Pasando las 21 horas, tras un elegante retraso de algunos minutos, y ante un público enardecido por la previa presentación del quinteto de Monterrey, Stay Design, que fungió como banda invitada y telonera que sonaba brutal desde que te acercabas al recinto, salió al escenario la banda angelina Megadeth, cobijados por una manta monumental con el nombre de la banda en lo alto y al centro el imponente Vic Rattlehead, el cadáver viviente mascota de la banda creada por el propio Dave Mustaine.

“México city” se escuchó una voz gutural entre las penumbras, seguida inmediatamente de riff de guitarra que elevó la adrenalina inmediatamente en los más de 20 mil asistentes, porque también contamos a los vendedores, personal de seguridad y staff de la Arena que su sonrisas se hicieron evidentes y sus corazones se agolparon contra el costillar.

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Inmediatamente rugió en la oscuridad “The Sick, the Dying… and the Dead!” sencillo que da nombre a su más reciente material discográfico, oscuridad que pasó de lado en los primeros minutos para incendiar el escenario con un juego de luces que estaría presente toda la presentación.

Continuaron con piezas como “Dread and the Fugitive Mind”, “Skin o' My Teeth” o “Hangar 18” mientras las melenas y calvas se movían al ritmo de cada tema, así como el monocromático color negro prevalecía en todo asistente salvo los comerciantes de bebidas espirituosas que sobresalen por sus uniformes fluorescentes, cosa que facilitaba su ubicación.

Dave Mustaine, líder del conjunto norteamericano desde sus inicios, junto a el bajista James LoMenzo que regresó a la banda, Dirk Verbeuren en la batería desde 2016 y el finlandés Teemu Mäntysaari, nuevo guitarrista del grupo y reciente incorporación a la banda, luego de la baja temporal del guitarrista Kiko Loureiro, simplemente se lucieron.

“Angry Again”, “She-Wolf” y “Sweating Bullets” continuaron el vertiginoso concierto que también reunió a un variopinto grupo de fanáticos desde los más metaleros con los rostros pintados hasta pequeños que no sabían a ciencia cierta qué estaba pasando pero que no podían borrar la sonrisa de sus rostros meneándose al ritmo de Megadeth.

Los rizos rubios de Mustaine cubrían el rostro del líder de la banda, los cuales resaltan entre las cabelleras lacias del resto de integrantes, pero igualmente se movían al interpretar “This Was My Life”, “Trust”, “Tornado of Souls” y “A tout le monde”, una de las baladas metaleras mas apreciadas y que en algún momento de la historia fuera censurada por malinterpretar el sentido de la rola.

“Se trataba básicamente de un sueño que tuve en el que mi madre moría repentinamente -fue muy impactante- y en mi sueño mi madre podía volver a la Tierra y decir una sola cosa. Y esa única cosa era: 'Te quiero'. Y pensé que sería genial si pudiera ir al cielo y decir, aunque tan sólo fuera una cosa, algo a la gente que quiero. No me gustaría decir algo del estilo de : 'No toques eso' - ya sabes, algo estúpido. Preferiría que fuera algo significativo”, dijo Mustaine a un medio especializado.

Luego de que Mustaine asegurara que el público “cantaba muy bien” presento una de las más reciente rolas “We'll Be Back” además de preparar el final de una noche soberbia que comenzaría con uno de los mas grandes éxitos de Megadeth “Symphony of Destruction” en una atmósfera de gritos de “Megadeth, Megadeth” y alguno que otro gritando cuanto los amaba.

“Mechanix”, “Peace Sells” y el encore “Holy Wars... The Punishment Due” que brillo además con la presentación de los integrantes de la banda, terminaron la noche, curiosamente y como ya es recurrente en los conciertos de Megadeth al comenzar a vaciar la venue sonaba en el audio “My Way” en la extraordinaria versión de Sid Vicious.

“So loud, so fantastic!, un concierto redondo y macizo”, alguien dijo a mis espaldas, y es verdad aunque fue rápido y contundente Dave Mustaine y compañía sabían a lo que venían... a demoler la Arena de la Ciudad de México y con ese historial sismológico que tiene la capital es un milagro que el recinto aguantara.

crónica Escenario

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