Opinión

Analizar y avanzar

A menudo la memoria económica es corta, y quizá por ello las crisis y las burbujas financieras tienden a ser tan recurrentes. No es fácil prever los factores que pueden conducir a éstas; si lo fuera, no ocurrirían. Con todo, una noción equivocada se repite vez tras vez: la sensación de que, por una u otra razón, las viejas reglas de las economías y los mercados financieros ya no son aplicables. A veces, en efecto, las reglas cambian, pero generalmente esto no sucede. Como observo el reconocido investigador y hombre de negocios sir John Templeton,“Las cuatro palabras más peligrosas en el ámbito de la inversión son: ‘Esta vez es diferente’.” Pues bien, esta vez no fue diferente, el riesgo no se manejó tan bien como la gente pensaba, de hecho, sólo se había intensificado, tanto por los enormes desequilibrios que se habían presentado en la economía global en las últimas décadas, como por el mar de cambio que arrasó las instituciones financieras, y justo como en el pasado, la crisis financiera está teniendo un impacto desmedido en la economía real, que es el mundo donde la mayoría de nosotros nos ganamos la vida. Lo que sí resultó diferente fue la magnitud de la crisis y cuán sincronizada estuvo, no se trató de un simple acontecimiento regional, como la recesión financiera de Asia de finales de la década de 1990, sino de una crisis global, por lo menos al principio. Los números hablan por sí solos. Según cálculos del Banco Mundial, la economía global total se contraerá en más del 5.2%, una caída sin precedentes. Como antecedente, en los países miembros de la OCDE hubo una contracción económica de 4.7% entre el primer trimestre de 2008 y el segundo trimestre de2009, otra señal de la gravedad de la crisis fue la disminución del comercio mundial.

Especial

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De acuerdo con la Organización Mundial del Comercio (OMC), el volumen del comercio de bienes y servicios en el orbe bajó 12% en 2009. El desempleo se disparó, alcanzando un récord en la posguerra de 8.7% en los países de la OCDE; en otras palabras, 17 millones de personas perdieron su empleo hacia principios de 2010, en comparación con la cifra de dos años atrás. En particular, la situación se agravó, y aún es grave, para los jóvenes (de 15 a 24 años de edad), en la zona de la OCDE, la tasa de empleo para ellos bajó más de 8 puntos porcentuales. En países como Francia e Italia, casi uno de cuatro jóvenes está desempleado, mientras que en España son más de dos de cinco.

La generación de empleos suele quedarse a la zaga durante la recuperación, de modo que, aun cuando las economías repunten con fuerza, las altas tasas de desempleo tardarán en desaparecer. Otra consecuencia de la recesión es la deuda, los gobiernos requerirán de grandes préstamos durante esta crisis COVID-19 para mantener a flote las instituciones financieras y estimular la actividad económica. De acuerdo a que, en 2019 en general la deuda de los gobiernos en los países dela OCDE fue equivalente a cerca de 100% del PIB; es decir, el valor de su producción total de bienes y servicios, esa acción fue necesaria, pero transfirió la crisis financiera del sector privado al público. En la fase inicial de la crisis, las instituciones financieras estaban “apalancadas en exceso”; en efecto, no podían saldar sus deudas. Su rescate, y más ampliamente el de la economía, hizo que el problema pasara a los gobiernos, cuyos niveles de deuda se elevaron, esto ya ha planteado grandes desafíos para países como Grecia y España, y ha ejercido presión sobre el euro. En los años por venir, la necesidad de reducir esos préstamos confrontará seguramente a las sociedades de los países de la OCDE con ciertas elecciones difíciles acerca de cómo equilibrar de la mejor manera los ingresos fiscales y los gastos, y a dónde dirigir mejor los recursos a fin de generar prosperidad en el largo plazo. Uno de los mayores retos de la crisis es intentar predecir hacia dónde podría dirigirse la economía global, así como el rápido y repentino comienzo de la crisis tomó desprevenidas a muchas personas, el rumbo que luego siguieron la recesión y la recuperación ha arrojado más sorpresas que nada. Tal vez las predicciones del colapso económico ante la intensidad de la crisis hayan sido exageradas, pero tampoco parecen haber sido muy acertados los pronósticos de una rápida recuperación. Debemos seguir en la búsqueda de soluciones en medio de esta crisis, que seguro pasará, Khalil Gibran decía que por muy larga que sea la tormenta, el sol vuelve a brillar entre las nubes.