Opinión

La complejidad en el estudio de la medicina

Con febrero terminan los años lectivos de las residencias médicas. Muchos culminan una residencia para seguir con otra y otros, por fin terminan la última. La carrera de médico se ha complicado mucho, por la variedad de posibilidades y el tiempo que lleva realizarlas. El estudiante promedio al ingresar no tiene la menor idea del abanico al que se va a enfrentar.

En los dos años iniciales de la carrera se llevan materias de aspectos básicos sobre como es el funcionamiento del cuerpo, desde anatomía, hasta conocimientos profundamente moleculares, que son necesarios para después entender cómo nos enfermamos y cómo, por qué y para qué sirven los diversos medicamentos o las técnicas quirúrgicas. Algunos alumnos, aun inmaduros, sienten este período como si siguieran en la preparatoria y no les confieren la importancia necesaria a estas materias, sin las cuales, el resto de la carrera será imposible de entender y son los que ya graduados, no integran enfermedades. Solo recetan por síntomas.

Luego vienen dos o tres años de materias clínicas, en donde el alumno conoce el enorme abanico de especialidades que existen, muchas de las cuales eran desconocidas para ellos. En el transcurrir de la carrera, los alumnos se dan cuenta de que la medicina no termina en la práctica clínica. Existe la investigación científica, con un enorme abanico de posibilidades, que van desde procesos básicos de enfermedad, hasta proyectos de investigación en salud pública, que permiten conocer el comportamiento de las enfermedades en la población, pasando por la investigación clínica propiamente en enfermos. Además de eso, también existen las disciplinas que tienen que ver con la administración hospitalaria, el control de calidad y la generación de políticas de salud.

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Al terminar los años de clases universitarias llega el año del internado rotatorio de pregrado en el que el alumno se involucra y participa en las actividades asistenciales en un hospital, en las cuales tiene contacto intenso con enfermos y enfermedades, así como con procedimientos médicos diversos. Después de esto viene un año de servicio social.

La disyuntiva al terminar la carrera será inclinarse por hacer una especialidad o un posgrado en investigación. Son muy diferentes. Las especialidades sirven para aprender el manejo de cierto grupo de enfermedades (v.gr. cardiacas, renales, cerebrales), pero no son útiles para aprender a hacer investigación. Los posgrados en investigación sirven para aprender el proceso de la investigación científica en un área en particular, pero no son útiles para aprender a curar enfermos. Cualquiera de estas opciones significa entre 4 a 10 años de estudios de posgrado. Mientras más años, mayor será el grado de especialidad.

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Quien opta solo por especialidades o solo por la investigación desde el principio, terminará y podrá empezar una carrera independiente por ahí de los 30-32 años. Quienes optan por la especialidad y después quieren hacer el posgrado en investigación (o viceversa), el momento para empezar su carrera independiente les llega alrededor de los 35-37 años.

La complejidad va en aumento y algún día va a ser insostenible. No me extrañaría que con el tiempo suceda, con varias especialidades, lo que ocurrió inicialmente con la odontología. Una rama de la medicina que desde el principio se constituyó como licenciatura. Quizá en un futuro algunas especialidades médicas se conviertan en licenciaturas.

Dr. Gerardo Gamba

Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán e

Instituto de Investigaciones Biomédicas, UNAM