Escenario

‘No te preocupes cariño’: Un buen intento de reinventar un thriller de ciencia ficción

CORTE Y QUEDA. El filme se va diluyendo hasta generar más dudas que una verdadera resolución, olvidando la premisa feminista del despertar de una mujer frente a un oscuro régimen patriarcal

cine

El filme debutó en la Mostra de Venecia.

El filme debutó en la Mostra de Venecia.

CORTESÍA WARNER BROS.

Bonita es la idea de vivir en una sociedad perfecta, tener a la esposa ideal, disfrutar del trabajo y sus oportunidades de crecimiento y todo acompañado de un hogar sofisticado que tiene todo lo necesario para sobrevivir. Una gran utopía con la que jugó Aldous Huxley en Un mundo feliz alguna vez, seguido del gran hermano de Orwell en 1984 o la sociedad de ensueño en Fahrenheit 451. Pero ¿cuál es el costo que se tiene que pagar ante ello?

Olivia Wilde retoma un poco de esas ideas para plasmarlas en su segundo largometraje como directora, No te preocupes cariño, donde la aparente relación y vida perfecta de Alice (Florence Pugh) con su esposo, Jack (Harry Styles) oculta un entramado plan que va en contra del libre pensamiento, que contiene un constante y permanente manejo de la verdad auspiciado por un patriarca (Chris Pine) en el que, al final, la felicidad de este mundo es imposible de sostenerse.

Aunque esto podría sonar interesante, la verdad es que el guion de Katie Silberman, quien trabajara con Wilde en su ópera prima, La noche de las nerds (2019), toca tantas cosas que acaba por dejar más dudas que respuestas en medio de un mar de incongruencias, huecos argumentales y actos muy convenientes, que hacen que este relato carente de originalidad se vuelva uno más del montón.

El filme muestra a una sociedad perfecta que vive en la mentira.

El filme muestra a una sociedad perfecta que vive en la mentira.

CORTESÍA WARNER BROS.

Queda claro que, más allá de los referentes literarios, la cinta toma también mucho del planteamiento de The stepford wives (Forbes, 1975), mezclando terror y ciencia ficción en una visión idílica de los suburbios norteamericanos de la década de los 50 en el que una mujer se da cuenta que hay algo muy extraño detrás del comportamiento de todas las esposas en ese lugar. No te preocupes cariño toma este planteamiento tratando de llevarlo más allá, dándole un discurso interesante en esencia pero muy fallido en su ejecución.

El diseño de producción de este lugar de ensueño llamado Víctor destaca bastante, pues el suburbio es colorido, monótono y sigue una rutina bastante tediosa pero colorida a la que sus habitantes se someten, recordando aquella sociedad un tan idílica planteada por Burton en El joven manos de tijeras. Aquí también destaca la fotografía de Matthew Libatique (El Cisne Negro, Nace una estrella), que le da ese sentido puro, de perfección impoluta con sus colores cálidos y el exceso del blanco.

También está la partitura musical de John Powell, parte que resulta de suma importancia para la tensión dentro de esta distopía que busca crear la cinta y se complementa bien con los temas clásicos de la época que busca reproducir, donde se perciben artistas como Ray Charles, Dizzie Gillespie o el Ben y Goodman Trío. Son esos pequeños detalles que Wilde cuida lo que hacen que su universo funcione hasta cierto punto.

La fotografía corre a cargo de Matthew Libatique.

La fotografía corre a cargo de Matthew Libatique.

CORTESÍA WARNER BROS.

Pero realmente quien sostiene toda la cinta es Florence Pugh en el rol de Alice, mostrando las tremendas tablas que tiene en su oficio. Es su descenso a la locura convertido en un grito de liberación la mayor motivación para el espectador de seguir en este largo trayecto de dos horas que busca lanzar una crítica mordaz a la tiranía patriarcal disfrazada a través de una mirada placentera de una vida aparentemente perfecta porque, ¿qué podría ser más perfecto que el sometimiento de la mujer a la voluntad del hombre?

Mientras Pugh demuestra la calidad actoral que tiene y es capaz de sacar adelante toda la carga emocional de su personaje y la cinta misma, es el cantante Harry Styles quien se queda muy atrás en el rango en su rol de Jack. Si bien su personaje debe de ser bonito y hueco, no demuestra ninguna profundidad emocional al lado de su coprotagonista, siempre quedando opacado por ella en cada escena donde el conflicto debería estallar. Y no sólo eso, pues este esposo es tan carente de profundidad que al momento climático de las revelaciones, resulta patético.

No todos en el cast están mal, pues Chris Pine adopta en su rol secundario toda esa locura filosófica patriarcal que debe representar donde el control, el poder y la simetría de esta utopía convertida en distopía cae en los hombres, representando adecuadamente una versión de ficción del autor canadiense Jordan Peterson, un psicólogo que es considerado un líder por los ‘incels’ (célibes involuntarios). A diferencia de Styles, Chris si puede ponerse frente a Pugh en una de las escenas mejores logradas de la cinta, logrando una buena representación de este líder que va en contra del despertar de Alice.

Florence Pugh es la más destacada del reparto.

Florence Pugh es la más destacada del reparto.

CORTESÍA WARNER BROS.

Pero es justo en estos detalles donde reside el más grande problema de este filme. Si bien Wilde demuestra un avance en la técnica de dirección con secuencias interesantes y tomas con una sensibilidad efectiva, es la falta de sentido, las conveniencias aparentes, la falta de originalidad y la carencia de motivaciones coherentes o explicaciones contradictorias e inexistentes dentro del guion las que acaban por quitarle mucho del mérito a la cinta de la novel directora.

Esto aunado a un ritmo que de repente parece trabarse y entrar en un círculo vicioso que se vuelve tedioso. Es así que más allá de los escándalos fuera de la pantalla, No te preocupes cariño es un buen intento de reinventar un thriller de ciencia ficción con un discurso poderoso que se va diluyendo hasta generar más dudas que una verdadera resolución, olvidando la premisa feminista del despertar de una mujer frente a un oscuro régimen patriarcal que resultaba interesante, pero que se pierde en una laguna de inconsistencias que acaba por hacer de este filme algo meramente mediano.

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