
A sus 17 años, Andrea Menchaca Lagunas comenzó a experimentar molestias en su ojo derecho, mas no le dio importancia; “primero veía unas smanchitas blancas, pero pensaba que quizá traía una lagaña en el ojo, después empecé a sentir un dolor muy intenso en el interior del ojo, como si me estuvieran encajando una aguja” y, finalmente, su ojo se veía completamente rojo.
Una visita tardía al especialista, así como un primer mal diagnóstico de su padecimiento, la hicieron perder tiempo valioso y, como consecuencia, la pérdida de visión del ojo derecho. Hoy, a 20 años de aquella dolorosa experiencia, Andrea sigue luchando por conservar algo de vista en ese ojo, mediante un tratamiento que le impidió procrear familia, platica en entrevista con Crónica.
La uveítis es la inflamación de la capa media del ojo, la cual está situada por fuera en la esclerótica y por dentro en la retina; así, también afecta el iris, el cuerpo ciliar, la coroides y a veces también la retina. Virus como los del VIH, herpes y sífilis pueden perjudicar al ojo.
“Al principio en el ojo derecho veía como manchitas blancas, pero la verdad no lo tomé mucho en cuenta y es que uno no tiene la conciencia del cuidado necesario; por ejemplo, nunca me tapé un ojo para averiguar qué tanto alcanzaba a ver con el otro. Llegó un día en que el ojo derecho parecía estar lleno de sangre y para entonces, ya había dejado pasar alrededor de seis meses”.
En el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) transcurrió mucho tiempo antes de que le diagnosticaran uveítis, y otro lapso similar para recibir el tratamiento correcto; “el tratamiento que me comenzaron a dar no fue el adecuado, no sé qué pasó, y perdí la vista del ojo derecho tres años después de haber comenzado a sentir molestias”.
“Cuando me dijeron que era uveítis, yo no tenía idea de qué me estaban hablando; además hace 20 años sólo se presentaba en adultos mayores y yo apenas tenía diecisiete”.
Poco tiempo después le informaban que ya crecía el mismo problema en el ojo izquierdo, por lo que, sin perder tiempo, acudió al Hospital de la Ceguera en México e inició el tratamiento adecuado ”y hasta el día de hoy sigo viendo con mi ojo izquierdo”.
.“Debo comentar que hay momentos en que la uveítis se activa, porque ahorita puedo estar viendo muy bien, pero quizá saliendo de aquí puede que ya no logre ver el rostro de una persona que esté a mi lado… es como traicionera esta enfermedad, porque de un momento a otro puedo dejar de distinguir las cosas, ya no las alcanzo a ver; se activa la uveítis a pesar de que tengo tratamiento, y eso me obliga a andar siempre acompañada cuando salgo a la calle”. La pérdida de visión en un ojo no fue impedimento para el amor: hoy Andrea lleva 10 años casada con Omar Emmanuel, aunque no pudieron procrear hijos, debido a que el tratamiento que lleva incluye esteroides y habría tenido que dejar de tomar el medicamento para desintoxicar su cuerpo y poder concebir.
El problema es que no se puede dejar el medicamento, pues si se deja se activa la uveítis, aunado al hecho de que además, padece glaucoma: “tengo dos enfermedades en el ojo y la verdad es que tuve que sacrificar una cosa por la otra”.
Por separado, la doctora Luz Elena Concha del Río, jefa de la Clínica de Enfermedades Inflamatorias Oculares, de la Asociación para Evitar la Ceguera en México, refirió que la uveítis es la inflamación de la parte interna del ojo, la cual puede afectar desde la retina hasta la parte interna del ojo, y tiene varias causas, infecciosas y no infecciosas.
Entre las primeras destacan enfermedades autoinmunes, aquellas que atienden sobre todo los reumatólogos. Las enfermedades autoinmunes sólo del ojo provocan en el paciente dolor, ojo rojo, mala visión o mala calidad de la visión.
El tratamiento, indica la doctora, es con gotas, sobre todo al inicio; en algunas ocasiones pastillas o inyecciones de esteroides inmunomoduladores, agentes biológicos; es decir, todo un “armamento, digamos de batalla para poder controlar la uveítis y evitar a la larga las complicaciones que pudieran ocurrir al paciente; además de perder la vista, presentar cataratas, glaucoma u otras manifestaciones en la córnea.
HERPES, VIH, SÍFILIS,
REPERCUTEN
EN EL OJO
Advirtió que una infección en cualquier parte del cuerpo puede repercutir en los ojos, Amuchas veces el paciente empieza sólo con manifestaciones en el ojo y de ahí surgen otras complicaciones. Ahora, con la epidemia del VIH, los pacientes muchas veces llegan porque están viendo mal y presentan un cuadro muy típico; de ahí se diagnostica VIH o coinfección con sífilis (también tenemos un grupo muy importante de pacientes) u otras enfermedades menos severas y más frecuentes como es el herpes, esta última a nivel ocular es la causa principal de ceguera infecciosa.
El ojo, señaló, al ser parte del cerebro, posee barreras naturales para que no entren infecciones, pero causas como alguna inflamación de mucho tiempo sí provoca que entre la infección.
Mencionó que en los niños también se presenta la uveítis infecciosa o de enfermedades autoinmunes, pero por ser pequeños no definen de manera puntual qué es ver bien, y difícilmente lo reportan a los papás; de ahí que niños y adultos deben ir al oftalmólogo a revisión al menos cada seis meses y, si están bien, una vez al año.
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