Escenario

‘Radical’, una emotiva historia sobre la docencia como trinchera para el futuro de la sociedad

CORTE Y QUEDA. El filme protagonizado por Eugenio Derbez y dirigido por Christopher Zalla, llegó a las salas de cine nacionales y forma parte del FICM>

Maestro enseña a sus alumnos
Radical llega a las salas de cine nacionales Radical llega a las salas de cine nacionales (Cortesía)

La docencia es, o debería ser, esa vocación que todos aquellos dedicados a la enseñanza deberían tener. Esa pasión por enseñar y formar a las nuevas generaciones parece sentirse un tanto anquilosada, dispareja u olvidada. Pero a pesar de ello, hay docentes que buscan romper los esquemas, aquellos que sortean las problemáticas económicas y sociales para de verdad forjar a los jóvenes de ahora, esos que construirán el futuro.

Eugenio Derbez, de la mano del director Christopher Zalla, llevan la historia real del profesor Sergio Juárez y su efectivo método de enseñanza en Radical, donde de forma emotiva y efectiva sigue la fórmula de esos dramas donde los maestros y alumnos entablan una relación inolvidable al más puro estilo de Al maestro con cariño (Clavell, 1967), Con ganas de triunfar (Menendez, 1988) o Mentes peligrosas (Smith, 1995), por citar algunos.

Un pequeño pueblo en Matamoros, Tamaulipas es donde tres jóvenes, Nico (Danilo Guardiola), Lupe (Mia Fernanda Solis) y Paloma (Jennifer Trejo) encontrarán una inspiración diferente al tomar clases con su nuevo maestro, Juárez (Eugenio Derbez), un tipo interesado no en seguir los planes de estudio establecidos sino en alimentar la curiosidad y crear un verdadero interés por aprender, avivando sus mentes y cambiando el panorama entero de la Primaria José Urbina López.

La cinta plantea, sin necesidad de acusar directamente a nadie, esos dilemas que existen y persisten en los modelos educativos actualmente, todo a través de la mirada de esos niños que tienen todo en contra para salir adelante, pero que a través de las enseñanzas y el estilo del “profe” Juárez, los hace soñar con algo más en sus vidas. Todo esto se respalda con un gran trabajo actual por parte de Danilo, Jennifer y Mia, mostrando ese espectro de sus orígenes, sus problemáticas y limitantes que serán poco a poco superadas.

Danilo representa la parte más dura de la juventud actual, aquella que en Nico representa a todos los que, por su entorno social o cuestiones económicas, se ven involucrados en el mundo del crimen y la violencia. Inspirándose en historias y testimonios de chicos que han pasado por ello, Nico se convierte en uno de los soñadores más queridos del filme donde el peligro constante lo rodea. Por otro lado, está Lupe, interpretada por Mia Fernanda, una pequeña que se ve orillada a ejercer de madre sustituta para sus pequeños hermanos, limitando sus posibilidades de estudio y crecimiento pero demostrando un instinto nato por cuestionar cosas a partir de la filosofía que ofrece resultados dignos de reflexión.

Pero es Paloma, a quien da vida Jennifer Trejo, la gran guía de este relato, siendo el único personaje real junto al docente Sergio Juárez representado tal cual en el filme. Es su carisma, su ángel y ese arco que la lleva de sus orígenes más humildes viviendo y ayudando a su padre pepenando en el gran basurero del pueblo, hasta mostrar esa gran inteligencia y corazón que la han llevado a tener una historia de éxito en Estados Unidos, la que se fusiona de buena forma con los demás y funciona como la gran contraparte de lo que su maestro busca constantemente: motivar a sus alumnos a salir adelante.

Aunque no es la primera vez que hace algo dramático, Eugenio Derbez parece haber aprendido de sus tiempos en Hollywood. Es notable su evolución en el manejo de las emociones sin dejar de lado su vena cómica, ejecutando un papel que mezcla ambas facetas al estilo de Jim Carrey en The Truman Show: Historia de una vida (Weir, 1998). Pareciese ser que el histrión se aparta de la constante mira protagónica que exageró en No se aceptan devoluciones (Derbez, 2013) para compartir balanceadamente el brillo con los pequeños actores, algo de lo que ya daba vistazos en la ganadora del Oscar, Coda: Señales del corazón (Heder, 2021).

Además de este gran ensamble, el guión maneja interesantes puntos de vista acerca de la educación no sólo en México sino en Latinoamérica y el mundo, mostrando que las pruebas y los métodos de nada sirven si no se tiene pasión por ellos. Ni que decir de los alumnos, que claramente pierden el entusiasmo de asistir a un aula debido a la falta de motivación en las aulas que meramente ejercen roles de poder sin profundizar en la preparación de estos jóvenes cuyo futuro es fundamental.

De alguna manera, Zalla capta ese mensaje con un adecuado espíritu que también resuena en los adultos, dejando en claro que más allá de las adversidades lo que importa son las elecciones que tomamos en la vida y el rumbo que se marca a partir de ello. Y qué mejor que esas primeras decisiones sean creadas en una clase, un lugar que puede marcar la diferencia entre un sueño cumplido o una fatal y cruda realidad. Si bien no siempre se puede salir ganando, esa lucha por crear esas mentes pensantes que pudieran ser brillantes para alejarlos de los problemas sociales de los que, normalmente, son daños colaterales.

Radical propone ese debate, una charla abierta acerca de la educación, su importancia y cómo esto puede mejorar la vida futura de los niños y el mundo mismo. Si bien lanza algunas pedradas contra el sistema corrupto o conformista que se da alrededor de la política con respecto a este tema y esa mala maña de algunos profesores que no ponen atención en la formación sino en los bonos o las bases, en sí la cinta es un relato de esperanza que nos muestra una historia real, recordándonos que a veces un solo hombre puede causar la diferencia que impacte a los demás.

Con una dirección adecuada que sabe perfectamente mostrar los panoramas áridos del norte del país y que, a partir de un diseño sonoro interesante donde se escuchan los balazos a distancia derivados de las batallas contra el marco, Zalla muestra la dolorosa realidad cercana a muchos pero la dota de esperanza gracias a la fuerza de este relato de niños que se sobreponen a todo reto sin necesidad de caer en una pornomiseria explotadora. Afortunadamente, Radical evita esos dilemas y entrega un poderoso relato emotivo donde la docencia se exhibe como la última y más importante trinchera para el futuro de nuestra sociedad.

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