Escenario

‘Temporada de campo’: De pasiones y carencias, retrato de la vida vaquera desde los ojos de un niño

La cineasta Isabel Vaca y el productor Arturo Mendicuti comparten con Crónica Escenario su experiencia en este conmovedor documental que abre conversación sobre la vida rural

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Crecer puede ser un proceso complicado, pero para Bryan, un niño de ocho años, es momento de aprovechar las vacaciones para dejar el agobio de la escuela a un lado y concentrarse en su verdadera pasión: el oficio del vaquero, trabajando con sus familiares al lado de los toros de lidia, en una ganadería de Lagos de Moreno, Jalisco.

Esa es la premisa del documental Temporada de campo, ópera prima de la joven realizadora Isabel Vaca, que acompañó con su cámara a Bryan en esta aventura del campo, el crecimiento, la responsabilidad temprana y la libertad. En Crónica Escenario tuvimos la oportunidad de charlar con ella además del productor, Arturo Mendicuti, acerca de este primer proyecto de Caribou Films.

Para Vaca, encontrar esta historia fue reencontrarse con algo que ella conocía de raíz. “Mi familia tenía un rancho de toros de lidia en Jalisco donde prácticamente crecí ahí de forma cercana a todo este mundo del campo. De ahí sale la conexión con la familia de Bryan, que ha trabajado en el rancho durante mucho tiempo”.

La cineasta Isabela Vaca. Foto:

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“El oficio de los vaqueros, de los animales e incluso la dinámica en el campo era algo que siempre llamó mucho mi atención, al grado de admirar y respetar ese trabajo. Pensé que la mejor forma de transmitir ese sentir era a través del cine y pues coincidió con que estudié eso, así que decidí contar su historia, aunque desconocía cómo hacerlo”, añadió acerca del origen del documental.

Fue gracias a un teaser con el que la directora ganó un fondo en el Festival de Tribeca que todo comenzó a fluir en todo sentido para la producción de este material. Arturo Mendicuti explicó cómo fue ese inicio del proceso al lado de Vaca. “Lo que intentamos hacer fue realmente ser muy fieles a la idea de Isabel y así poder crear ese retrato muy honesto de los personajes, especialmente de la familia de Bryan. Para generar eso, fue todo un dilema ya que implicaba tener la menor cantidad de personas involucradas en el proceso”.

Y es que el compromiso por parte de Vaca fue tal que se metió de lleno con tal de regalar al espectador esa mirada auténtica no sólo al crecer con Bryan sino al oficio que tanto respeta. “Me dio todo el tiempo del mundo, fue una experiencia de inmersión casi total a todo este mundo de los vaqueros. Me iba con ellos por varias semanas o meses para poder conocerlos más y crear ese vínculo y comprensión de su labor. Así pude entender mucho más de sus rutinas, lo qué platicaban, su forma de pensar. Irónicamente fue así que me familiaricé más con Bryan, mi protagonista”, afirmó la joven directora.

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Durante todo ese tiempo, Mendicuti destacó la amabilidad y buen ambiente que había entre el pequeño crew de la producción y la gente. “Fue algo increíble porque descubrí, por mi parte, que todos eran personas que estaban dispuestos a estar jugando con los niños, platicar con las personas que se involucraban directamente en el proyecto. Al final, resultó ser un proceso mucho más de amigos, pues creo que eso éramos todos, como una pequeña familia que creó lazos fuertes, ya sea los personajes como nosotros mismos. Además, creo que eso ayudó mucho a que el relato fluyera de mejor forma”.

Curiosamente entre Bryan e Isabel hubo un vínculo más especial. “Descubrí que ambos tenemos gustos muy similares por el campo, la diferencia es que él me parece un niño sensible y carismático. Al ir conociéndolo más, tomé la decisión de que quería contar este mundo a través de su historia y sus ojos”, compartió Isabel.

La conexión tan familiar de Vaca con este mundo chocaba constantemente con la de Arturo, un hombre citadino muy alejado de este panorama, situación que permitió cambiar su perspectiva acerca de la vida en el campo. “Desde mi punto de vista tenía muchísimos tabúes y estigmas sobre qué significa vivir en el campo. Francamente de inicio no entendía la importancia de lo que significa para el país todo esto, porque es una actividad enorme, muchísima gente vive de ciertas labores con las que nosotros, los que somos de la ciudad, nos beneficiamos, y los vemos hacia abajo por alguna extraña razón”, confesó Mendicuti.

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“La reflexión que tuve es que, definitivamente, todos ellos no están tan visibilizados, no suelen tener una voz que nos hable de sus problemas y realidades. Por alguna extraña razón, tenemos la torpe concepción de que vale menos el campo que la ciudad”, añadió.

Una de esas problemáticas es capturada de bella forma por la lente de Vaca y esa es la situación de la falta de educación y el abandono de los estudios de los jóvenes en el campo. “Es de lo más común que los niños dejen la escuela después de la primaria o secundaria, sobre todo en la familia de Bryan. Su abuelo no estudió, sus tíos se salieron de la misma. Me parece que eso va ligado a su forma de pensar, una que les hace creer que fuera del campo no existen muchas oportunidades para ellos. También existe ese temor a lo urbano, que la ciudad los devore y no haya forma de salir adelante. De ahí que se cuestionen cuál es el sentido o razón de estudiar se de todas formas terminarían trabajando en el campo”, afirmó la joven realizadora.

Hacer un documental así de íntimo también plantea retos interesantes donde la flexibilidad en la realización forma parte fundamental del plan. Al respecto, el productor explicó: “Hay que tener una mente muy abierta para este tipo de documental. Tenemos que aceptar y saber que un día se puede cancelar una actividad o el otro día pues tal vez el protagonista no estaba del mejor humor, entonces preferíamos dejarlo descansar. Debimos ir encontrando las mejores maneras de filmar planteándolas siempre desde la investigación de Isabel, y después por la misma necesidad que teníamos del formato documental”.

Si bien el proyecto ofrece una visión desde el punto de la niñez, lo interesante de Temporada de campo es cómo aborda los rezagos y carencias que los vaqueros enfrentan constantemente ante una sociedad desigual en desarrollo, economía y educación. Ante ello, Vaca expresó: “Me parece que el cine tiene como objetivo hacernos sentir más humanos al presentarnos y contagiarnos emociones de las que podemos llegar a empatizar; aquí a todas luces cumplimos con esta meta, pues nos expone temas de suma importancia en nuestra comunidad como: la migración, la madurez, la educación y la familia. Cada vez es más importante hablar abiertamente sobre ellos y así hacernos más conscientes de nuestra realidad, porque a veces parece eludirnos”.

Finalmente, Mendicuti agregó: “Este documental es necesario para nuestra sociedad para generar una discusión interesante sobre las diferentes formas de vida que ocurren en el país y los diferentes problemas que suceden en el campo. Hay que darnos cuenta de que estas diversas realidades siguen existiendo desde hace muchos años en nuestro país. Pero queremos hacer hincapié en el tema educativo porque pareciera que no está pensado para la gente que vive en el campo”, comentó.

“Hay que recordar que es desde la educación pública que podemos ayudar y formar mejor a los niños y lograr que se desarrollen en su medio. Hay que considerar verlo a partir de esta mirada infantil, pues es un enfoque diferente de lo que normalmente tenemos como adultos. Tenemos que aprender a escuchar y ver desde otros puntos para poder crecer y avanzar en esos temas. Aún recuerdo el momento en que conocí a los vaqueros, a Bryan y a toda la familia, pues me cambió la vida. Y es que, a diferencia de Isabel, no sabía qué significaba estar en el campo, vivir y trabajar ahí. Aprendí a ver con otros ojos esa relación con la naturaleza, por los animales, por su oficio”.