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Lula blanquea la autocracia venezolana con un espaldarazo a Maduro en Brasilia

El presidente de Brasil recibe al líder chavista sin ninguna referencia a las violaciones de derechos humanos denunciadas por la ONU

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Lula da Silva dio una calurosa bienvenida a Nicolás Maduro en Brasilia

Lula da Silva dio una calurosa bienvenida a Nicolás Maduro en Brasilia

EFE

El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, recibió este lunes con los brazos abiertos a su homólogo venezolano, Nicolás Maduro, a quien ratificó su condición de presidente legítimo, sin hacer ninguna referencia a las denuncias en su contra por crímenes de lesa humanidad o por las decenas de presos políticos, sino todo lo contrario, advirtiendo a sus “adversario” que acabarán pidiendo perdón.

En víspera de la cumbre de presidentes sudamericanos convocada por Lula para este martes, el líder izquierdista brasileño calificó de “momento histórico” el encuentro entre ambos en Brasilia, donde lo recibió con un primer regalo para los oídos del líder chavista, al señalar que “sobre Venezuela hay muchos prejuicios”.

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"Tendrán que pedir disculpas"

Lula ha atribuido la crisis político-económico-humanitaria de los últimos años en Venezuela a “una narrativa que decía que (el Gobierno de Maduro) era antidemocrático y autoritario” —como han denunciado reiteradamente los observadores de la ONU de derechos humanos— y animó a Maduro a que “construya su propia narrativa y (Venezuela) vuelva a ser un país soberano, donde solo su pueblo, a través de una votación libre, diga quién debe gobernar. Y entonces nuestros adversarios tendrán que pedir disculpas por el daño que han hecho”.

En respuesta y animado por la nula mención hacia el autoritarismo de su régimen, Maduro recalcó que su país fue “víctima de una campaña feroz” que incluye “900 sanciones lanzadas como misiles”.

Cuando el ultraderechista Jair Bolsonaro juró como presidente, el 1 de enero de 2019, una de las primeras medidas fue romper relaciones con el régimen chavista, prohibir la entrada de Maduro y reconocer a Juan Guaidó como interlocutor, siguiendo los pasos de Estados Unidos (entonces gobernado por Donald Trump), la Unión Europea y decenas de Gobiernos más. En cuanto se movió al otro extremo el péndulo de la política brasileña, Lula da Silva invitó a Maduro a su toma de posesión el pasado 1 de enero de 2023 (a la que no asistió) y retomando la relación bilateral con intercambio de embajadores.

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Fin del ostracismo de Maduro

La expectación por la presencia de Maduro en esta reunión de mandatarios es enorme porque hace años que no participa en un cónclave así. El pasado enero, el presidente de Venezuela canceló en el último minuto su asistencia a la cumbre en Buenos Aires de la Celac (la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños) por temor a las protestas con el argumento de que había “planes extravagantes diseñados por extremistas de la derecha” para atacarlo y hacer descarrilar el evento.

La cita en Brasilia, presentada como un retiro informal para que los mandatarios intercambien ideas sobre cómo integrar la región más allá de las divisiones ideológicas, supondrá también el fin del aislamiento diplomático de Maduro, sumido en el ostracismo durante la etapa (ya finiqutada) en la que Brasil y otros vecinos reconocían a Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela.

Maduro es el primero de los jefes de Estado en llegar a Brasilia para la cumbre. Aterrizó el domingo por la noche junto a su esposa, Cilia Flores, tras ocho años sin pisar Brasil. Pero su encuentro bilateral con Lula solo se ha confirmado con poco más de tres horas de antelación.

La Presidencia de Brasil ha informado en una nota de que el cara a cara entre Lula y Maduro “también será la ocasión para que los presidentes hablen sobre los procesos de diálogo interno en Venezuela, con miras a la realización de las elecciones de 2024″.

Boluarte no asistirá a la cumbre

Muchos años han transcurrido desde la última vez que los jefes de Estado de los 12 países del cono sur se reunieron.

Para el encuentro del martes no hay agenda definida. La única ausencia anunciada es la de la presidenta Dina Boluarte, que no puede abandonar Perú por razones constitucionales y enviará al primer ministro. Sin ella, será un retiro multicolor en lo ideológico pero netamente masculino.

Se espera que a lo largo del día vayan llegando a la capital brasileña Alberto Fernández (Argentina), Luis Arce (Bolivia), Gabriel Boric (Chile), Gustavo Petro (Colombia), Guillermo Lasso (Ecuador), Irfaan Ali (Guyana), Mario Abdo Benítez (Paraguay), Cha Santokhi (Surinam), Luis Lacalle Pou (Uruguay).

Tras unos años en que la polarización política y la crisis venezolana, con un éxodo migratorio sin precedente en la historia de la región y el reconocimiento de un presidente interino, generaron enormes recelos y divisiones profundas en América del Sur, Lula busca desideologizar Sudamérica.

Por eso, quiere que los mandatarios sudamericanos dialoguen en Brasilia y piensen en términos de Estado, no de Gobiernos, para que las relaciones entre los vecinos no queden a merced de resultados electorales, un objetivo tan ambicioso como sin garantías de que llegue a buen puerto.