Escenario

Paul McCartney rinde culto al espíritu de la Beatlemanía en el Foro Sol

COBERTURA. Un histórico espectáculo fue el que ofreció el músico británico con un repertorio de casi 40 temas, de los cuales 23 de ellos fueron de The Beatles

música

Paul McCartney en el Foro Sol.

Paul McCartney en el Foro Sol.

OCESA/José Jorge Carreón

La primera ocasión que un beatle tocó en México oficialmente fue el 25 y 27 de noviembre de 1993 con la presentación de Paul McCartney en el Autódromo Hermanos Rodríguez. La leyenda británica volvió hasta noviembre del 2002 con tres fechas en el Palacio de los Deportes con su Driving World Tour. Ocho años después regresó para presentar dos fechas en el Foro Sol con su gira Up and coming en el mes de mayo. El 10 de mayo del 2012 ocurrió su más reciente visita con el histórico concierto en el Zócalo capitalino.

La noche de este martes el legendario Paul McCartney ofreció el primero de dos shows en su sexta visita al país como parte de su Got back Tour. Con poco más de 60 mil personas siendo testigos, el músico nacido en Walton, Liverpool (Inglaterra), en 1942 (81 años) volvió para enternecer, cautivar y conquistar al público capitalino con un show de 39 canciones, en el cual 23 de ellas pertenecieron a su paso por The Beatles (más un tema más que fue de su etapa anterior). Una velada histórica para la beatlemanía en México.

Haciendo caso omiso de la puntualidad británica, Paul y su banda se tomaron unos minutos pasados de las 21 horas para salir al escenario. La expectativa en la multitud estaba primero en si llegaría a tocar “Now and then”, tema lanzado a inicios de mes y que se considera la última canción de Beatles; luego estaba en la ansiedad de cuál sería la dosis que podría compartir del cuarteto de Liverpool.

Como era de esperarse, la presencia de miles de personas de tercera edad en el concierto nos regalaron postales emotivas dentro del público. Fue completamente inspirador ver a veteranos de la melomanía emocionados por ver a uno de sus ídolos y el momento que marcó el inicio del mágico encuentro se dio con las luces apagadas. En las pantallas un montaje de arte pop nos mostraba un compilado de momentos destacados de la carrera de Paul McCartney con música de fondo electro funk hasta que la épica de una sinfonía da entrada a los músicos y al músico. 

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El primer tema nos llevó por un sonido que se escuchó casi 60 años atrás. Apenas sonó el primer estribillo de “Can’t buy me love” y las decenas de miles de aficionados se unieron en una sola voz para cantar el tema clásico de Beatles que pertenece al disco A hard days night (1964), un tema que Paul escribió en París con arreglos de George Martin y que en su momento fue polémico porque se dijo que era para una prostituta pero el músico lo aclaró después: “La idea detrás de esto era que todas estas posesiones materiales están muy bien, pero no me comprarán lo que realmente quiero”.

Apenas finalizó el primer tema y la reacción de McCartney fue de sorpresa, agitando la muñeca y con la reacción en el rostro como cuando alguien ve una jugada imposible en el deporte. Luego tocó el turno de recordar su paso post Beatles con “Junior’s farm”, esa pieza que lanzó con Wings en 1974 con la que muestra su cariño a la ciudad de Nashville. Una canción rockera y emocionante con su solo de guitarra deslumbrante en el puente del tema.

Elegante en su traje como todo un Sir inglés, saludó a sus fanáticos haciendo un esfuerzo por conectar desde el idioma: “Hola México. Buenas noches. Ciudad de México. Esta noche voy a tratar de hablar un poquito de español”, dijo en medio de los aplausos. También de Wings sonó “Letting go”, una balada rock que es la más cercana al blues y soul del disco Venus and Mars (1975) y que dejó de tocar en vivo por muchos años hasta que la retomó en la gira del 2010.

El tema está inspirado en su primera esposa Linda McCartney en cuya letra muestra su emoción y ansiedad por mostrar al mundo el talento que hay en una mujer de la que está enamorado. Según su biógrafo Ames Carlin, esa canción es el reconocimiento del cantante de la necesidad de dar a su mujer más espacio para perseguir sus propios intereses, después de que Linda dejase su carrera como fotógrafa para unirse a Wings. Un rock en tono seductor y con un solo de guitarra hermoso. También destacó que sorpresivamente aparecieron sus músicos de viento en medio de uno de los palcos del Foro Sol.

El músico inglés hizo el esfuerzo por hablar en español entre las canciones.

El músico inglés hizo el esfuerzo por hablar en español entre las canciones.

OCESA/José Jorge Carreón

Antes de tocar el siguiente tema el músico bailó amistosamente como lo haría en diferentes momentos de la velada: “Thank you. Estoy feliz de estar de vuelta. Muy feliz. Sé que no hablo español. Poquito”, dijo. “La siguiente canción es una canción vieja”, añadió en inglés para sorprender al Foro Sol con “She’s a woman”, un tema perteneciente al lado b del sencillo “I feel fine” (1964) de los Beatles y que no tocaba en vivo desde el 2004.

El sonido campirano del tema, cuya letra de Paul con influencia de Little Richard, marcó un ciclo de canciones que aluden a la etapa más curiosa de Beatles pues según la mitología Beatle la canción la escribió semanas después de haber estado en una fiesta con Bob Dylan donde probaron marihuana. John Lennon se empeñó en incluir la frase “Turn me on when I get lonely” (“Excítame cuando me sienta solo”) como una forma de homenaje al consumo de esa droga.

Otro momento beatle delicioso fue “Got to get you into my life” del álbum Revolver (1966) y que también es un tema con alusión a la mariguana aunque parezca de amor, con un estilo de homenaje a la música soul de Memphis: “Fue una (canción) que escribí cuando recién había sido introducido al ‘porro’. Así que (es) realmente una canción sobre eso, no es sobre una persona”, dijo en una entrevista el músico. La letra alude a dejar en claro que su amor por la otra persona es algo constante y que necesita a esa persona en su vida todos los días, pero no es una persona, claro está. Una canción divertida y con el lucimiento de las trompetas y el sax.

“Yeaahh”, gritó antes de presentar “Come on to me” de su disco Egypt Station (2018) y que nunca había tocado en vivo: “Esta es una canción nueva”, dijo. En el tema se habla de el interés por una persona, del sentimiento de estar tentado a acercarse a ella pero duda en dar el primer paso, hasta que al final de la letra se arma de valor para expresar lo que siente. Mientras cantaba se quitó el sacó causó emoción entre los mexicanos.

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Llegó el momento de evocar el espíritu de Jimi Hendrix con “Let me roll it” del Band of the run (1974) de Wings. Antes del tema Paul contó rápidamente cuando Hendrix rompió una cuerda y trató de sacar a Eric Clapton del público para que se la cambiara. Como es el estilo de escritura de Paul que se basaba en una frase para componer todo alrededor de ella, esta canción llegó de una frase que incluyó George Harrison en su canción “I’d have you anytime”. Curiosamente Paul también ha dicho que la canción alude a la marihuana. Una canción densa que encandila y que tiene un momento fascinante cuando entra el órgano a acentuar el clímax.

Dejando su homenaje a las sustancias prohibidas, pero manteniendo la esencia de sentirse bien, llegó “Getting better” de Beatles, de su disco Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band (1967), un tema escrito a dos voces una diciendo claramente que todo está mejorando, mientras que la otra dice que no podían ya ir a peor. El optimismo de Paul se contraponía al realismo e ironía de John en esta canción. Una canción que sonó particularmente bonita gracias a los coritos de la canción que acompañó la multitud.

Cuando Paul se puso al piano auguró un momento emocionante. Así llegó “Let ‘em in” del Wings at the speed of sound (1976) de Wings, un tema que escribió con Linda y que parece surgir de una broma cotidiana. En la canción se hace referencia a varios amigos y familiares que sin razón llaman a la puerta de su casa y él exclama dejarlos entrar, entre ellos Suzy, que era el seudónimo de Linda en Suzy and the Red Stripes; “brother John” en referencia al hermano de Linda, John Eastman; Phil y Don, de los Everly Brothers, “brother Michael”, por su hermano Mike McCartney o hasta Keith Moon de The Who. En el tema la batería y las imágenes de las pantallas aluden a momentos de marchas de guerra incluida una de la lucha de la comunidad LGBT.

“Wow”, dice el músico a la ovación de su fanaticada. “Escribí esta canción para mi esposa hermosa Nancy (su tercera esposa). Ella está entre ustedes esta noche”, dijo para presentar la bella canción de “My Valentine” de su disco Kisses on the bottom (2012): “Estaba en Marruecos con Nancy, que ahora es mi esposa, y estábamos teniendo unas buenas vacaciones aunque llovía mucho. Yo dije: ‘Es una lástima que esté lloviendo’, y ella dijo: ‘No importa, podemos divertirnos’. Eso me gustó”, dijo alguna vez Paul sobre el origen de esta canción que además tocó en su boda con Nancy Shevell en el 2011. En la interpretación de anoche aparecieron las imágenes de Johnny Depp y Natalie Portman interpretándola en lenguaje de señas. Un momento bello en la velada.

El músico se mostró muy divertido en la velada.

El músico se mostró muy divertido en la velada.

OCESA/José Jorge Carreón

El momento cursi se rompió con las primeras notas al piano de “Nineteen hundred and eighty-five” del Band of the run (1973) de Wings. La canción al estilo de ritmo funk habla sobre la celebración del amor, sobre la devoción del cantante a su pareja y que en la letra habla de cómo su madre había predicho que encontraría el verdadero amor. Los coritos como aullidos y la música bailable emocionaron a todo presente con grandes momentos de la guitarra y la efusividad en la voz de Paul.

Con una entrada juguetona llegó “Maybe I'm amazed” (1970) del disco McCartney, una canción valiente que escribió poco antes de la disolución de los Beatles. Una canción de agradecimiento que dedicó a Linda por ayudarlo a superar esa ruptura con sus ex compañeros: “Maybe you’re the only woman who could ever help me”, dice la hermosa letra acompañada por la guitarra eléctrica y sus acordes dulces: “Son los mejores”, dijo en español. “Son una bola de locos”, añadió en medio de la ovación.

La evocación a Beatles llegó de nueva cuenta al estilo más puro del country con “I ve just seen a face” del Help (1965). Una emocionante canción sobre descubrir el amor a primera vista y la inmensa alegría de enamorarse. La canción es casi una declaración del poder del amor y la alegría de encontrar a alguien especial.

Cada tema del cuarteto de Liverpool emocionaba y causaba euforia, pero entonces llegó una sorpresa musical. Tocó “In a spite of all the danger”, una canción de la banda The Quarry Men, que es la banda que precedió a Beatles y que estaba conformada por por John Lennon (guitarra y primera voz), Paul McCartney (guitarra y primera voz), George Harrison (guitarra y coros), John Duff Lowe (piano) y Colin Hanton (batería). Se trata de la primera canción de la autoría de Paul que les enseñó y es una canción sobre rendirse al amor y que imita una canción de Elvis Presley a quien Paul había visto y había emocionado.

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Mágico fue el momento en que llegó “Love me do” del Please please me (1962) de Beatles y que también remonta a los momentos del primer Paul McCartney compositor pues la hizo a los 16 años mientras buscaba la manera de conquistar a Iris Caldwell, su novia de aquel entonces. Aunque la grabaron pasados los 20 (curiosamente hubo tres grabaciones con tres bateristas diferentes y en la versión de estudio no se quedaron las de Pete Best y Ringo Starr sino la de Andy White). Quizás sea la canción con la que comenzaron a convertirse en leyendas.

Un momento de calma llegó con “Dance tonight” del Memory almost full (2007) de su etapa solista, una canción que tocó con su mandolina para zurdos y que evoca a cuando le tocaba el instrumento a su hija Beatrice. Mientras la tocaba el baterista Abel Laboriel (sobrino de Johnny Laboriel) se llevaba los aplausos con su simpática forma de bailar.

Llegó otro momento hermoso evocando a los Beatles con “Blackbird” (1968), una hermosa canción con guitarra acústica que pertenece al Álbum Blanco con la que Paul McCartney muestra su apoyo a los movimientos por los derechos civiles de los años 60 y cuya letra está escrita en forma de metáfora para una mujer afroamericana, utilizando la metáfora de un pájaro para seguir alentando su lucha. La canción salió tras el asesinato de Martin Luther King Jr. y fue la reacción de Paul pero hubo otras reacciones de la banda como “Revolution” de John Lennon y “While my guitar gently weeps” de George Harrison. Fue hermoso ver a Paul tocar la guitarra en esta canción.

En esta etapa de rendir honor a la memoria tocó el turno de uno de los momentos más conmovedores de la noche cuando interpretó “Here today”: “Esta canción es para mi hermano y amigo John”, dijo antes de tocar la melodía que habla sobre la relación que tenía con su ex compañero y que sacó en el disco Tug of war (1982), dos años después de su asesinato. Fue concebida como un diálogo imaginario entre los dos músicos.

El cantante se mostró agradecido con sus músicos.

El cantante se mostró agradecido con sus músicos.

OCESA/José Jorge Carreón

Para romper el estremecimiento siguió con esa deliciosa música pop de “New” del disco homónimo del 2012, con momentos simpáticos de Paul mirando a su público desde el piano, hasta que llegó luego “Lady Madonna” (1969) del Yellow submarine, un tema inspirado por el blues rock de Fats Domino y cuya letra está inspirada en una fotografía de la revista National Geographic de una mujer dándole pecho a su hijo. Un gran momento en el piano y el sax. Antes de “Fuh you” (2018) del Egypt Station, que describe el noviazgo de dos adolescentes que comparten un beso antes de que la madre de la niña se entrometa y envíe al niño a casa, el músico alentó con su piano el “oe, oe, oe, oeee, Sir Paul” que le brindó el público.

Pasando la primera mitad del show llegó una oleada de emociones diversas, primero con “You never give me your money” (1969) del mítico Abbey Road, que trata sobre las luchas de la edad adulta joven, particularmente en cuestiones de dinero, inspirada en los problemas económicos de Apple Corps, compañía del cuarteto de Liverpool, y cuya letra bromea con una especie de consuelo espiritual en el más allá, con el estribillo de “Todos los niños buenos van al cielo” al final de la canción. A ella siguió “She came in through the bathroom window” del Let it be (1969) de Beatles, inspirada en sus fanáticos merodeadores y que al finalizar se llevó los aplausos por la frase en español que dijo: “Gracias a todos. Son a toda madre”.

Otra canción curiosa fue “Jet” del legendario disco Band of the run (1973) que lanzó con Wings y que según Paul, aunque llevaba el nombre de su perro labrador retriever, en realidad esconde historias sobre las experiencias al casarse con Linda y conocer a su papá. Una buena dosis de rock que daba paso a los momentos más interesantes de la noche.

Sonó “Being for the benefit of Mr. Kite” (1967) del Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band, inspirada en el cartel de un circo del siglo XIX que Lennon compró en 1967 en una tienda de antigüedades, con momentos de vals que sus músicos bailaron para amenizar la entonación. Luego llegó otro momento hermoso: “Esta canción se la dedico a mi amigo George (Harrison)”, dijo para dar vida a “Something” una de las canciones más hermosas de Beatles que comenzó con una versión en guitarra y que cambió a la versión remasterizada del disco: “Gracias George por hacer una hermosa canción” (curiosamente escrita “pensando Ray Charles” por su influencia), dijo al terminar en medio de los aplausos del público que daba más postales de personas mayores abrazados a sus seres queridos. 

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La mejor manera de romper con la densidad hermosa de ese momento fue de la mano de “Ob-la-di, ob-la-da” (1968) del Álbum Blanco, que nació de la expresión que usaba frecuentemente el conguero nigeriano Jimmy Scott y que era amigo de McCartney. Aunque se dice que la canción la odiaba John Lennon, fue él quien le dio el tono al piano cuando regresó a los estudios una noche drogado de marihuana. Al finalizar Paul aplaudió a su público por la respuesta.

De Wings reventó con un par de temas más. El primero de ellos fue “Band on the run” (1973) del disco homónimo, una balada rock con una guitarra extraordinaria jugueteando con los otros instrumentos y cuya letra también surgió de una charla con George Harrison en una reunión de negocios: “Él estaba diciendo que todos éramos prisioneros de alguna manera (debido a los problemas con su compañía Apple)”. El rock más puro haciendo vibrar al Foro Sol.

Luego llegó el momento climático de la noche con el cierre. Primero sonó “Get back”, del Let it be (1969). Un momento mágico para los fanáticos pues la interpretación se sintió como un viaje en el tiempo completo. Fue extraordinario brincar y agitar la cabeza al ritmo de esa canción que invita a dejar atrás los conflictos para volver a empezar, volver a tocar, volver a ser lo que eran, que era la intención de la rola en su lanzamiento: “Muchas gracias México, son los mejores”, dijo al terminar de tocarla.

Otro momento épico fue cuando comenzó el piano de “Let it be”. Ese mágico tema que Paul compuso tras soñar con su madre (quien había fallecido cuando él tenía 14 años) y que se incluyó en la grabación del disco Get back: “Me encantó volver a conversar con mi madre. Me sentí bendecido por tener ese sueño”, dijo en alguna ocasión. Anoche esa letra sobre aprender a aceptar los desafíos de la vida y confiar que todo se resolverá con el tiempo fue como un rezo lleno de devoción que provocó las lágrimas de muchos presentes, quizás hasta las de Lenny Kravitz quien estaba entre los presentes. Gran postal con los celulares prendidos y la guitarra que se sintió como una caricia al corazón.

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En el jugueteo de altibajos emocionales hubo que cambiar a la euforia y así llegó la joya de la corona de Wings con “Live and let die” (1973) del disco homónimo y que es una completa locura. Comienza al piano leve hasta romper con las emociones. Como era de esperarse, este tema que fue incluido en la banda sonora de la película de 007, Vive y deja morir, tal y como ocurrió con el cierre en el Zócalo en su anterior visita, estuvo llena de fuegos artificiales en su parte instrumental. Con una versión más parecida a la de Guns N’Roses, la versión de anoche fue una explosión total de emociones.

Para cerrar la velada llegó la magia de “Hey Jude”, ese legendario tema que Paul escribió para consolar a Julian, hijo de John Lennon después del divorcio de sus padres. Su sentido in crescendo musicalmente fue completamente contagioso con los más de 60 mil presentes. “No cargues con el mundo sobre tus hombros” se cantaba al unísono. Y la unión llegó con la vibra bonita de la melodía pero también con el juego de Paul haciendo cantar, primero a hombres el pegajoso coro final (“na na na nananá, Hey jude”), luego a las mujeres y al final todos juntos en una armonía emocionante. La épica de las canciones de Beatles en ese momento.

Pero el público no tenía suficiente. Paul tampoco. Hubo un encore. Tras los aplausos regresó con sus músicos con tres banderas: la de Reino Unido, la de México y la de la comunidad LGBT. “¿Quieren más?”, dijo con una respuesta masiva. “Pues esta canción va para ustedes, es especial, vean”, y comenzó a sonar “I ve got a feeling” (1970) del Let it be, que en un momento dio pie a escuchar la voz de John Lennon como si hubiera un dueto con su memoria.

El regreso al escenario fue una complacencia para la beatlemania. “¿Hay alguien aquí que cumple años? Si lo hay esta canción es para ti”, dijo para entender “Birthday” (1968) del Álbum Blanco, un tema divertido en cuya versión de estudio colaboraron en los coros Pattie Boyd y Yoko Ono, entonces parejas de George Harrison y John Lennon. De hecho esta fue la última canción que escribieron juntos Paul y John antes de la ruptura de la banda. Lo que en su momento Paul dijo que “pensamos que era una basura”, anoche sonó vibrante y luminosa.

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El manjar beatle siguió con “Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band (reprise)” que abre el disco homónimo y que es una invitación a disfrutar el espectáculo, un homenaje al deseo de entretener y llevar la alegría al público. Vaya que Paul lo estaba logrando. Luego siguió la locura con “Helter skelter” (1968) inspirada en los efectos de The Who en la prensa por su carácter de banda salvaje y estridente. Una locura en el Foro Sol.

Al terminar sonó el piano de “Golden slumbers” (1969), esa hermosa canción de cuna destinada a consolar a alguien mientras duerme. O a 60 mil personas que estaban soñando a cantar en vivo a los Beatles. “No importa lo difícil que se ponga la vida, siempre hay amor, seguridad y protección en la comodidad del hogar”, es la moraleja del tema que dio pie enseguida a “Carry that way” (1969) del Abbey Road, una canción que habla sobre la carga de la responsabilidad, ahora quizás no sea la de las dificultades comerciales del cuarteto de Liverpool, sino los momentos importantes de la vida que deben ser alegres y despreocupados: un recordatorio conmovedor del costo de llevar una carga pesada de responsabilidad, tanto individualmente como sociedad.

“Muchas gracias. Ahora nos tenemos que ir”, dijo Paul. La gente dice no. El músico agradeció a la banda: “Muchas gracias a todos ustedes”, dijo para cerrar con la simbología de “The end” (1969), esa canción reflexiva y sentimental sobre la naturaleza del amor y sus consecuencias. Un tema esperanzador y optimista sobre el poder del amor y la idea de que lo que ponemos en el mundo nos regresa de alguna forma: “Gracias, son un público maravilloso, nos vemos pronto”, dijo mientras había fuegos artificiales y confeti para cerrar la celebración máxima de la beatlemanía que se recuerde.

Sin duda uno de los conciertos del año.

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