
En lo que va del año 2017 se han registrado once incendios en distintos puntos de la en la Ciudad de México, de los que la mayoría fueron causados por el ser humano, señaló Arturo Cruz Reyes, jefe del Departamento de Protección de la Gerencia de la Ciudad de México, de la Comisión Nacional Forestal (Conafor).
En entrevista, durante un recorrido por el cerro del Ajusco, Cruz Reyes dijo que aunque oficialmente la temporada de incendios forestales inicia el próximo 16 de enero y concluye el 15 de julio, debido al cambio climático se han registrado algunos siniestros fuera de temporada.
“Por los cambios climáticos, todo lo que estamos sufriendo con el calentamiento global, en la Ciudad de México hace aproximadamente siete u ocho años que los incendios se empiezan desde terminando las lluvias, estamos hablando de octubre, noviembre, diciembre, y en enero ya estamos nosotros combatiendo incendios.
“Desde el primero de enero hasta el día de ayer (11 de enero) hemos registrado once incendios con 4.75 hectáreas afectadas. Los once han sido en las delegaciones Milpa Alta, Tlalpan y Xochimilco”, expresó Cruz Reyes.
Aunque la superficie afectada es baja, abundó el brigadista, en cuanto a incendios forestales la Ciudad de México ya tiene al momento el primer lugar a nivel nacional.
Cuestionado sobre qué ha causado estos incendios, el funcionario dijo que “según nuestros registros son intencionales, es decir, causados por la mano del hombre”
De ahí que se realiza el trazado de la llamada “línea negra”, que es una quema de pastizales controlada que evita que, en caso de incendio, se extienda ampliamente el fuego.
Refirió que en el Ajusco, desde hace unos tres años se hace y conserva la línea negra en las zonas alta, media y baja del cerro del Ajusco, uno de los más emblemático de la CDMX.
Mencionó que los incendios más severos que han enfrentado las zonas forestales de la Ciudad ocurrieron en los años 1998, 2011 y 2013.
De acuerdo con la Comisión Nacional Forestal, en 2016 hubo 966 incendios forestales en la Ciudad de México, los cuales no afectaron el arbolado adulto, ya que el daño se concentró en áreas de pastizales, hojarasca y arbustos.
Los incendios afectaron mil 574.087 hectáreas, 3.31 por ciento del total de la superficie forestal de la Ciudad de México, que es de 47 mil 422.2 hectáreas.
De la superficie afectada por incendios, mil 408.877 hectáreas correspondieron a pastizales; 89.210 a arbustos; 53.30 a hojarasca, y 22.700 hectáreas a vegetación joven establecida en reforestaciones.
La demarcación que tuvo mayor número de incendios forestales fue Tlalpan, con 386 incidentes, seguida de Xochimilco con 129; Gustavo A. Madero con 46; Magdalena Contreras tuvo 43; Milpa Alta 32; Iztapalapa 18 y Álvaro Obregón tres incendios.
“Me gusta mi trabajo, me gusta conservar los bosques. Todos los que nos dedicamos a esto estamos en peligro; a veces cambia el aire y todos tenemos que correr para que no nos llegue el fuego. Pero siempre se controla el incendio”, refiere José Lucio.
Algunos comuneros que habitan la zona forestal de la CDMX apoyan en la realización de brechas cortafuego y por trabajar de ocho de la mañana a dos de la tarde ganan unos 900 pesos a la semana.
Cada línea negra que se realiza, y que en el caso del Ajusco abarca unas cuatro hectáreas, cuesta 25 mil pesos por hectárea y en su realización participan unas 40 personas.
La Reserva de la Biosfera Montes Azules, una de las Áreas Naturales Protegidas más ricas en biodiversidad y que forma parte de la Selva Lacandona, cumplió 39 años de convertirse en región sujeta a protección.
La región logró sobrevivir a los procesos de deforestación acelerados que vivió el país en la segunda mitad del siglo XX.
La Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas, en coordinación con sectores academicos, lleva a cabo acciones comunitarias enfocadas a la conservación de la biodiversidad, las especies en riesgo y el fomento al ecoturismo.
Con recursos del Programa de Conservación de Especies en Riesgo, existen estrategias comunitarias para la conservación de la guacamaya roja y el pecarí de labios blancos en la rivera del Río Lacantún y el Alto Usumacinta.
Se construyeron y rehabilitaron brechas corta fuego en prevención de algún siniestro que pueda poner en riego la cobertura forestal en el área.
El 5 de diciembre el presidente Enrique Peña Nieto firmó el decreto mediante el cual se establece como zona de salvaguarda a la Región Selva Lacandona. (
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