, a Frankenstein, en esa bestia. No era su físico ni sus particularidades sino su conexión y encuentro con nosotros lo que lo vuelve así. Eso me parece brutal. Que Huesera regrese a esos aspectos de la concepción de la monstruosidad definidos en la obra clásica de Mary Shelley es algo que me parece muy bello”, expuso.
La cinta toma un evento traumático como el embarazo de una mujer para elevar el horror de la misma. Sin embargo, Garza Cervera confesó algunos de los momentos más trágicos en su vida y que la han forjado. “Me ha tocado enfrentar mucho a la muerte. Desde pequeña, mi primer amor falleció, mi madre, mis abuelos y hubo durante un año que cada tres meses murieron personas muy allegadas a mí. Eso creo me oscureció pero logré salir de ese infierno y cambió mi perspectiva de acercarme al cine. Entendí muchas cosas y emociones que podía expresar a través de un filme, sobre todo del terror. Comencé a comprender el dilema de los vampiros, cuando de adolescente era complicado porque crees que vivirás por siempre hasta que enfrentas la pérdida. Por eso creo que el terror es tan potente, pues te permite hablar de estos temas con otros mundos, con lo sobrenatural, acerca de los temas más duros y complicados que como seres humanos, nos cuesta sacar”.
Cabe resaltar que el terror es uno de los géneros que más atrae al público y la joven realizadora cree que hay una razón por la que, en estos tiempos, se ha revitalizado. “Creo que han existido grandes producciones en los 80 que habían invertido en mentes autorales interesantes. Últimamente creo que ha habido un despertar por apoyar a cineastas de este tipo como Eggers, Aster o Peele. Si bien pudo haber un tiempo en que no apostaban por estos relatos porque pensaban que no había dinero detrás de ello en la industria, ahora está pasando este renacer. Este cine de autor comienza a resonar fuerte, dándose cuenta a través de estos artistas que el género funciona, que hay interés por él y que se puede hacer algo grande con ello. Ojalá no se quede en una ola meramente y que de verdad persista este impulso para que, gente como yo, que era como un bicho raro al hacer este tipo de proyectos en mis cortos, les venga como anillo al dedo para empezar a ganar ese reconocimiento que merecen”.
Y es que, además de este factor por demás interesante, también está el que nos mueve hacia esos rincones de forma personal, sobre todo en el caso de Huesera. “Hay tanta gente con la que nos importa tanto quedar bien que de repente no nos detenemos a preguntarnos lo que realmente queremos. Esos miedos te llegan en la noche en ataques de pánico, pues te cuestionas qué es lo que aceptaste o has hecho por quedar bien con alguien más y es una gran reflexión que ofrece la cinta”, afirmó la mexicana.
Finalmente, Michelle Garza Cervera admitió que el proceso para hacer de este proyecto una realidad fue bastante arduo pero satisfactorio. “Fue extremadamente difícil. Cuando empecé todo esto nunca pensé en todos los sacrificios, en las transformaciones personales y profesionales que pasé. Simplemente fue la mejor escuela de cine que pude tener. Me cambió por completo la percepción de lo que hace un director, sobre todo al hacer una ópera prima. Fue un parto duro hacer Huesera pero siempre estaré agradecido con ella por todas las enseñanzas que me otorgó”, concluyó.
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